El Hércules vivió este domingo en Alicante un nuevo episodio de la tragedia en la que se ha convertido su existencia durante el último medio siglo de vida. La derrota ante el Alzira, uno de los equipos de la cola que llevaba meses sin ganar a domicilio, dejó al equipo de Lolo Escobar prácticamente sin opciones de ascenso, lo que desató la ira de parte de una afición cansada de ver arrastrar el escudo de su equipo por el fango del fútbol español. El Rico Pérez es desde hace años un polvorín y cualquier chispa provoca ya su implosión.

Los incidentes del día del Lleida se repitieron a la conclusión del partido. En esta ocasión fueron medio centenar de aficionados encapuchados, procedentes del sector de la grada de animación, los que tomaron la iniciativa de las protestas y saltaron al terreno de juego del Rico Pérez para increpar a los jugadores y a los dirigentes. Fueron unos minutos de tensión en los que la seguridad privada y la Policía tuvieron que intervenir para evitar su avance y que llegaran al túnel de vestuarios o la tribuna.

La invasión fue reflejada en el acta por el colegiado del partido, Julián Pérez Guimerra, de la siguiente forma: “Al término del partido, unos aficionados de un sector de la grada que portaban emblemas propios del Hércules CF entraron al terreno de juego con capuchas y pasamontañas, con clara intención de ir hacia donde nos encontrábamos jugadores y árbitros, nos fuimos a vestuarios rápidamente para evitar que llegarán hasta nosotros, teniendo que intervenir las fuerzas de orden público para controlar la situación como así fue, sin mayores incidentes”.

[El Hércules revienta ante el Lleida y vuelve a tocar fondo, mientras parte de la afición intenta tomar el palco]

Imagen capturada del vídeo publicado por Á punt sobre los seguidores radicales en el césped del Rico Pérez.

Paralelamente, alrededor de medio millar de aficionados abandonó el estadio para situarse frente a la puerta cero y en el aparcamiento en una concentración espontánea y comenzar una nueva protesta centrada en el máximo accionista, Enrique Ortiz, y su equipo de gestión, pero de la que no se libraron en esta ocasión los jugadores, entrenador y secretario técnico. Apenas dos horas antes, una marcha ya había mostrado su indignación con la deriva del club, aunque en esta ocasión la crispación era mucho mayor, lo que obligó a la Policía Nacional a acordonar la zona y amagar con varias cargas.

La tensión fue aumentando y los jugadores del Hércules, más de hora y media después del final del partido, tuvieron que abandonar el estadio en pequeños grupos y escoltados por las fuerzas de seguridad para recoger sus vehículos en el aparcamiento. También el entrenador, Lolo Escobar, fue despedido con división de opiniones, y Paco Peña, quien fue increpado por los aficionados. Míchel, el fichaje estrella, y Ander Vitoria, el delantero que no ha respondido a las expectativas, fueron algunos de los más increpados, mientras el portero Carlos Abad fue aplaudido por la hinchada.

Paralelamente a estos incidentes también hubo, según recogen varios medios alicantinos y valencianos, una pelea entre jugadores de ambos equipos en el túnel de vestuarios en la que también estuvo involucrado Paco Peña, si bien el acta del partido no refleja estos hechos.

Todo ello como colofón a un nuevo sofocón deportivo, ya que el Hércules, otrora gran símbolo de Alicante, ni siquiera ha sido capaz de entrar en la pelea por el ascenso en la cuarta categoría del fútbol español.