Alicante

La expresión bajo un rostro de roca, que leyó al poeta renacentista Josep Gosalbes, le sirve ahora a Antoni Biosca para recopilar las historias más curiosas sobre su ciudad en Sub facie saxea. Escrits sobre Alacant. "Es una expresión bonita para referirse a Alicante", señala. Y que también le sirve, como profesor de filología latina en la universidad, para recordar que gran parte de estos artículos están relacionados con su área de trabajo.

La inscripción de una campana en el Ayuntamiento con una llamada que relaciona con un exorcismo a los demonios de la ciudad, los textos de poetas del renacimiento o el oficio antiguo de Santa Faz. "Todo esto está en latín", apunta sobre la importancia de esta lengua en la historia local.

Por eso, al plantear Sub facie saxea. Escrits sobre Alacant la unión del contenido con la forma le permite combatir contra la desmemoria. "Alicante es una ciudad que sufrió una gran transformación en el siglo XX. Y antes de eso tenía una personalidad y una identidad fuerte", explica Biosca.

"Y eso se puede ver en algunos de los trabajos, como que Alicante tuviera un oficio propio y exclusivo para la fiesta de Santa Faz", razona. Una liturgia que, "de hecho, los alicantinos defendieron contra las autoridades eclesiásticas que ya habían prohibido otro tipo de celebraciones y querían unificarlo". Pese a ello, la población civil se rebeló y siguieron defendiendo su ceremonia exclusivamente alicantina.

Ejemplos como ese hay muchos en el libro que ha presentado esta semana en la Sede de la Universidad. "Otro de los artículos habla del milagro atribuido al incendio de Santa María en 1484, cuando los alicantinos lo convirtieron en una especie de Corpus Christi que se celebraba cada 31 de agosto". Un acto en el que primero la procesión la tenían que hacer fuera del templo y que acabarían consiguiendo que se organizase dentro.

Fuerte identidad

Y esta ceremonia, exclusiva de Alicante, prueba que la ciudad, "tradicionalmente, ha tenido una identidad propia fuerte, con una historia de miles de años". Eso cambió el siglo pasado, que "fue demoledor por muchas razones". Recuperar estas historias le suponen un gran placer a este filólogo.

"Los aspectos locales hay que cuidarlos", reitera. Y él mismo se lo aplica desde su área de la filología latina. Gracias a la amplitud del campo, puede hacerlo porque da acceso a muchos aspectos "y he tenido siempre la preocupación por encontrar cosas referidas a la ciudad". A eso añade "cierta exigencia ética y obligación moral" que asume de preocuparse por estos asuntos. Una labor que, puntualiza, "disfruto enormemente".

Marinela García y Antoni Mas son los dos compañeros que le animaron a que reuniera estas historias que había ido publicando en diferentes medios de comunicación para que se conservaran en un único volumen. Una idea que ahora, ya publicado con el Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana, les agradece especialmente.

Si la preparación de cada historia, como explica, ya tiene algo especial por el placer de redescubrir hechos olvidados, se suma otro factor que lo hace más particular. Junto a sus hermanos Luisa y Manel repasaron las influencias clásicas que se pueden descubrir en las calles.

"Entre los tres hicimos esta pieza que ha gozado de cierto éxito", cuenta orgulloso, "porque hemos hecho excursiones hablando de las leyendas y mitos que hay detrás y el significado que tienen al estar donde están". Lo importante, concluye, es que toda esta información se transmita. 

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