Sálvame ha empezado una nueva semana igual que despidió la anterior: haciendo humor sobre su final el próximo 23 de junio. El programa producido por La Fábrica de la Tele ha continuado en la línea de los días posteriores de oficializarse su cancelación, cuando llevó desde un asesor laboral para que los colaboradores actualizaran sus currículums hasta a unas santeras que limpiaran las malas vibraciones del plató.

Este lunes, el magacín de Telecinco ha actuado como agencia de recolocación bajo el título Sálvame del paro. "Es hora de abrir nuevos horizontes profesionales. De momento, y según vuestras aptitudes, solo hemos encontrado trabajo para uno de vosotros. Esta misma tarde, esta persona tendrá la oportunidad de demostrar que es capaz de trabajar en otro puesto ajeno completamente al de colaborador", decía una voz en off mientras Belén Esteban, Lydia Lozano o Kiko Matamoros escuchan desde el centro del estudio.

Ha sido a media tarde, cuando el programa ha desvelado que la elegida para hacer su período de prueba había sido Carmen Borrego. Acompañada por el reportero Omar Suárez, la hija pequeña de María Teresa Campos se ha subido a un coche sin saber a dónde se dirigía. Tan solo, las pistas que le había dado Adela González le podía hacer intuir cuál iba a ser su trabajo. "¿Tú sabes los edificios altos que no tienen andamios y que te tienes que colgar para limpiar los cristales?".

[La condición que ha puesto Jesulín para aceptar la llamada de Bertín (y que ha enfadado a Belén Esteban)]

Por fortuna para la integridad física de Borrego, Sálvame le ha encontrado sitio en la peluquería de Manuel Zamorano. "¡Adiós! Yo no me corto el pelo, ni me lo tiño...¡No me hago nada, eh!", ha exclamado ella cuando ha descubierto dónde estaba. "Nosotros estamos buscando a una persona. Empezarás desde cero: vas a coger el teléfono, a lavar, a dar algún color... ¿Tú estás preparada?", le preguntaba el estilista.

"Sabes que hoy es fiesta en Madrid, así que te he traído clientas para que tú puedas practicar con ellas", ha proseguido él, mientras que Borrego insistía en que lo mejor sería que fuera telefonista. "Una peluquería no es ser recepcionista. Es lavar, peinar, barrer, peinar... Nosotros hacemos de todo". Ya convencida, Carmen Borrego se ha puesto a lavar la cabeza de una señora como buena profesional.