Alicante

La estrategia de Gobierno Botánico que preside Ximo Puig para "reconquistar" -o como prefiere decir él, "reconectar emocionalmente"- la provincia de Alicante, sigue haciendo aguas dos años después de su victoria en la Comunidad. El PP de Carlos Mazón ha logrado mantener viva la llama de la singularidad de la provincia avivada por los agravios de Valencia.

¿De dónde venimos? Puig logró hacerse con la Presidencia de la Generalitat en 2019 adelantando las elecciones y produciendo una minicrisis con su socia Mónica Oltra, cuyo partido, Compromís, no estaba preparado para juntar las autonómicas con las generales. Aún así, el liderazgo de Puig quedó oscurecido después de que sacase en la Comunidad 103.000 votos menos que Pedro Sánchez esa misma jornada.

El PP de Isabel Bonig perdió 150.000 votos respecto a los comicios autonómicos de 2015. El PSPV de Puig se llevó casi todo ese voto más lo que arañó a nacionalistas y podemitas, en el ámbito regional.

Sin embargo, las diferencias entre los bloques de izquierda y derecha en el ámbito regional, no fueron tan grandes. la izquierda consiguió 1.302.941 votos y la derecha 1.260.818, poco más de 42.000 votos. Así que el voto de derechas se trasvasó más entre sus tres partidos (PP-Cs-Vox) que el de izquierdas entre los suyos (PSOE-Compromís-Podemos).

En la provincia de Alicante Puig se vio fortalecido aumentando su número total de sufragios en casi 50.000 más respecto a cuatro años antes. Alicante fue fundamental para que pudiese repetir. Ahora las circunstancias han cambiado mucho. El PP tiene un nuevo liderazgo en la Comunidad Valenciana procedente de Alicante y Cs vive sus peores momentos.

La DANA, una oportunidad

El primer intento de Ximo Puig en su deseada "reconexión" vino a los pocos meses de las elecciones, en septiembre, cuando una DANA asoló la comarca de la Vega Baja alicantina, donde la derecha unida es más fuerte en toda la Comunidad. Se sacó de la manga el plan "Vega Ren-Hace" y anunció inversiones millonarias. 

Las críticas, sin embargo, le llovían por el desprecio -económico- del Gobierno central de Pedro Sánchez a la reconstrucción de la comarca. Puig prometía, pero Sánchez no daba. Y al final el plan del valenciano quedó en un compendio de promesas de obras muchas de las cuales ya habían sido propuestas en otros planes de inversión de Educación o Sanidad.

Compromís ya daba por perdida la batalla en la Vega Baja. Tanto que para presentar las conclusiones de una comisión parlamentaria de estudio por aquellos sucesos que ha sido incapaz de hacer comparecer a los responsables de la Confederación Hidrográfica del Segura (del PSOE), se fue a otra comarca.

La Vega Baja, la clave

Alicante está compuesta por siete comarcas muy diferentes entre sí. Y socialistas y nacionalistas se han asentado con firmeza en las últimas décadas en las zonas más cercanas a Valencia: l'Alcoià-Comtat y Marina Alta, fundamentalmente. Sin embargo, la Vega Baja sigue sin serles propicia y sus problemas terminan influyendo de forma determinante en la política provincial por su relación con los dos grandes núcleos de poder, económico y político, Elche y Alicante.

Dos errores que puede pagar caro el Botánico en las próximas elecciones tienen su mayor exponente en la Vega Baja. Por un lado, las políticas de inmersión lingüística del conseller Vicent Marzà (Compromís), que están teniendo el mayor rechazo de la Comunidad en esta zona. Y que amenazan con extenderse al Medio Vinalopó y la ciudad de Alicante, tradicionalmente castellanohablantes.

El otro está causado por la indolencia y apatía de Puig y el PSOE a la hora de reclamar al Gobierno central el agua que necesita la Vega Baja y el Baix Vinalopó procedente del Tajo-Segura. Las promesas de agua desalada más barata para los regantes ni convencen ni llegarán a tiempo antes de las próximas elecciones.

Pero el presidente de la Generalitat se niega a levantar la voz en Madrid mientras no sea ungido en el congreso regional (de 'País') de su partido, toda vez que sus socios en el derrocamiento de Sánchez en 2016, Susana Díaz y Tomás Gómez, están liquidados políticamente.

Entre tanto, el "efecto capitalidad" de Valencia sobre las inversiones de Alicante sigue molestando en los sectores económicos de la provincia. Puig y Oltra están haciendo primar las inversiones allí donde son más fuertes (Valencia y Castellón).

Un ejemplo muy claro es que el Puerto de Alicante recibirá una inversión 25 veces menor al de Valencia hasta el año 2024578 millones serán para Valencia, 98 para Castellón y 22,8 para Alicante. Otros son las exiguas promesas para el TRAM alicantino o vagas apuestas por el tren de la costa. Mientras que en Valencia ya se están ejecutando los trabajos de su parque central con Adif, en Alicante ni está ni se le espera.

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