Tomás Serrano

España PRIMARIAS DEL PSOE

Las tablas de la ley de Pedro Sánchez: por qué ha ganado y qué hará con el PSOE

La mayor parte de los militantes del PSOE sangraban por la herida de la abstención. Sánchez supo aprovecharlo y generar ilusión frente a Díaz. 

22 mayo, 2017 02:04

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Pedro Sánchez ha vuelto como se fue. Salió en coche el 1 de octubre, derrotado tras perder la votación sobre el congreso del partido que quería celebrar. Este 21 de mayo, casi nueve meses después, abandonó Ferraz montado en su coche particular. Este domingo conducía él, política y literalmente.

Hace unos meses, todos lo daban por muerto. Pero ganó. Con más del 50% de los votos dejó a Susana Díaz, candidata del 100% PSOE, en el 40%. Sánchez vuelve por la puerta grande a Ferraz. Aunque su victoria sea grande, su partido es más pequeño que nunca. Está partido en dos y con su peor resultado electoral. Sánchez gana, pero desde el "kilómetro cero" que él describió en su discurso comienza un camino incierto. Estas son las razones de su victoria y sus planes:

1.- La abstención

Más que ninguna victoria en ninguna comunidad autónoma, lo que ha catapultado a Pedro Sánchez al liderazgo del PSOE es su rechazo a la abstención. Aunque formalmente dimitió como líder del PSOE tras perder una votación sobre la fecha del congreso del partido, Sánchez ve en su caída a los que luego decidieron desbloquear la parálisis institucional brindando el Gobierno al PP. Él dimitió como diputado para no tener que votar "no" (una indisciplina inaceptable en un exsecretario general) y después comenzó su viaje por toda España.

El "no es no", reconvertido en "sí es sí", prendió en la militancia, que comenzó a abarrotar sus actos convencidos de que Pedro Sánchez devolverá al PSOE su alma de izquierdas y un proyecto autónomo frente a la derecha. Al contrario de lo que pensaban algunos dirigentes susanistas, en los actos de Sánchez había, además de indignación, ilusión. 

2. Su historia personal

Sánchez, con su mujer, Begoña Gómez, en la sala de los Comités Federales.

Sánchez, con su mujer, Begoña Gómez, en la sala de los Comités Federales. Moeh Atitar

Sánchez ha sabido construir un relato sobre sí mismo que le ha ayudado mucho durante esta campaña. Un líder elegido por las bases, defenestrado por las estructuras del partido, que tuvo que renunciar a todos sus cargos y que se apuntaba al paro para desde ahí tratar de recuperar su partido. 

Sánchez ha sido el principal reclamo de una campaña que pretendía ser plural, pero que estaba muy centrada en su figura. No en vano, desde las primeras elecciones generales a las que se presentó, su equipo aseguraba que su marca cotizaba más al alza que la del propio PSOE. Ahora ocurrió lo mismo. Ha nacido una estrella o, en palabras de Andrés Perelló, uno de sus asesores, estamos ante el tercer resucitado de la historia, tras Lázaro y Jesucristo. Políticamente, se entiende. 

3. El discurso antiestablishment 

Uno de los mayores argumentos de Díaz se convirtió en un arma para Sánchez. El "aparato", los referentes históricos y los dirigentes territoriales fueron vistos por la candidatura de Sánchez como fuerzas que trataban de decidir el liderazgo al margen de los militantes.

Sánchez comenzó a criticar a los "notables", a los que no querían primarias, a la Gestora que actuaba en favor de Díaz y a los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González. "Estoy convencido de que con 35 años menos estarían aquí", decía Sánchez en cada mitin. 

El resultado es claro. Sánchez ha ganado a Díaz en todas las comunidades autónomas salvo en la suya, Andalucía. Todos los barones susanistas, muchos de ellos presidentes autonómicos, mordieron el polvo y quedaron gravemente desautorizados. 

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4. Reivindicación de la izquierda 

Sánchez presentó un proyecto en febrero que mencionaba 21 veces la palabra "neoliberalismo". Su lema de campaña en su fase final fue "Aquí está la izquierda". Su penúltimo mitin se celebró en Sevilla, a menos de dos kilómetros de uno de Susana Díaz. "Allí no está la izquierda. Allí no se sabe si son de izquierdas o de derechas. Aquí sí somos de izquierdas. No nos avergonzamos en absoluto de decirlo. Somos de izquierdas y rojos", dijo Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, uno de sus principales colaboradores.

Todos los actos de Pedro Sánchez acaban con la Internacional, el tradicional himno proletario del PSOE que el partido hacía años que había dejado de usar. Aunque en 2014 Sánchez era el candidato "socioliberal", como recuerda Cristina Narbona que era considerado, en 2017 se ha presentado como un líder más a la izquierda que sus rivales.  

5. La campaña más larga

Aún no había anunciado que se presentaba a las primarias, pero el 26 de noviembre, Pedro Sánchez se plantó en Xirivella (Valencia) y congregó a cientos de personas. "Todos venidos en autobús", decían los cercanos a Díaz para desacreditarlo. Sánchez no anunciaría públicamente que optaba a la reeleción hasta dos meses después, el 28 de enero en Dos Hermanas. Pero se dejaba querer

Sánchez ha mostrado en todas las campañas electorales una inmensa resistencia, incluso física, que le ha permitido hacer cientos de actos, la mayoría multitudinarios. Los mítines de su equipo también fueron multitudinarios. Díaz, sin embargo, no anunció formalmente su candidatura hasta el 26 de marzo

6. Una dirección sin ataduras

Sánchez tendrá las manos muy libres para hacer su Ejecutiva. Su amplio margen se lo permite. En 2014, muy apoyado por Susana Díaz y los barones, hizo una Ejecutiva con muchos miembros que entraron en virtud de una cuota territorial que él rechaza. 

A partir de ahora y hasta el congreso del 17 y 18 de junio, Sánchez tendrá que decidir su Ejecutiva. Será un momento clave, ya que en la cohesión que sea capaz de lograr (o le permitan) estarán parte de las posibilidades del PSOE de superar su crisis interna. 

Díaz, en su comparecencia ante la prensa.

Díaz, en su comparecencia ante la prensa. Moeh Atitar

El más fácilmente integrable es Patxi López, aunque parte de su equipo mantiene una gran enemistad con Sánchez. Si Sánchez integra al sector de López, tendría el respaldo del 60% del partido. Díaz ha prometido ponerse "a disposición de lo que el partido necesite", sin pronunciar el nombre de Sánchez. Esa parte será más difícil. 

7. Implacable contra Rajoy

La primera medida de Pedro Sánchez si gana será pedir la dimisión de Mariano Rajoy. Así lo ha dicho en numerosas ocasiones, al tiempo que atacaba a la Gestora y a Susana Díaz por ser demasiado blandos con él. En su discurso ante la militancia prometió una lucha sin cuartel contra la corrupción. 

Por ver está si impulsará una moción de censura, aunque hasta ahora ha dicho que no apoyará la de Pablo Iglesias. Según no pocos socialistas, la victoria de Pedro Sánchez supondrá que la legislatura podría tornarse en inestable. En manos de Rajoy estará convocar o no elecciones. 

8. Ganar a Podemos a caricias

Sánchez se ha mostrado a favor de estrechar lazos con Podemos. Comenzó pidiendo "unidad de acción" en una alianza de fuerzas progresistas contra Rajoy y luego rebajó el tono tras las aportaciones de los militantes. 

Sánchez quiere ganarle a Podemos a caricias. Asegura saber lo que necesita la izquierda y lo que no quiere es cainismo, según él. Por eso propone mantenerse firme ante Pablo Iglesias, pero reconociendo que a Podemos se fueron muchos de los seis millones que el PSOE ha perdido desde 2008.

9.- Un Estado plurinacional

Sánchez ha defendido el reconocimiento de España como un "estado plurinacional" y una reforma federal de la Constitución. Según Sánchez, España se compone de "nacionalidades culturales" a las que hay que reconocer sus especificidades. 

Sin embargo, Sánchez ha rechazado en numerosas ocasiones un referéndum de autodeterminación en Cataluña, pactado o unilateral, por lo que en eso no cambiará la posición del PSOE. 

10. Salario mínimo, 35 horas

Como Díaz, Sánchez tiene en su programa algunas medidas que sólo podrá llevar a la práctica desde el Gobierno, como las 35 horas de jornada laboral o los 1.000 euros de salario mínimo en 2020.

Para el partido, Sánchez propone hacer consultas sobre los pactos poselectorales, para la censura de un secretario general, la doble vuelta de las primarias o limitar las gestoras a 90 días.