Marta Castillo durante su viaje en la Antártida Cedida
Marta Castillo sobrevivió a un cáncer de mama y logró pisar la Antártida: "Me asustaba faltarles antes de tiempo a mis hijos"
La zaragozana, amante de la vela, participó en diciembre en el Reto Pelayo Vida de 2024 que la embarcó con otras cuatro mujeres en una ruta desde Ushuaia hasta la Antártida.
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Llegar hasta la Antártida supone un reto tanto físico como mental. Sin embargo, el verdadero reto vital de Marta Castillo comenzó un 15 de julio de 2019 cuando a esta zaragozana le diagnosticaron cáncer de mama. Lo que supuso una "tortura" como ella misma reconoce.
Castillo se enfrentó a una operación, sesiones de quimio durante seis meses "que llevé con toda la dignidad y fortaleza que fui capaz", pero sobre todo con "mucha esperanza". A ella no le paraba nadie, sino que se mantuvo activa durante los procesos más duros de la enfermedad, salía a pasear junto a su perra, nadaba, hacía yoga. Aunque eso no quita que el peso de la enfermedad "fuera muy duro".
Tras todo ese periplo le tocó sesiones de radioterapia en apogeo de la covid. Durante todo ese camino, hubo un pilar que "no faltó ni un día", como fue su madre, fuerza inquebrantable: "Tener una red de apoyo, que te rodea tanto y que te muestra tanto, hace el camino un poco, dentro de toda la dificultad, muchísimo más fácil", recalca.
Porque si su madre fue su pilar también lo fueron sus hermanos pero, sobre todo, sus tres hijos quienes lo dieron todo para hacer el camino más fácil a su madre. "Lo hicieron todo con tanta naturalidad, con tanto amor, con tanto cariño, sin dramas, la verdad es que fue una lección impresionante", cuenta con admiración. Significaron ese hombro en el que apoyarse y que tiraban de ella.
Marta Castillo durante su expedición en la Artártida Cedida
Aunque es cierto que si por alguien tenía miedo era por sus hijos, más que por sí misma durante la enfermedad: "Yo sabía que no me iba a morir, aunque te comiera la incertidumbre, pero mi mayor preocupación era la posibilidad de faltarles antes de tiempo".
Así fue que logró superar, aunque sigue en tratamiento con revisiones cada seis meses porque el "cáncer no lo dejas atrás del todo nunca". En todo ese disfrute de la vida durante la enfermedad, como ella misma lo llama, es lo que le propició llegar hasta el Reto Pelayo Vida de la mano de su oncólogo: "Me dijo venga arriba, ponte bien y preséntate".
Ahí fue que cumplió con un objetivo claro: hacer un reto en el que se navegara. Ni más ni menos, le tocó el premio gordo porque en 2024 fue elegida entre 518 mujeres para enfrentar la expedición de llegar a la Antártida desde Ushuaia por el Paso Drake y el canal Beagle.
"Estoy viva gracias a la ciencia"
Más allá de la experiencia que suponía enfrentarse a tal reto, para Castillo tomó un significado aún más importante ya que le conectaba con su padre quien había hecho el mismo trayecto 14 años atrás tras superar su propia batalla contra un cáncer.
"Ha sido una experiencia vital maravillosa. Ha sido muy bonito por muchísimos aspectos. Primero por cuatro mujeres maravillosas que he conocido y con las que he compartido. Mucho más que un viaje o que un reto deportivo, sino una experiencia de vida", comenta sobre su viaje.
Marta Castillo durante la expedición a la Antártida Cedida
Así emprendieron desde Ushuaia la aventura a pesar de que varias complicaciones meteorológicas lo retrasaron varios días hasta que fuera seguro. 500 millas después (800 kilómetros) atravesaron el canal Beagle antes de llegar a mar abierto donde se siguió la travesía hasta la Antártida: "Fueron apoteósicos porque aquello se movía que parecía una lavadora", bromea.
El periplo les llevó a puntos tan lejanos como Isla Decepción, Charlotte Bay y Coverville. Tras ver todo, la zaragozana admite que "ojalá todo el mundo pudiera ver la Antártida en persona porque aquello es impresionante".
Aunque la experiencia no hubiera sido lo mismo sin las cuatro mujeres que le acompañaron: "Te entienden muy bien y tú las entiendes muy bien, porque la empatía que se desarrolla es muy fuerte. No es fácil entender lo que le pasa a un enfermo de cáncer", reflexiona.
Por todo ello, esta zaragozana tiene dos mensajes que quiere transmitir: "Puede ser que lo estés pasando muy mal, pero que no pierdas la luz y la ilusión de que te puedes curar y que puedes volver a tener una vida plena, incluso mucho más".
Y el más importante: "La necesidad de la investigación. Porque yo estoy viva gracias a la ciencia".