Las autoridades de Birmania (Myanmar) han incrementado de manera "continua" la persecución contra todos los ciudadanos musulmanes a lo largo del país desde el episodio de violencia sectaria registrado en 2012, denunció hoy una oenegé.

La organización independiente "Burma Human Rights Network" (BHRN) documenta a través de 350 entrevistas en 46 ciudades birmanas el acoso contra los seguidores del islam y acusa de ser partícipes a Ejército, Gobierno, grupos ultranacionalistas y comunidades de monjes budistas.

"Existe una campaña institucionalizada contra los musulmanes dentro de una estrategia a largo plazo", dijo Kyaw Win, director de BHRW, durante la presentación en Bangkok del informe titulado: "Persecución de los musulmanes en Birmania", grupo religioso que representa menos del 5 por ciento de la población del país.

La campaña de hostigamiento tiene mayor incidencia en las personas de la étnia rohinyá, grupo que habita en el occidental estado Rakhine (antigua Arakán) y donde desde el pasado 25 de agosto se registra un rebrote de violencia entre Ejército e insurgentes.

Centenares de personas, en su mayoría rohinyás, han perdido la vida durante el asalto a puestos gubernamentales perpetrado por los militantes del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) y la posterior respuesta de las Fuerzas Armadas.

En las últimas semanas, al menos 123.000 rohinyás han cruzado la frontera de Bangladesh huyendo de la violencia según los datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

La ONG Human Rights Watch (HRW) mostró mediante imágenes de satélite la destrucción de poblaciones enteras en Rakhine, mientras militares e insurgente intercambian acusaciones de violar los derechos humanos.

"Para quemar una población (de unas 700 casas) en plena época de monzón se necesita tiempo, gente y muchos recursos (...) y los rohinyá están a la huida", incide Phil Robertson, subdirector para Asia de HRW, durante un acto con los medios.

La persecución que sufren los musulmanes, sin embargo, no está confinada a la región oriental sino que se vive en todo el país. Entre los problemas con los que se topan los islámicos se encuentran las objeciones a la hora de renovar los documentos de identidad, el cierre de mezquitas y el hostigamiento por parte de grupos extremistas.

La celebración de días sagrados para el islam también han sido cancelados en varias ocasiones a instancias de las autoridades con el objetivo de evitar confrontaciones con sectores de la mayoritaria sociedad budista.

"Incluso aunque seas ciudadano birmano, a los musulmanes se le ha usurpado la libertad religiosa", asegura Win.

BHRN sitúa a principios de 2012 el inicio de la persecución contra los musulmanes tras los brotes de violencia sectaria entre budistas y mahometanos que se propagó por varias regiones del país y en la que perecieron 160 personas.

Desde esa fecha, 120.000 rohinyás viven confinados en centros de desplazados internos en Rakhine en un régimen de segregación y a la que ahora se suma el corte del suministro de ayuda humanitaria.

"Con la división de comunidades, las autoridades mandan un mensaje de que no podemos vivir juntos como hemos hecho desde hace décadas", señala el activista birmano, al incidir que desde hace 5 años se han establecido 21 poblaciones a lo largo de Birmania bajo el lema: "libre de musulmanes".

Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyá, les consideran inmigrantes bengalíes y les imponen múltiples restricciones, incluida la privación de desplazamiento.