Bruselas

La amplia victoria del partido del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en las elecciones de este domingo lo convierte en un socio indispensable para la Unión Europea. Bruselas necesita la ayuda inmediata de Turquía para frenar la llegada de refugiados, que ha desbordado y enfrentado a los gobiernos europeos. Para lograrla, los europeos están dispuestos a pasar por alto el creciente autoritarismo de Erdogan, que hasta hace unos meses no dudaban en censurar, y a suavizar cualquier crítica a los retrocesos en materia de derechos humanos o libertad de prensa.

La recuperación de la mayoría absoluta por parte del partido de Erdogan, el islamista AKP, facilitará el acuerdo entre la UE y Turquía sobre un plan para frenar la llegada de refugiados, según el primer análisis que se hace en Bruselas. “Un gobierno estable en Turquía puede ser también un socio estable a la hora de afrontar la crisis de refugiados”, explica a EL ESPAÑOL un diplomático europeo.



Es el mismo mensaje, aunque menos explícito, que podía leerse en la primera declaración oficial de la UE tras conocerse el resultado electoral en Turquía. “La UE trabajará conjuntamente con el futuro gobierno para reforzar todavía más la asociación entre la UE y Turquía y hacer avanzar nuestra cooperación en todas las áreas en beneficio de todos los ciudadanos”, han señalado la Alta Representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, y el comisario de Política de Vecindad, Johannes Hahn, en un comunicado conjunto en el que no se mencionaba la crisis de los refugiados.

En Turquía hay ahora 2,2 millones de refugiados sirios. Los líderes europeos quieren que el Gobierno de Ankara tome medias para garantizar que se queden allí e impedirles viajar a Europa, por ejemplo permitiéndoles participar en el mercado laboral. También reclaman al presidente turco que selle las fronteras para que no haya más demandantes de asilo que atraviesen el país para llegar a la UE.

TURQUÍA PONE UN PRECIO ALTO

Ya antes de las elecciones, Erdogan puso un precio muy alto a la ayuda que le pide la UE. A cambio de quedarse con los refugiados sirios y sellar sus fronteras para impedir que lleguen a territorio comunitario, el Gobierno de Ankara reclama a Bruselas una ayuda de 3.000 millones de euros. Además, los líderes europeos se han comprometido a reactivar las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE, que llevan congeladas desde hace años; y a acelerar la supresión de visados para los ciudadanos turcos que viajan a Europa.



“Nos guste o no, tenemos que cooperar con Turquía en un esfuerzo conjunto”, admitió la semana pasada el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, durante una comparecencia ante el pleno de la Eurocámara. Juncker alegó que encastillarse en las críticas a Turquía por las restricciones a la libertad de prensa o los derechos humanos “no ayuda en este momento”.



De hecho, para no enfadar a Erdogan, el Ejecutivo comunitario ha retrasado la publicación de su informe anual sobre los progresos de Turquía para entrar en la UE. Este informe se publica habitualmente durante el mes de octubre, pero la Comisión no quería que se conociera en plena campaña electoral en Turquía. Los portavoces de Juncker han negado cualquier motivación política en este aplazamiento, aunque tampoco han dado explicaciones alternativas convincentes. El texto podría ver la luz pública esta misma semana.



Según un borrador preliminar al que ha tenido acceso la agencia Reuters, el informe acusa al Gobierno de Ankara de retrocesos en materia de defensa del estado de derecho, libertad de expresión e independencia judicial. El texto también critica el fuerte deterioro en la situación de seguridad en Turquía y la creciente politización de la administración del estado.

DUDAS EN ALGUNOS PAÍSES

Pero incluso los líderes que más escépticos han sido en el pasado con la candidatura de Turquía para entrar en la UE apuestan ahora por un enfoque pragmático. Es el caso de la canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país es uno de los más afectados por el flujo de demandantes de asilo. Merkel viajó a Ankara el pasado 18 de octubre para negociar personalmente con Erdogan y se ha comprometido a hacer todo lo posible por impulsar un acuerdo sobre refugiados.



El grupo socialista en la Eurocámara ha sido más crítico y ha pedido a Erdogan que acabe con las divisiones nacionales y vuelva al diálogo con la población kurda. “Recordamos al nuevo gobierno que los derechos humanos, la libertad de prensa y los derechos de las minorías deben garantizarse y respetarse en toda Turquía para realizar progresos en las negociaciones de adhesión a la UE”, ha dicho el grupo socialista en un comunicado. También países como Francia, Grecia o Chipre tienen dudas sobre la cooperación con Ankara.

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