Aitor Esteban, una bandera iraní manchada de sangre y la protesta por la Sanidad pública.

Aitor Esteban, una bandera iraní manchada de sangre y la protesta por la Sanidad pública.

MERODEOS

Sobre la hipocresía de la solidaridad, la libertad de Irán y el colapso sanitario

18 noviembre, 2022 03:19

El PSOE demuestra que Bildu es su socio prioritario frente al PNV al darle la baza de que el País Vasco cobre el nuevo impuesto a la banca y las energéticas. La decisión demuestra cuál es la idea del Gobierno sobre la solidaridad interterritorial. Por otra parte, las protestas continúan en Irán con el contador de muertes disparado y el temor del régimen de los ayatolás a perder el control de la situación. Por último, los problemas en la Atención Primaria en toda España pueden quedar en anécdota ante la crisis que se avecina con el incremento de los pacientes crónicos.

Aitor Esteban.

Aitor Esteban.

La hipocresía del Gobierno con la solidaridad

Las disputas de PNV y Bildu no se limitan al ámbito regional. El último roce llegó ayer jueves con el acuerdo entre los segundos y el PSOE para la recaudación del impuesto a la banca y las energéticas. El asombro del PNV es comprensible y certifica dos realidades.

Primero, la competencia desleal de Bildu, que calca una iniciativa del PNV para arrebatarle una victoria que vender domésticamente: la Hacienda foral gestionará la recaudación íntegra de la tasa.

Segundo, que el PSOE tiene claro cuál es su socio preferente de entre las dos cartas nacionalistas vascas, con la aprobación de los Presupuestos muy cercana.

Pero, más allá de las pugnas circunstanciales, salta a la vista una realidad incómoda para el Ejecutivo. Al tiempo que fuerza a las grandes fortunas y los trabajadores de éxito a la solidaridad, con un nuevo impuesto contraproducente y analizado en anteriores editoriales, exime a sus socios de legislatura de contribuir al esfuerzo general.

El Gobierno utiliza sin disimulo la Moncloa para premiar a los fieles y penalizar a los disidentes, como la Comunidad de Madrid y Andalucía. Las dos regiones populares pretendían liberar del impuesto de patrimonio a sus ciudadanos con una serie de bonificaciones fiscales. Pero Moncloa lo impidió.

La solidaridad no puede ser a la carta. Y la política fiscal de un país no debería estar supeditada a los cambalaches de un Gobierno con minoría parlamentaria y una dependencia peligrosa de los nacionalistas.

Una bandera de Irán con sangre.

Una bandera de Irán con sangre.

El sacrificio de las iraníes para recuperar Irán

Las protestas continúan en Irán dos meses después del crimen contra Mahsa Amini, y cada día parece más claro que las Fuerzas de Seguridad deberían rebautizarse como Fuerzas de Represión. Llegan, desde todos los puntos de la república islámica, imágenes y noticias sobre el arresto de niños en los colegios, asesinatos sistemáticos de manifestantes, controles masivos y arrestos arbitrarios.

A la lista de la barbarie se unieron ayer los eventos del metro de Teherán, donde la policía abrió fuego y golpeó a decenas de mujeres sin velo. La jornada terminó con al menos 15 muertos.

Existen pocas causas más nobles que la protagonizada por las mujeres iraníes, dispuestas a sacrificar su vida por la libertad. Sus voces se oyen hoy con más fuerza en las jornadas que conmemoran el Noviembre Sangriento de 2019, cuando las protestas contra el incremento de los precios del combustible terminaron con cientos de muertos.

El régimen de los ayatolás sabe que su poder no está garantizado. Puede engañarse y promulgar que las revueltas no son más que conjuras de Occidente. Pero millones de iraníes anhelan los tiempos de libertad y prosperidad que, saben, pueden recuperar. Las mujeres prendieron la mecha. El tiempo dirá si se convierte en llama y recuperan el Irán libre y próspero perdido.

Manifestante por la Sanidad pública.

Manifestante por la Sanidad pública.

Las dolencias crónicas amenazan el sistema

Si ayer jueves este periódico alertó sobre las consecuencias de que las mujeres españolas sean las que más posponen la maternidad, hoy viernes advierte sobre otro factor vinculado con el invierno demográfico. Las previsiones de Naciones Unidas indican que España será el país más longevo del mundo en 2050, únicamente superado por Japón. Sin duda, es el resultado de una mejora de las condiciones de vida y los servicios sanitarios que ha derivado en que ambos países sean los que cuentan con una esperanza de vida más elevada.

El problema se genera cuando no existen relevos generacionales. Y el Estado se encuentra con una población envejecida y sin los recursos necesarios para cubrir las necesidades asociadas a la edad. Según las estadísticas oficiales, el 92,5% de los mayores de 64 años padece alguna enfermedad o problema de salud crónico. Según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística, el 30,4% de los españoles tendrá más de 64 años en 2050. Es decir, unos 16 millones de personas.

Si la atención a la población crónica supone un 80% de la carga asistencial de la Atención Primaria en España, se extrae una conclusión rápida. Puede que el sistema sufra dificultades en la actualidad. Pero se acerca un tsunami de enfermos crónicos que amenaza seriamente con apuntillarlo. No hace falta esperar a 2050 para comprobar las consecuencias. En 2030, con la progresiva jubilación de los baby boomers, habrá un 30% más de pacientes crónicos que en la actualidad.

La Sanidad pública está al borde del colapso. Urge un plan nacional que no deje de lado la realidad más cruda: en España no nacen suficientes niños.

*** El Merodeador es el seudónimo colectivo de la sección de Opinión de EL ESPAÑOL integrada por Cristian Campos, Jorge Raya Pons y Víctor Núñez.

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