Sandra Sanz, gerente de Granier Zaragoza.
Granier Zaragoza eleva la experiencia de eventos con un catering fresco y totalmente adaptado a cada cliente
Un catering que nació como alternativa ingeniosa durante la pandemia y hoy brilla por su sabor, frescura y atención a medida en cada evento.
Dicen que de los mayores desafíos nacen las historias que vale la pena contar. Así ocurrió en Zaragoza, en los días grises de pandemia, cuando el bullicio cotidiano de las panaderías se apagó y la ciudad entera contuvo la respiración.
Para la familia Granier Zaragoza, el cierre de la hostelería supuso una sacudida inesperada, ya que a pesar de poder abrir la panadería por ser considerado negocio esencial, el servicio de cafetería tuvo que cerrar. Pero allí donde otros veían el final, Sandra y su socio Tito imaginaron un nuevo comienzo. Así nació un servicio de catering que, lejos de ser una aventura planificada, surgió como una tabla de salvación en medio del naufragio.
No fue la ambición el motor de aquel giro, sino la simple necesidad de resistir: "La necesidad me llevó a probar, en un momento en que la hostelería estaba paralizada". Al principio, el reto era sobrevivir: se trataba de inventar fórmulas para atender a quienes aún podían reunirse, aunque solo fuera en reuniones de empresa o discretos encuentros de oficina.
El catering era un salvavidas en aguas revueltas.
Artesanía cotidiana, adaptación absoluta
Fue entonces cuando la filosofía artesanal de Granier se volcó en el nuevo servicio. A cada pedido se le dedica el mimo del personal del obrador que pone las manos en la masa para que nada pierda frescura ni autenticidad.
"Nuestro objetivo es dar una calidad de diez y que todo llegue recién hecho", afirma Sandra, y sus palabras se traducen en gestos diarios dentro del obrador.
La carta de Granier para catering es, en sí misma, un viaje de texturas y aromas que nacen cada día en el obrador. Mini puntas de ibérico reposadas sobre pan de masa madre, minifocaccias de pan de olivas, bandejas donde los ibéricos congenian con quesos selectos.
Aunque manejan opciones versátiles, la verdadera diferencia se saborea en las especialidades únicas. "Ofrezco lo que a mí me gustaría recibir", confiesa Sandra, y esa premisa se percibe en cada bandeja, en cada pequeño detalle.
Pero el rasgo que más valoran quienes prueban este catering es la capacidad de adaptarse a cada cliente, a cada ocasión y presupuesto. Hay flexibilidad para ajustar cantidades, tipos de producto y hasta el precio, desde pulguitas sencillas para eventos modestos hasta selecciones gourmet que apuestan por materias primas de primer nivel, como el jamón ibérico o el pan de masa madre horneado cada mañana.
Incluso las necesidades especiales se atienden con esmero. Personas celíacas encuentran opciones seguras, siempre preparadas por obradores especialistas, perfectamente identificadas y presentadas con el mismo mimo que el resto. Además, también hay opciones para todo tipo de dietas alimenticias como veganos, intolerantes, etc.
El boca a boca lo cambió todo
Y de repente, el silencio de las calles fue sustituido por un murmullo creciente. Sin apenas promoción, el éxito del catering comenzó a correr de boca en boca: primero entre empresas, luego en hospitales, después en reuniones privadas y fiestas en parques deportivos.
Ferias, congresos y jornadas corporativas cuentan con este servicio de Granier con esas bandejas frescas, cuidadosamente montadas, que viajan desde el obrador hasta la mesa de los comensales.
El auge de los eventos en Zaragoza, sobre todo en el último año, ha multiplicado los pedidos, pero el equipo sigue funcionando como una maquinaria precisa.
Sandra y Tito coordinan el refuerzo de manos en el obrador, organizan el montaje en tienda y ajustan cada entrega hasta el último detalle. El volumen actual se gestiona con equilibrio, pero saben que, si la demanda sigue creciendo, habrá que dar ese salto y ampliar plantilla.
Entre cajas, bandejas y el aroma del pan recién horneado, Granier Zaragoza ha logrado convertir el miedo en motor, y la obligación inicial en un servicio que hoy ya es seña de identidad.
"Te diría que el servicio de catering cuenta con productos recién hechos y que es totalmente personalizado, adaptado a las necesidades del cliente", resume Sandra. Porque, a veces, de las crisis más inesperadas surgen los relatos más sabrosos y las oportunidades que realmente dejan huella.