Marta Cortés, trabajadora social del Caivis Zaragoza

Marta Cortés, trabajadora social del Caivis Zaragoza E. E.

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Un refugio para víctimas de violencia sexual en el centro de Zaragoza: "No esperábamos tantos casos"

El Caivis de Zaragoza abrió sus puertas en diciembre y según los datos proporcionados por sus trabajadoras han pasado 127 mujeres.

Si buscas ayuda puedes llamar al teléfono 900 504 405, activo las 24 horas.

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Zaragoza
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Lo que fue una zapatería histórica en el centro de Zaragoza desde hace seis meses se convirtió en un refugio para víctimas de violencia sexual. Situado en la calle Manifestación número 28 se concentra un lugar que busca ser el lugar seguro de muchas.

Tan solo poco más de seis meses desde que abrieron sus puertas, las trabajadoras han tenido un gran número de casos a los que han tenido que atender. En concreto, 127 mujeres se encuentran con un expediente abierto en este centro que aglutina asesoramiento psicológico, jurídico y social. Un número elevado que desde sus trabajadoras no se esperaban “tan elevado”.

En él trabajan una administrativa, una psicóloga, una educadora, dos abogadas voluntarias especializadas en violencia sexual y una trabajadora social. Esta última detalla a EL ESPAÑOL DE ARAGÓN como proceden a actuar ante un caso.

El primer contacto al final no es fácil. Suele ser conmigo y se mira cuáles son sus necesidades, cómo podemos trabajar con ellas, hacemos ese recorrido que vamos a llevar desde el centro con ella y normalmente en estos casos muchas personas lo que necesitan es ayuda terapéutica”, explica Marta Cortés, trabajadora social del centro.

A pesar de ser un lugar abierto y seguro, un 90% de las mujeres se acercan en primera instancia de manera telefónica. En el caso de mujeres de hasta 25 años llega a alcanzar el 100%. Otro punto de contacto que a veces se frecuenta es el correo electrónico.

Del mismo modo, matiza que no se actúa igual en todas las ocasiones ya que se diferencia además de la edad, si se trata de un caso urgente o no.

En el caso de estos primeros, desde el centro recalcan que “siempre” se recomienda acudir al hospital si no ha pasado las 72 horas después de producirse la agresión: “Es muy importante ya no sólo para chequear que esté todo bien a nivel de enfermedades infecciosas, sino por si en un futuro se quiere poner esa denuncia tengan una prueba irrefutable”, detalla. A lo que subraya que “nunca” se les fuerza a las mujeres a acudir a denunciar.

Si fuera el caso, dentro de la atención que se ofrece desde el personal del Caivis es acompañamiento a poner las denuncias y el ofrecimiento de un abogado de oficio a través de la línea 900, la línea de urgencias para los abogados de guardia especializados en violencia sexual. “Desde aquí lo activamos y se acompaña a la persona a poner la denuncia”, explica Cortés.

Enfoque multidisciplinar

El acompañamiento que se realiza desde el Caivis no solo se apoya en un programa terapéutico sino que va de la mano con un trabajo social y educacional. "No solo nos centramos en la agresión sino que vamos a intentar que su alrededor también esté bien para incentivar la mejoría", subraya. Por ello, en muchas ocasiones también se hace un acompañamiento en la búsqueda de trabajo o ayudas.

Así, se suele comenzar con citas semanales que según se va avanzando se pueden ir aplazando a dos semanas o mensuales, pero es un camino a recorrer: "De igual manera siempre estamos a una llamada, en el caso que se necesite pueden llamar y se les citará ese mismo día si hace falta", señala.

Además, si se requiere, el centro tiene un piso con cuatro plazas para aquellas mujeres que salen huyendo de un ambiente de violencia sexual: "Lo que se busca es darles un espacio seguro y autónomo. No está tutelado, sino que ellas llevan su vida y desde el centro acudimos ahí a las sesiones o vienen aquí", explica la trabajadora social. La estancia puede ser de tres o seis meses según las necesidades y la situación de la mujer.

El enfoque cambia en el caso de los menores. En total, en Zaragoza han acudido hasta 31 menores de edad de edades comprendidas de 12 a 18 años. Un número que desde el propio centro les cuesta creer y asimilar.

Así, con ellos buscan una dinámica más de apoyo generacional y de aprendizaje mediante talleres sobre violencia sexual.

"Les cuesta más expresar lo que les ha afectado porque tienden a determinar que no es importante", reflexiona Cortés. Con este enfoque trabajan con ellas en "cómo nos respetamos, cómo ponemos los límites" a través de grupos de trabajo: "Se van escuchando y comienzan a dar la importancia que tiene al verse reflejadas".

El acompañamiento no acaba ahí ya que en estos casos un trabajo con los padres e, incluso, el colegio puede fortalecer la seguridad de los menores: "En muchos casos los que alertan de la situación son los profesores al ver un declive del rendimiento en clase o cambios en el comportamiento", matiza.

Aunque estos primeros meses han tenido un enfoque mayormente divulgador para dar a conocer el punto, esta trabajadora social se ha visto sorprendida ante el elevado número de asistencias que se han realizado.