Otra mejor ya no habrá

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Si vuestros cuerpos ávidos no encuentran la dicha en la satisfacción calculada y precisa.

Si el amor no es meta, marca comercial, mítico prostíbulo, transacción, premio ni consecuencia.

Si es falaz componenda, gelatina núbil, ágape glandular, entonces,

dejad esos criaderos para el novelista y acudid al poema, porque el poema es demolición, mastica y escupe, repele el cínico pasto de la costumbre y, después de quemar el consuelo del ganado, los libros de autoayuda, escuchad al poeta... mejor ocasión ya no habrá.



Junto la flor, una ortiga

atada a la realidad,

olvídala, amiga,

otra mejor ya no habrá.

Cae sobre el campo la calma

del águila crepuscular,

nuestro cuerpo es la retama

que no quiere despertar.

El tiempo cerró sus fauces

nada pasa, todo está

y el silencio de los sauces

también cesó de llorar.

Deja que todo así siga

dormido, sin claridad,

nuestra es la noche, amiga,

otra mejor ya no habrá.