Bar Fausto.

Bar Fausto. E.E.

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Eduardo y María, la pareja al frente de un bar con 80 años de historia en Zaragoza: "Parece que estemos siempre en Pilares"

Tras cinco años trabajando con los anteriores propietarios, ambos cogieron el relevo en 2022.

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Zaragoza
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Al pensar en bares de toda la vida, con historia y antigüedad en Zaragoza, es inevitable acordarse del bar Fausto, en el barrio Jesús. Un lugar tan singular como especial que nació en los años 40, pero sigue conservando la misma esencia que el primer día a pesar de los cambios de propietarios. Con dedicación, trabajo y mucho cariño, todos los que han formado parte de la familia se han ganado a los vecinos, para quienes Fausto es algo más que un bar donde tomar una caña y comer una tapa.

Su origen se encuentra hace más de 80 años, de la mano de Goya y Fausto, quien dio el nombre que se mantiene a día de hoy. Tras ellos, llegaron Manolo y Encarna, responsables durante 28 años y quienes también dejaron una huella imborrable. Finalmente, en 2022, el matrimonio traspasó el negocio a Eduardo López y María Serrano, los actuales propietarios.

Estos habían trabajado durante cinco años con los anteriores dueños y desde el primer día, Eduardo supo que ese lugar podría terminar siendo suyo. “Cuando entré me dijeron que si me gustaba, me lo quedaba. He venido toda la vida, conozco cómo funciona, sé que la gente le tiene mucho cariño y es muy fácil. Así que se jubilaron e hicimos un traspaso normal”, narra Eduardo.

Tras tres años como propietarios, la pareja se encuentra feliz y contenta al frente del establecimiento, contando con la acogida de los vecinos y de la gente, que ya los conocía. De esta forma, Eduardo admite que el bar Fausto es su “forma de vida”.

Detalles del interior del bar.

Detalles del interior del bar. E.E.

Cuando ambos cogieron el testigo de Manolo y Encarna, tenían claro que la esencia sería la misma: “La anchoa en salmuera es la estrella, por lo que la gente viene. María limpia de media unas 700 anchoas a la semana. Son anchoas de Colindres, tienen más o menos un año de curación”.

No obstante, Eduardo y María también han incluido su sello con algunas novedades y destacan las croquetas: “Son de muy buena calidad, las más famosas son las de vinagrillos. Tenemos también de borraja de nuestro huerto, de jamón, de cebolla o de queso picón”.

El calamar y la gamba, así como las raciones son otros reclamos del bar Fausto, que solo trabaja para el vermú (de 10.30 a 16.00). Eso sí, ese rato, el local se llena y es una auténtica locura. “No te imaginas cómo se pone esto a partir de las 12, a veces hay cola para entrar”, exclama el propietario.

“El bar es muy de barrio, pero aquí viene gente de todas las zonas de España e incluso del mundo. Tenemos fama por las anchoas y vienen a buscarlas. Se nos llena el bar y es como si estuviéramos en Pilares siempre”, señala Eduardo López sobre lo que llega a generar Fausto.

Más allá de la oferta gastronómica del bar de la calle Jesús, 26, cada detalle del local es importante, emblemático. Desde cuadros de cómo era Zaragoza hace años y pintados por la madre de Eduardo a artículos de prensa, barriles y más elementos tradicionales.

También llama la atención su patio interior, con mucho encanto y decorado con macetas y flores. “Es espectacular. Ahí pongo cuatro mesas y van directos, ni me saludan”, bromea el propietario.

Algunas fotografías del interior.

Algunas fotografías del interior. E.E.

Además, en cuanto al interior, desvela que va a poner una pizarra para escribir las tapas y raciones, porque allí todo se dice “a grito pelado”.

En definitiva, el sello y la tradición se mantienen como el primer día entre esas paredes. Ante las modernidades y los nuevos bares, Fausto sigue siendo un referente en el barrio, un lugar de toda la vida que los vecinos elegirán siempre.