Reloj de agua del Jardín Botánico de Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza
El nuevo Jardín Botánico de Zaragoza recupera su reloj de agua y otros elementos históricos
La clepsidra, obra de Rafael Barnola, está guardada en instalaciones municipales, del mismo modo que otros bancos de azulejos que también serán recuperados progresivamente.
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La restauración integral del Jardín Botánico “Francisco Loscos”, recientemente presentada, continuará recuperando algunos de los elementos históricos de este emblemático espacio del Parque Grande José Antonio Labordeta.
El objetivo es recuperar íntegramente un patrimonio de gran valor histórico y también sentimental para muchos ciudadanos. Es el caso del reloj de agua (clepsidra) y de algunos bancos de azulejos que aún están pendientes de restauración y que se recuperarán a lo largo de los próximos meses.
El reloj de agua es un elemento histórico vinculado al Jardín Botánico, obra de Rafael Barnola. Tal y como contemplaba el proyecto de remodelación del jardín, será restaurado del mismo modo que ya se ha venido haciendo con los bancos de azulejos.
Varios de estos bancos han sido recuperados por artesanos especializados y recolocados en el jardín, mientras que otros permanecen pendientes de intervención para su progresiva reubicación.
Concebido desde su origen como una pieza artística y simbólica, y no como un elemento funcional, el reloj se recuperará con un enfoque exclusivamente patrimonial y artístico. Se trata de un elemento que nunca llegó a tener una funcionalidad hidráulica real, manteniendo desde su origen un carácter ornamental y representativo.
Una vez restaurado, el reloj de agua se reubicará en el nuevo Jardín Botánico, plenamente integrado en el diseño paisajístico. Será fácilmente reconocible para el visitante y se pondrá en valor como pieza escultórica independiente dentro del recorrido y del discurso histórico del jardín.
El renovado Jardín Botánico “Francisco Loscos” fue inaugurado el pasado 9 de diciembre. La intervención reivindica este espacio como una pieza histórica del Parque Grande José Antonio Labordeta y como un enclave singular de gran valor científico, educativo y paisajístico.
Con una inversión de 1,3 millones de euros, la actuación ha permitido recuperar el carácter original del jardín, nacido en el siglo XVIII como heredero de la tradición botánica y medicinal de la ciudad.
La nueva denominación —Jardín Botánico “Francisco Loscos”— reconoce la figura del farmacéutico y naturalista aragonés del siglo XIX, pionero en el estudio de la flora local y autor de numerosas obras botánicas de referencia científica.
Su legado inspira el concepto del nuevo jardín: un espacio donde botánica, historia y salud se entrelazan.