Ignacio Grande en la parte de la exhibición con los últimos relatos ilustrados de Aguirre.

Ignacio Grande en la parte de la exhibición con los últimos relatos ilustrados de Aguirre. M.H.

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Así llegó la importante obra del pintor alicantino olvidado durante 60 años: "El legado tenía muchos novios"

Ignacio Grande, gestor del patrimonio familiar, revela los desafíos y emociones detrás de la donación de más de cien obras al Mubag.

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Alicante recupera la memoria del artista Lorenzo Aguirre (1884-1942), una figura clave de la Edad de Plata en la ciudad y cuya obra ha permanecido en el olvido durante seis décadas. El Mubag acoge ahora una ambiciosa exposición con más de cien piezas.

Un trabajo que redescubre la historia de la ciudad en la agitada primera mitad del siglo XX y que solo es posible gracias a la donación de su legado por parte de la familia. De ello se ha encargado Ignacio Grande, el gestor de esta colección que comparte para EL ESPAÑOL los pormenores.

Un proceso de cesión que ha sido largo y, en sus propias palabras, ha tenido "muchos novios", entre ellos, el Museo Reina Sofía y el propio Ayuntamiento de Alicante.

Ignacio Grande ha convivido con los cuadros de Lorenzo Aguirre, padre de Francisca Aguirre, su cuñada, durante más de 60 años. La principal preocupación de las hijas del pintor era asegurar que la obra permaneciera unida y no se dispersara.

"Querían que estuvieran los cuadros agrupados y no estuvieran desperdigados por distintos sitios", explica Grande. Este deseo fue el motor de un esfuerzo que, tras la muerte de su hermano, de Paca y de la sobrina, recayó en Ignacio como responsable del legado cultural.

El camino hasta el Mubag no fue sencillo. Aunque el Museo Reina Sofía se quedó con cuatro obras donadas por un sobrino, el objetivo principal de la familia era que la colección completa recalara en Alicante.

Y es que, si bien Lorenzo nació en Pamplona, su familia le trajo a Alicante con tres años, donde hizo su carrera y se le considera uno de los promotores de las fiestas de las Hogueras de San Juan. Para Francisca Aguirre, el Mubag representaba la garantía de conservar la obra en el lugar deseado.

De eso se ha encargado Grande: "Lo fundamental en mi vida era agrupar todas las obras en un sitio que estuviera seguro. Y en ningún sitio mejor que Alicante, que él se sentía alicantino y donde gran parte de la obra la realizó", afirma, visiblemente satisfecho con el resultado.

La mediación de figuras como José Luis Ferris y Juan Carlos Mestre fue crucial para materializar la cesión. Aunque por el camino hubo otras opciones, como se negoció en el anterior mandato, para que quedara en el Ayuntamiento.

Para Ignacio, ver la exposición en el Mubag, casi un año después de que se anunciara la gestión del legado por parte de la Diputación, le produce una gran emoción.

Destaca el esmero en el montaje, que relaciona la obra con la época, y la exhibición de piezas que incluso él solo conocía por fotografías, como unas pinturas de Lorenzo Aguirre que hizo en agradecimiento al trato recibido en un convento.

"El montaje está muy bien hecho, lo han relacionado mucho con la época. Y se han esmerado muchísimo", señala Grande, agradecido por el tratamiento actual y futuro de la obra.

Recuerdo vivo

La donación al Mubag asegura que la obra de Aguirre no caiga en el olvido, como sucedió durante 60 años. Se prevé que haya siempre una obra expuesta, exposiciones periódicas y préstamos a otros museos para reivindicar la figura del pintor.

"Que por lo menos se recupere, por memoria de la mujer y las hijas, que es lo que querían", enfatiza Ignacio.

La historia de Lorenzo Aguirre es también la de un final trágico. Murió a garrote vil tras ser apresado en la frontera española al regresar del exilio en Francia, donde había huido con otros intelectuales como Antonio Machado al inicio de la Guerra Civil. Considerado "sin vinculación política", fue víctima de un juicio sumarísimo.

El cuento más emocionante

Un aspecto especialmente conmovedor del legado son los dibujos que Aguirre realizó en prisión para sus hijas, que en ese momento tenían seis, ocho y diez años. Escribió un cuento para cada una, consciente de su destino.

Estos cuentos, que estuvieron perdidos durante un tiempo y reaparecieron gracias al hijo de una de las hijas, serán próximamente editados por una editorial alicantina, un testimonio más de la importancia de mantener unido este patrimonio.

Para Ignacio Grande, la conservación del legado en un único lugar es fundamental. Reconoce que algunas piezas, como medallas de la República Francesa y de México, han desaparecido, subrayando la trascendencia de la gestión del Mubag para el conjunto de la obra de Aguirre.

La biblioteca personal del escritor, por ejemplo, ha sido entregada a la Biblioteca Nacional, garantizando también su preservación. La exposición en el Mubag es, sin duda, un triunfo para la recuperación de la figura de Lorenzo Aguirre y el cumplimiento del deseo de su familia de mantener su legado vivo y accesible.