
Sanabria 40 años después de su gol que dio la victoria al Hércules en el Bernabéu.
Sanabria: "Es imperdonable que el Hércules no esté en Segunda como mínimo"
El mítico delantero argentino revive su histórico gol en el Bernabéu 40 años después. "Fue el más importante de mi carrera y el más recordado", afirma.
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El 21 de abril es una fecha sagrada en el olimpo herculano que conmemora las dos únicas victorias del equipo alicantino en el estadio del Real Madrid. La primera, en 1940. Y la segunda, mucho más trascendente, 45 años después. Ese día del año 1985, el Hércules logró certificar su permanencia en Primera División contra todo pronóstico y con todo en contra tras derrotar al Real Madrid (0-1) en el Bernabéu en la última jornada del campeonato.
Cuatro décadas después, la realidad del Hércules es muy distinta, pero siempre queda el recuerdo y la memoria de los viejos héroes. EL ESPAÑOL de Alicante repasa aquel triunfo con el autor del gol, el argentino Dante Sanabria (Rosario, 1959). "Es obvio que fue el gol de mi vida, el más histórico e importante", admite.
Pregunta: Cuatro décadas ya. ¿Hay algún año que cuando llega esta fecha no le recuerden la victoria del Bernabéu?
Respuesta: No creo, siempre me llama mucha gente. Por suerte dejé amigos en Alicante y tengo una gran conexión con la ciudad.
P.– Usted fue un goleador de época en Argentina y España. ¿Fue el gol ante el Madrid el más importante de su vida?
R.– Por supuesto. Fue histórico para el club, la ciudad y para mí. Fue muy difícil lo que hicimos porque todos nos daban por muertos antes del partido.
P.– Solo valía ganar, porque Málaga y Betis, los otros dos implicados, se enfrentaban y el empate les valía. Muchos de sus excompañeros han señalado que la clave fue la mentalización con la que afrontaron el partido.
R.– Nos vino muy bien la concentración en las afueras de Madrid (Navacerrada). Era un lugar lindo, tranquilo. Estábamos en una nube. Nadie nos molestó ni sentimos la presión, nos vino bien para preparar el partido.
P.– El Madrid no se jugaba nada, pero salió con todo ese día.
R.– Claro. Se decía que el entrenador, Molowny, quería castigarles por la mala temporada y que quería que el equipo lograra una victoria clara para coger moral para su partido europeo de esa semana. La verdad es que cuando vimos su alineación…
P.– El plan de partido salió perfecto. Aguantar en la primera parte y en la segunda, zarpazo.
R.– El míster (Antonio Torres) nos ayudó mucho. Fue de los mejores entrenadores que he tenido. Era buena persona, compañero y amigo. Nos dijo que no nos preocupáramos tanto por el rival, que pensáramos en nosotros. Que éramos 11 contra 11. En la primera parte marcamos ritmo lento y tuvimos alejado al Madrid, pero en la segunda se vinieron arriba.
P.– ¿Cómo recuerda la acción del gol?
R.– Cortamos un balón en su defensa, dispara Ramos, toca Miguel Ángel y el rechace del palo me llega para marcar. No fue el gol más lindo, pero había que estar ahí.
P.– Ramos, en broma, siempre dice que por un centímetro no pasó él a la historia en lugar de usted.
R.– Bueno, ahí la culpa no es mía, que se la eche a Miguel Ángel. Si no la toca, el gol es suyo.
P.– Marca el Hércules, pero quedaban 20 minutos de partido. ¿Cómo los vivió?
R.– Esos minutos hasta el final fueron terribles. Nos venían por todos lados. Pero mantuvimos la serenidad y no nos pusimos nerviosos a pesar de que el Madrid sacó todo lo que tenía al campo. El míster acertó con los cambios, sobre todo con la entrada de Herbera como central para neutralizar el juego aéreo a Santillana.
P.– ¿Es verdad que hablaban con los jugadores del Madrid para pedirles que levantaran el pie del acelerador?
R.– Se habló mucho y de todo, pero la realidad es que no aflojaron nada y aquello nunca se terminaba. Y el entrenador del Madrid venga a mover la manita y a enviar gente al área...
P.– Y llegó el pitido final. Su imagen de rodillas con los brazos en alto y señalando al cielo es icónica para el herculanismo.
R.– Fue una forma de reivindicarnos y de decir que éramos de Primera. Cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos logrado fue en el vestuario. Sobre el campo aún nos costaba creerlo.
P.– Su gol en el Bernabéu fue su testamento futbolístico en Alicante. Mucha gente aún hoy en día no entiende por qué no siguió en el equipo.
R.– Nunca me quise ir, a pesar de que me pagaban bastante más que en el Hércules. Me trajeron como goleador y demostré ser rentable. Ascendí a Primera y logré una permanencia. En los malos momentos puse el pecho, pero no noté el cariño de la directiva. No hubo feeling.

Sanabria celebrando un gol con el Hércules.
P.– ¿Tuvo problemas con Rico Pérez?
R.– Ni mucho menos, fue con el otro presidente que apareció por la enfermedad de Rico Pérez (José Torregrosa). Con Rico Pérez el estadio estaba lleno hasta la bandera y el equipo consolidado, con el otro se desmanteló el equipo y se descendió.
P.– Poca gente recuerda un último servicio al Hércules, aquel penalti que lanzó y falló estrepitosamente como jugador del Sevilla en el Pizjuán (0-0).
R.– Sí. No me tocaba a mí lanzarlo, pero agarré el balón ante la sorpresa de mis compañeros. Lo tiré por encima del larguero. Luego, con el Xerez, sí le marqué dos goles al Hércules en el Rico Pérez.
P.– ¿Cómo ha vivido desde la distancia los últimos años de penurias del Hércules?
R.– Muy mal. Es imperdonable. Me decían la categoría en la que estaba y no sabía ni lo que era eso. Se han tenido que hacer las cosas muy mal para estar así… El Hércules debe estar, como mínimo, en Segunda y peleando por estar en Primera. Pero ni la Segunda B, ni la del año pasado, ni donde está ahora son categorías para el Hércules.
P.– Usted realizó una visita a Alicante en 2016. Ahí pudo sentir el cariño de la gente.
R.– Me hizo mucha ilusión sentir cómo la gente no se olvida de uno. Aún me mandan fotos con camisetas con mi nombre y el número 7. Tengo planeado regresar dentro de poco.
P.– Hace un año, el Hércules dio el primer paso para salir del lodo con su ascenso a Primera Federación. ¿Cómo lo vivió?
R.– Fue una alegría y no veo el día en el que el Hércules pueda estar más arriba. Vi las imágenes del campo hasta la bandera y el terreno de juego lleno de aficionados. Me recordó aquel ascenso del 84, pero el nuestro fue a Primera.
P.– ¿Cómo es un día normal en la vida de Sanabria?
R.– Estoy jubilado, así que voy al gimnasio. De vez en cuando voy a Buenos Aires a ver a mis nietas. También veo mucho fútbol de España, Italia e Inglaterra.
P.– ¿Por qué los jugadores argentinos ya no marcan en Europa tantas diferencias, salvo excepciones, como en su época?
R.– Ahora los pibes se marchan rápido a Europa. Es más negocio que otra cosa. En mi época, tenías que demostrar varios años en Argentina para dar el salto. Ahora hay prisa por sacarlos para ganar dinero. Yo tuve que hacerme jugador en Huracán y Vélez Sarsfield y solo después de ser segundo máximo goleador del campeonato, superado por Maradona, me propusieron venir a España.
P.– Por cierto, se enfrentó muchas veces al 10 en Argentina y España. ¿Cómo era su relación?
R.– Muy buena. Éramos dos chavales y ya nos enfrentábamos. Él en Argentinos Juniors y yo en Huracán. Luego, en España, con el Hércules y el Barcelona.
P.– Entre Argentina y Alicante siempre ha habido una gran conexión. De hecho, el héroe de último ascenso, Agustín Coscia, también es de Rosario, como usted.
R.– Sí, me dio mucha alegría. Ojalá triunfe. Le dejé el listón alto, pero ojalá triunfe.