Esteban González Pons, vicesecretario de Relaciones Institucionales del PP, eurodiputado y vicepresidente del EPP.

Esteban González Pons, vicesecretario de Relaciones Institucionales del PP, eurodiputado y vicepresidente del EPP. Javier Carbajal

Política EL ESCAÑO DE SATANÁS

Sexo en el Congreso, Podemos en manos de un imán y Vox, de un caudillo: el libro de González Pons

El vicesecretario general del Partido Popular, Esteban González Pons, publica "El escaño de Satanás", un 'thriller' político con elementos sobrenaturales.

9 noviembre, 2022 02:03

Esta historia empieza en el despacho de Francisco, un diputado socialista por Teruel. Es de noche y está solo en el Congreso. Lo llaman el "monaguillo" porque es capaz de vender su alma con tal de ser ministro. De pronto, aparece el diablo con cuerpo de mujer y, literalmente, se lo come.

La escena está a la altura del mejor Esteban González Pons, en la estela de su libro anterior, titulado Ellas (Espasa, 2020): "Y cómo era posible que, pese a lo complicado del traje de dama de la corte de los Austrias que lucía, [Francisco] la percibiera desnuda en la penumbra del despacho, que las puntas de sus pechos lo tuvieran pegado contra el respaldo de su sillón como si fueran dos amenazantes dagas quitapenas. Le hincó con fuerza las uñas de los pulgares por detrás de la mandíbula provocando así que el diputado abriese de par en par los labios y entonces, con lascivia, gozando con cada lametazo, empezó a besarle en la boca”.

Teruel ya no existe. Francisco Arroyo, su señoría, acaba fatal, fiambre. Se trata de la primera escena de El escaño de Satanás (Espasa, 2022), que se publica en unos días. El vicesecretario general del PP ha fabricado un thriller político de dimensiones sobrenaturales para poner sobre la mesa su principal preocupación: que los extremos gobiernen indefectiblemente España y que esto se joda igual que el Perú de Zavalita.

González Pons -se intuye en la novela- no quiere saber nada de Vox ni de Podemos. Y la ficción, en este país enfermo de literalidad, resulta un buen camino para decir lo que realmente se piensa. De hecho, el libro está repleto de escenas donde los diputados, antes de comparecer ante los medios, imaginan mil medias verdades para ocultar la verdad completa.

Esta es también la historia de los políticos. Por eso el lector, más allá del mensaje, descubrirá las peculiaridades del medio: cómo se enamoran, cómo mienten, cómo follan, cómo engañan, cómo seducen, cómo pactan, cómo ambicionan, cómo traicionan. Y sí, habrá buenas dosis de sexo. Un par de diputados cabalgarán hasta en el escaño. ¿Y si el autor alguna vez...?

Dice González Pons al empezar: "De Dios es el poder y de Satanás la política. En el reino de los hombres el poder se alcanza por la política, esto es: a Dios se llega por Satanás". Vamos, entonces.

Al vicesecretario del PP se le ocurrió esta novela en la bañera. Hay algo de Cela en eso, último español de bañera y orinal. Quizá de ahí nazcan las truculencias en la línea de Pascual Duarte. En 2009, se descubrieron unas calaveras en las catacumbas del Congreso. Allí hubo un cementerio, porque fue convento antes que Parlamento. González Pons pensó: ¿por qué no meter al demonio en el hemiciclo?

La España que se desliza es el esperpento de la de hoy. Ya declara sus intenciones la mano derecha de Feijóo en la página previa de citas, donde elige a Valle-Inclán. En el país que nos encontramos, funcionan los mismos periódicos que en la realidad, con los mismos nombres. También los mismos partidos, aunque en una situación distinta.

La España de Satanás

Resulta clave el contexto: reabierta la catacumba del Congreso, el diablo (con forma de mujer) recorre los pasillos de la Cámara y ha extendido una nueva peste, que se ha llevado la vida de miles de ciudadanos. Esa situación, pésimamente gestionada por bipartidistas y tecnócratas, ha supuesto el auge de los extremos.

Cuando el virus se extingue, el diablo continúa campante. Ha logrado el panorama que buscaba. La extrema izquierda y la extrema derecha tienen la oportunidad de liderar el Ejecutivo.

Podemos se ha disuelto en el Pacto del Arcoíris, un movimiento liderado por el imán Al Isbani, que reúne a las "fuerzas de la izquierda revolucionaria laica": "Comunistas, anarquistas, anticapitalistas, bolivarianos, verdes, independentistas de cada una de las regiones, antirracistas, oenegés de migrantes, sindicatos de clase. Buscan erradicar el fascismo latente en la sociedad española".

En la otra orilla, la "derecha nacionalista" de Vox se ha disuelto en un movimiento conocido como El Escarmiento. Lo dirige Baldomero Cuervo y pretende la "sustitución de la monarquía parlamentaria por un régimen de democracia directa a través de las redes sociales". Es "una fuerza fanatizada y todavía más extremista que Vox" liderada por algo parecido a un caudillo.

Ahí queda respondida por González Pons la pregunta tan manida en las ruedas de prensa: "¿Consideran ustedes a Vox extrema derecha?". En un momento dado, el narrador, o sea Esteban, se refiere al franquismo como una "dictadura fascista".

Los del Escarmiento han pegado un buen pelotazo. Los de Abascal limosnean a las puertas de su sede. El Cuervo, candidato a la presidencia, dice cosas así: "España es una obligación para los españoles y los españoles una obligación para España (...) Si nosotros no vamos a comernos el pan del extranjero, que no vengan los extranjeros a comerse nuestro pan".

PP y PSOE se han descalabrado por su "incapacidad para superar sus diferencias y unirse en una coalición de centro". La falta de diálogo ante el auge de los extremos los ha convertido en "partidos inútiles".

El puticlub de Cs

Mención aparte merece Ciudadanos, que conserva grupo parlamentario propio, pero que ya ha cambiado de nombre: se llama "Libertad-Libertad" y la refundación tuvo que acelerarse por culpa del siguiente escándalo. Durante la pandemia demoniaca, los naranjas no respetaron el confinamiento y se dieron a la fiesta rijosa en el "puticlub-spa Ñol".

Por tanto, PP, PSOE y Ciudadanos todavía pueden evitar que España sea gobernada por la alianza de izquierdas del imán o por El Escarmiento de Baldomero Cuervo. ¿Lo conseguirán? No podemos responder a esa pregunta, porque el libro merece la pena ser leído y todavía está a punto de llegar a las librerías.

En cualquier caso, el fondo de la caricatura es sin duda el fondo de González Pons: esa incomodidad que le produce que Moncloa sólo pueda alcanzarse o bien gracias a Podemos y los nacionalistas o bien gracias a Vox. "Nosotros somos un partido de centro, no tenemos nada que negociar con fanáticos y radicales", llega a decir el portavoz parlamentario del PP.

También inquieta al vicesecretario de Feijóo la inexistencia de un proyecto que agrupe a los suyos y a Ciudadanos. De hecho, dos de los protagonistas (un diputado azul y una diputada naranja) quieren follar y no pueden. O mejor dicho: no pueden follar todo lo que les gustaría.

Amor y sexo

González Pons ha sido seis años diputado y diez años senador. Dicen que las buenas ficciones se construyen sobre pedazos de realidad. Por ejemplo, el portavoz del PP va en coche oficial hasta casi el Congreso y se baja unos metros antes para que lo vean llegar andando.

La novela, por el camino del esperpento, aporta esas claves que explican la política y que no se pueden publicar informativamente: el amor y el sexo. Todo eso, por ejemplo, estuvo en el auge y caída de Ciudadanos; o en el auge y caída de Podemos. Rosa Belmonte suele decir que Podemos fue "un plan para follar que se fue de las manos".

Escribe, por ejemplo, González Pons: "Las aventuras amorosas entre políticos o entre políticos y periodistas son frecuentes. Se asientan sobre el poder como único tema de conversación; sin política no hay de qué hablar en este tipo de parejas. A veces pasa que dos políticos se enamoran de verdad y cuando ese maldito milagro ocurre siempre acaba conduciendo a sus carreras políticas a la catástrofe".

[Las páginas más sexuales de González Pons con vaginas poderosas que devoran al hombre]

También desmiga el vicesecretario del PP las "dobles vidas" de los diputados. Escoge, en este caso, a un portavoz de su partido: "En Salamanca, pasaba por ser un ordenado patriarca de derechas, de los de misa y pasteles los domingos, de los de reunión de padres en el colegio de las niñas y acompañar alguna caminata por el arcén a las tías de Béjar. Sin embargo, al llegar a Madrid se transformaba en un bohemio. Se deshacía de cuantas convenciones le había impuesto su biografía de alumno aplicado de los Maristas y dejaba caer al suelo sus maneras provincianas".

Queda transcrita, para cerrar este capítulo, el párrafo carne de trending topic, el polvo en el escaño: "Incapaz de resistirse a la llamada de una fantasía imposible, [Marga, de Ciudadanos] cede. Se adentra en la fila de escaños, llega hasta donde la espera su amor [Moncho, del PP], se sube la falda, abre las piernas, se sienta a horcajadas sobre sus muslos y se besan en los labios. Las bocas se funden una en la otra. El beso es profundo, húmedo, largo".

González Pons siente con los orgasmos lo que sentía Jean Cocteau con el canto de las gaviotas: "Es terrible morirse sin poder expresar con las letras el ruido de las gaviotas". Los orgasmos tampoco caben en las palabras.

Maquiavelo

"Si no te teme nadie es que no eres nada importante". Esta es una de las frases con las que el narrador va describiendo la política de hoy. Esa política tan mediatizada, de regate corto y de escándalo. ¡Esa política satánica!

De manera descarnada, González Pons acuña lo que parece una enmienda a la totalidad de su propia profesión: "La política obedece antes al hígado, al estómago o a los puños que al sentido común. Consiste siempre en un abuso sobre la libertad de los demás. La ambición es a la política lo que el hambre a la supervivencia".

Más madera: "Los políticos, además, son vanidosos en extremo, de otra forma no se entendería que soporten con tanto gusto la indignidad que conlleva exponer públicamente sus vidas. Desean ser famosos, reconocidos, idolatrados. La política produce a sus protagonistas satisfacciones y frustraciones sexuales".

Y un último gancho: "Para que los logros de una generación de políticos se desvanezcan sólo hace falta que entre en juego la siguiente generación de políticos. Ningún político se considera hijo de otro político, todos miran al mundo con ojos de primer ser humano sobre la Tierra".

A lo largo del libro, Moncho, el portavoz del PP, envía sus WhatsApp desde esta línea: 681076404. Al llamar, salta un buzón inglés que redirige a uno español. ¿Y si González Pons, sin dar su número personal, ha abierto de esta manera un buzón para que le dejen mensajes sus lectores?