Pedro Sánchez, entrevistado en directo en La Sexta.

Pedro Sánchez, entrevistado en directo en La Sexta. E.E.

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Sánchez entrevista a Sánchez

Anoche a Pedro Sánchez lo entrevistó en directo Antonio Ferreras, pero porque algún asesor le disuadió de dar una homilía a lo “Aló, Presidente” o, en su defecto, preguntarse él mismo y contestarse. Pero, para el caso, fue lo mismo.

15 marzo, 2022 02:13

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La entrevista de anoche a Sánchez se la hizo Ferreras porque no quedaba bien que el presidente se preguntara y se respondiera él mismo, pero no hubo preguntas incómodas, ni sorprendentes, ni levemente incisivas, ni nada para lo que el presidente del gobierno no tuviese elaborada una respuesta que le dejase bien con el gesto apropiado ensayado.

Tras un “presidente, buenas noches”, Ferreras va al grano. Al grano de lo que le interesa al invitado: ¿Hay riesgo de Tercera Guerra Mundial?. El Presidente, cariacontecido, no esquiva la pregunta. Porque le viene muy bien para decir por primera vez, pero vendrán muchas más, que “es muy importante medir las palabras”, ya que “después de una escalada verbal bélica puede venir algo absolutamente irreversible, que es lo que debemos evitar”.

No es baladí que hasta en cinco ocasiones repita lo importante que es “medir las palabras”. Deberíamos tomarlo como un aviso en boca de alguien que en plena pandemia, y aprovechando el Real Decreto por el que se declaraba el estado de alarma, introdujo una orden ministerial por la que se autorizaba a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a vigilar y monitorizar redes sociales y webs e instar a tomar medidas al respecto para “prevenir y minimizar los efectos de la desinformación”. Yo dejo aquí por escrito mi resquemor, a día de hoy y para que conste, y ya lo hablamos si fuera necesario en un tiempito.

Unidad y solidaridad europeas

Otras de las palabras más repetidas han sido “unidad” y "solidaridad". Y “Putin”, claro. Que tiene la culpa, si se descuida, hasta de lo del pangolín. En opinión de Sánchez, lo estamos haciendo, Europa lo está haciendo, muy bien ante esta ofensiva armada. En realidad utiliza el plural mayestático por generosidad. Y porque queda feo decir de uno mismo que lo está haciendo fetén. Pero él lo sabe.

Dice que lo mejor que se puede hacer es “actuar como estamos actuando: unidos. Primero, en la condena. En segundo lugar, en la solidaridad para con el pueblo ucraniano. Y en tercer lugar, en la contundencia. Con unas sanciones que están haciendo daño a Putin, a la oligarquía y, lógicamente, también a la economía rusa”. Sánchez está satisfecho. Y ha practicado la carita compungida. Pero a veces le cuesta recitar de memoria la respuesta preparada para la pregunta que no se esperaba (ejem) y mantener el rictus contrito al mismo tiempo. Entonces mueve la manita, desvía la mirada y se recompone. Qué método actoral el suyo, podría ser profesor a tiempo parcial en la escuela de Cristina Rota. Por lo menos.

Dos preguntas levemente incómodas

Dos serán las veces en las que se escaqueará de la pregunta. No me atrevería a afirmar que Ferreras haya tenido la iniciativa de ser un poquito incisivo precisamente con Sánchez, pero oye, cosas más raras se han visto. Otorguémosle el beneficio de la duda y recordemos aquello del reloj estropeado que acierta y tal. La primera será cuando le pregunte por el envío de armas a la resistencia.

“¿Por qué cambió de opinión? Cambió de opinión en horas…”, le dice Ferreras. “Sí… eh… yo creo que…”, farfulla el presidente, “hasta Suiza ha cambiado su posición de neutralidad desde hace décadas para, efectivamente, infligir sanciones económicas a Rusia”. Una respuesta ante la que Ferreras bien podría haberle respondido “¿Y si Suiza se tira por un puente tú también te tiras?”. Eso si Ferreras fuese la madre de Sánchez, pero siendo un periodista bien podría haber insistido en su pregunta hasta conseguir una respuesta en lugar de un “pues los otros también” infantiloide que le ha servido para no contestar.

La segunda vez que no responda será al ser cuestionado por una rebaja en el precio de los combustibles. Sánchez, tras balbucear de manera patente, responderá que “va a ser una de las… va a haber rebajas fiscales”. Casi se le escapa que sí, pero se ha dado cuenta (¿le habrá hecho alguien un gesto desde fuera de plano moviendo la mano derecha de un lado a otro de su propio cuello?) y ha contestado con ese ambiguo y general “va a haber rebajas fiscales” sin especificar ni contestar con un sí ni con un no.

Podemos y las armas

Menos mal que le ha puesto a huevo atizarles a los de Podemos a cuenta de sus críticas, precisamente, al envío de armas a la resistencia ucraniana. Después de que presumiera de tener el apoyo mayoritario de la sociedad española, Ferreras le dice que el de las ministras de Podemos, no. “Están en su gabinete”, le señala, después de recordarle aquello de “partidos de la guerra” de Ione Belarra.

Sánchez vuelve a poner su gestito apesadumbrado y, monocorde como un capellán en un sepelio, explica: “Yo les dije en las Cortes Generales que creía que esta posición que estaba manteniendo Unidas Podemos no era la correcta. Porque, en definitiva, insisto, aquí nadie ha querido la guerra excepto una persona, que es Putin”.

Sánchez es con sus socios de gobierno, o eso quiere que pensemos, como una madre amorosa instruida en nuevas pedagogías, que a los chiquillos no les riñe para que no se frustren y nunca eleva el tono de voz. Aunque el cafre del crío ande dando patadas a desconocidos y merezca pescozón. Eso sí, tampoco ha desaprovechado la oportunidad de contar cómo los pobres ucranianos se abrazan a aquellos que les entregan las armas enviadas por nuestro país, agradecidos por la ayuda. Hasta ha esbozado una sonrisa triste y casi ni se ha notado que era un restregarles por la cara a los solidarios de Podemos que él sí está haciendo algo útil. Casi, digo.

Por resumir: cuidadito con la desinformación, que es importante medir las palabras. Unidad y solidaridad de Europa a tope, siempre a tope. Putin tiene la culpa de todo, hasta del precio de los combustibles y de la electricidad, que esto le viene muy bien a él. Que esta guerra se venía preparando desde hace meses (él lo sabe) pero ha sido al mismo tiempo inesperada (nadie lo sabía). Que se plantea aumentar el presupuesto de defensa (“debemos hacerlo”). Que Sánchez se sabe de memoria el artículo 5 de la OTAN, y el 42.7 de la Unión Europea. Y que quiere agotar la legislatura.

Suerte, presidente

El final, pretendidamente épico, ha estado pelín sobreactuado: “Este momento”, ha dicho el presidente, afectado, “es un momento que va a definir a Europa y a España durante los próximos 20 y 30 años. Este momento exige de todos la unidad, el anteponer el interés general a cualquier otro interés legítimo, sin duda alguna, particular, que ya se dirimirá cuando sean las elecciones. Pero no es ahora”.

Y entonces Ferreras, sintiéndose parte de la historia, ha declamado: “Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, gracias por estar aquí con nosotros, en esta programación especial en directo. Y suerte”.

Y mira, si aquí le llega a plantar un beso en la boca, como Iker Casillas a Sara Carbonero en el Mundial de 2010, a mí no me habría extrañado nada. Así las cosas.