Kiko Hernández deberá abonar 30.000 euros a Julia Janeiro.

Kiko Hernández deberá abonar 30.000 euros a Julia Janeiro.

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Telecinco y Kiko Hernández, condenados a pagar 220.000 euros a Juls Janeiro por intromisión al honor

La cadena tendrá que indemnizar a la hija de Jesús Janeiro y María José Campanario, ya que no se la puede considerar personaje público.

20 enero, 2023 18:22

Mediaset y Kiko Hernández han sido condenados a pagar 220.000 euros a Julia Janeiro, hija de Jesulín de Ubrique y María José Campanario, por intromisión ilegítima en su honor por parte del colaborador y de los programas Sálvame y Socialité, que hicieron un exhaustivo seguimiento a la joven después de que cumpliera 18 años.

Los programas de Telecinco calificaron como "momento histórico" la mayoría de edad de Juls, quien nunca ha aparecido en los medios. Ambos formatos de La Fábrica de la Tele no dudaron en despixelar a la joven y seguirla a todas partes, dando todo tipo de detalles sobre su vida y publicando fotografías obtenidas de sus redes sociales.

Por este motivo, el Juzgado de Instrucción número 2 de Arcos de la Frontera (Cádiz) ha condenado a la cadena a indemnizar a la influencer, según ha adelantado El Confidencial.

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Según el citado medio, el fallo concluye que la cadena de Fuencarral incurrió en un "delito de intromisión ilegítima en el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y a la propia imagen" de la hija del torero, por lo que se condena a la compañía a pagarle 190.000 euros

Por otra parte, Kiko Hernández deberá abonar 30.000 euros a Juls por las declaraciones que vertió contra ella en Sálvame.

Esta condena se suma a la larga lista que ha recibido el programa vespertino de Telecinco a lo largo de su historia. De hecho, el espacio ya tuvo que pagar 180.000 euros a Jesulín y la Campanario por el mismo delito cometido ahora contra su hija.

En el caso de Julia Janeiro, el principal argumento de la cadena para justificar el seguimiento a la joven era su condición de influencer, ya que cuenta con miles de seguidores en sus redes sociales, donde se puede acceder abiertamente a su contenido y obtiene ingresos promocionando marcas. Sin embargo, esta sentencia separa la condición de influencer y la de personaje público y sienta las bases para que otras personas en la misma situación puedan reclamar su derecho a la intimidad.