El restaurante de Olga, en Valencia, antes y después de meses de ayuda. Zaragoza
La ayuda de David, Víctor, Toño y Carlos para reabrir un restaurante devastado por la dana: "Siguen necesitándonos"
Estos cuatro empresarios de Huesca han donado ventanas, cristales y otros materiales para que Olga, dueña de Arapera Canaria en Valencia, vuelva a abrir su local.
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La dana que azotó la Comunidad Valenciana en octubre de 2024 dejó una estela de devastación que no solo afectó a infraestructuras, sino también a la vida de miles de personas. Entre los afectados, uno de los sectores más perjudicados fue la hostelería, con muchos restaurantes y negocios familiares viendo cómo su sueño se venía abajo ante la fuerza imparable de la naturaleza.
Sin embargo, en medio de la tragedia, surgieron historias de solidaridad y de personas que, sin pensarlo, decidieron dejar de lado sus propios intereses para ayudar a los demás. Es el caso de Carlos, uno de los empresarios aragoneses que, tras conocer la situación crítica de un restaurante en Valencia, decidió actuar.
Su intervención, lejos de buscar reconocimiento, tenía un único objetivo: ofrecer ayuda real, inmediata y directa a aquellos que, a pesar de todo, seguían luchando por reconstruir lo perdido.
La historia de Olga
La nueva historia de Olga, dueña del restaurante valenciano Arepera Canaria, comienza a través del sobrino de Carlos, quién durante los días posteriores a la DANA fue uno de los jóvenes voluntarios en la comunidad. "Nos llamo para enviar dinero y ayuda, pero yo ví que esa gran cantidad de solidaridad de golpe era un caos, casi tanto como la tormenta", explica el hostelero aragonés.
El local de Olga tras la dana. Zaragoza
Por ello, y para ver bien materializada su ayuda, Carlos le pidió a su sobrino que buscara algún restaurante o bar afectado. Fue en diciembre cuando conoció a Olga. "Tuvimos varias charlas por el movil, ella tiene 62 y estaba muy indecisa después de todo lo que pasó", cuenta el oscense.
A partir de ahí, fue cuando se ofreció, junto con David, Víctor y Toño, a ayudar a Olga "en todo lo que se pudiera". "Decidimos echarle una mano regalándole las cristalerías y las ventanas, también el aluminio de todo su restaurante... además de sillas, platos y todo lo que necesitara para poder abrir de nuevo", enumera Carlos.
Aunque el restaurante había quedado casi destruido por la tormenta, la intervención de estos empresarios trajo consigo una chispa de esperanza. "Hay que pensar que es una situación muy difícil, no basta solo con esto. Si uno reabre su bar en una zona desolada... esto es un inicio, pero queda todavía mucho que aportar a todos los afectados", asegura el empresario.
Ejemplos de solidaridad
Además de la ayuda tangible que se brindó a Arapera Canaria, el ejemplo de estos cuatro aragoneses sirvió para que una empresa valenciana, conmovidos por la situación, decidiera hacer una donación significativa de 10.000 euros para apoyar la reconstrucción del restaurante.
El local de Olga, tras la dana. Zaragoza
A su vez, una empresa de Barcelona podría sumarse para ofrecer un descuento muy importante en un horno especializado. "Aunque no será un regalo completo, el descuento será significativo y será clave para que el local pueda operar con los mejores equipos posibles", explica Carlos.
Será el próximo 15 de marzo cuando, tras muchos meses de trabajo, Arapera Canaria vuelva a abrir sus puertas: "justo para el 35 aniversario del local", detalla el oscense.
"La gente tiene ilusión"
Aunque la reapertura no resolverá todas las dificultades que aún quedan por enfrentar, es un comiezo. "La gente tiene ilusión. Ven toda ayuda, por pequeña que sea, enorme y dan gracias porque están vivos, que es fundamental", expresa el oscense.
Lo que estos empresarios hicieron no fue un acto aislado. Su motivación era simple: ayudar a quienes más lo necesitaban, sin buscar aplausos ni reconocimiento. "No pretendemos que nos agradezcan nada. Queremos que se nos vea como un ejemplo de lo que se puede lograr si todos nos implicamos. La ayuda no debe esperar, debe ser inmediata y directa. No podemos dejar que el sistema institucional falle y no llegue a quienes más lo necesitan", declara Carlos.
La reapertura de Arapera Canaria es solo una pequeña victoria en medio de un panorama todavía muy complicado. Muchas familias y negocios siguen sin poder levantarse completamente, y la ayuda sigue siendo esencial.
Carlos recalca que, aunque se haya dado un paso importante, la situación sigue siendo crítica y se necesita mucho más apoyo. "Aún hay mucho por hacer. No podemos parar aquí", concluye.