El ruedo mediático

Escribir este blog sobre medios de comunicación, en general, y sobre televisión, en particular, es una mera excusa para despotricar, con la libertad y el humor que me permitan, sobre cualquier cosa.

El exlíder del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba.

El exlíder del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba.

Rubalcaba y El País, crónica de un matrimonio anunciado

Este viernes El Diario nos desvelaba que Alfredo Pérez Rubalcaba se ha incorporado este septiembre al consejo editorial de El País. A muchos esta noticia les ha servido para explicarse movimientos recientes del periódico de Prisa, como el editorial del pasado fin de semana -"Ni Rajoy ni Sánchez"- que aquí ya atribuíamos malévola pero premonitoriamente a la larga mano del ex portavoz del Gobierno, ex ministro del Interior y ex secretario general del PSOE.

En puridad, a nadie bien informado puede sorprenderle que Rubalcaba se haya incorporado como asesor a El País. Se trata, al cabo, de la consecuencia lógica de la estrechísima y dilatada relación que han mantenido durante décadas este periódico y este político. Estamos simplemente, y perdonen el tópico, ante la crónica de un matrimonio anunciado. Ahora uno y otro han formalizado -aunque no lo hayan hecho público, porque las parejas tienen derecho a guardar su intimidad- un romance sobradamente conocido y con sobradas consecuencias en el panorama político y mediático español.

Este desenlace lógico es el broche de oro a una alianza más que provechosa para los dos amantes. Ni Rubalcaba se entiende sin El País, ni El País se entiende sin Rubalcaba. Porque se han alimentado y ayudado mutuamente hasta límites que sorprenderían a cualquier aprendiz de conspirador. Ahí están las hemerotecas para atestiguar la confluencia de intereses de ambos a lo largo del tiempo.

Ambos estaban cerca en los ochenta -en aquel Ministerio de Educación tan rentable-, cuando Jesús de Polanco edificó el imperio de Prisa que hoy dirige Juan Luis Cebrián. Ambos fueron los encargados de defender lo indefendible en los estertores del felipismo de los noventa. Ambos auspiciaron, uno desde dentro y otro desde fuera, el "proceso de paz" ya en el siglo XXI. Ambos proponían recetas similares para rehacer el PSOE a principios de esta década, frente a Carme Chacón y otros agentes políticos y mediáticos de la izquierda aliados con la catalana. 

Ahora, en 2016, ambos amantes, ya desenmascarado su secreto, quieren guillotinar el cuello de Pedro Sánchez para ver cómo rueda su esbelta cabeza hacia el pozo del olvido. Algo en lo que coinciden, claro está, con Felipe González y con el propio Cebrían. Pero la diferencia en esta pareja es, como en tantas ocasiones precedentes, que El País lo dice abiertamente en sus páginas mientras Rubalcaba, tahúr encantado de moverse en las sombras, calla.