Rafael Carrascosa (izquierda), con Filippo Grandi (derecha), Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados

Rafael Carrascosa (izquierda), con Filippo Grandi (derecha), Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados E.E

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Rafa Carrascosa, alto cargo de ACNUR en Ginebra: "Los grandes donantes no son famosos, ni salen en Forbes"

El jefe de grandes donantes de Suiza con ACNUR, cuenta a EL ESPAÑOL DE ARAGÓN todos los entresijos de su labor en Ginebra.

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Rafa dejó Zaragoza hace muchos años. Sin embargo, con poner un solo pie en la región, vuelve a revivir su acento, asegura. Este aragonés no es otro mero ejemplo del típico joven que se va fuera de España a ganar dinero y hacerse un nombre.

Se dedica a dirigir nada menos que la Unidad de Grandes Donantes de Suiza con ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ubicada en Ginebra, brindando una ayuda directa a millones de refugiados y desplazados por todo el mundo.

Graduado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, pronto descubrió que su misión iba mucho más allá de las aulas. Se especializó en derecho internacional humanitario y derechos humanos, un camino que lo ha llevado a trabajar en diferentes organizaciones.

Llevaba como 17 años en Médicos Sin Fronteras. Había dado muchas vueltas trabajando por todo el mundo, estando en terreno en países como el Congo, Sudáfrica o en Haití. Pero al final quería ver cómo funcionaba por dentro el sistema de Naciones Unidas”, reconoce. En abril de 2021 se incorporó a ACNUR, una organización “mucho más operacional” que otras agencias de Naciones Unidas y afín a su perfil humanitario.

Hoy, además de procurar conseguir grandes donaciones, sus esfuerzos también van dirigidos a coordinar un gran entramado interno: “Mi equipo está repartido en toda Suiza. Tengo miembros en Ginebra, Zúrich y Lugano”, afirma.

El discreto y desconocido mundo de los grandes donantes

La unidad que dirige este zaragozano se dedica activamente a captar fondos de donantes privados. Principalmente trabajan con tres tipos de donantes: empresas con programas de responsabilidad social, fundaciones y personas con alto patrimonio.

“Nos centramos en individuos con fortunas superiores a cinco o treinta millones, gente con una inclinación genuina hacia la filantropía”, explica.

En Suiza hay unas 14.000 fundaciones, un dato revelador teniendo en cuenta que su población es de sólo nueve millones de habitantes. Muchas de ellas son donantes activas, con presupuestos destinados única y exclusivamente a proyectos humanitarios. Sin embargo, la filantropía suiza es distinta a la de otros países. “En Estados Unidos, donar da prestigio. Aquí, la discreción es total”, señala Carrascosa.

Esa diferencia cultural la resume con un ejemplo claro: “La fundación Hans Wilsdorf, ligada a la prestigiosa marca de relojes, dona decenas de millones todos los años, pero nunca verás su logotipo en ningún sitio”. Esa reserva aunque honesta, asegura, hace más difícil su trabajo. “Los grandes donantes no son famosos, ni salen en Forbes. Hay que saber dónde están y cómo llegar a ellos”, comenta.

Rafa en un evento organizado por UNHCR

Rafa en un evento organizado por UNHCR E.E

Aun así, lo que más valora no son las cifras, sino el sentido y la repercusión que lleva implícito su trabajo. “Me considero un conector de mundos. Estoy en contacto con la gente más pobre y también con la más rica. Mi papel es hacer entender a los más ricos su posición privilegiada y tender puentes con los más pobres”.

A pesar de saber que podría ganar “tres veces más en el sector privado”, tiene claro por qué sigue en el sector humanitario. “No estoy aquí por dinero. Estoy porque creo en lo que hago”.

En Suiza, las donaciones también tienen beneficios fiscales, pero para Rafa eso no lo explica todo: “Cuando alguien ve que su aportación cambia una vida, entiende el valor real de su donación. Y eso lo compensa todo”.

Con más de una década en Ginebra, Rafa ha formado allí su familia y no planea volver pronto a Zaragoza. Hablar con él transmite la pasión de alguien que aún cree, de verdad, que se puede cambiar el mundo.