Elecciones Generales EL FUTURO DEL PSOE

Demostración de fuerza de Susana Díaz en Madrid a un mes del 26J

Más de 600 personas escuchan como Díaz vincula la continuidad de Sánchez a su muy improbable victoria.

19 mayo, 2016 02:23

Noticias relacionadas

Ganar unas elecciones es un criterio razonable para medir el éxito el fracaso de un político. Susana Díaz lo convirtió este miércoles en determinante y prácticamente implacable. La presidenta de Andalucía desembarcó en el hotel Ritz de Madrid con una legión de fieles y ante más de 600 personas, según su equipo, prometió dejarse "la piel" para ganar las elecciones generales en su comunidad. "El principal apoyo que tiene Pedro Sánchez está en Andalucía", proclamó. No en vano, Andalucía es una de las dos únicas comunidades autónomas donde el PSOE ganó el pasado 20 de diciembre (la otra es Extremadura). Los nuevos comicios son también un examen a su gestión y popularidad.

Pero del mismo modo que Díaz espera ganar las generales en Andalucía, Sánchez debe hacer lo mismo en el conjunto de España. Su propio futuro como líder del partido depende de ello, según se encargó de advertir la presidenta por vía indirecta. "Yo quiero estar en esa investidura de Pedro como presidente cuando gane las elecciones", dijo. A Díaz le gustaría que Sánchez sea presidente "porque haya ganado las elecciones", dijo en otro momento. Sea como fuera, tras las elecciones se abrirá un proceso de reflexión interna, avanzó Díaz. Nada de volver a repetir estos meses. 

Una victoria casi imposible

¿Qué pasa si Sánchez no gana las elecciones, como apuntan todas las encuestas sin excepción? Ahí, la líder del PSOE andaluz no quiso entrar y explicó que no se puede salir a empatar. ¿Estaría de acuerdo con que el PSOE se abstenga después del 26 de junio para que el PP pueda gobernar? Según ella, hay que dar la vuelta a la pregunta y hacérsela a los populares, porque ella quiere que Sánchez gane. Y si no gana, ya veremos.

A nadie se le escapa que Susana Díaz quiere aún pelear por el liderazgo del PSOE. Lo ha dicho en múltiples ocasiones en privado y ha amagado en varias ocasiones, la última, hace ahora dos meses, coincidiendo con la Semana Santa. Su entorno cree que fue un error que Sánchez optase a la presidencia del Gobierno con 90 diputados y creen que pecaron al permitírselo.

Ahora todo ha cambiado. El PSOE aspira apenas a conservar su resultado, pese a que el del 20 de diciembre fue el peor de la historia del partido en democracia, y podría ceder al menos un puñado de escaños en provincias donde los logró por muy poco la última vez. Podemos, ahora con IU, mantiene excelentes expectativas en lugares clave como Cataluña, pero también en la Comunidad Valenciana, País Vasco o Galicia. El PSOE podría salir aún peor parado en el Senado, donde podría quedarse sin electos por estas circunscripciones debido a la pujanza de sus competidores por la izquierda y un sistema que ahora beneficia al PP.

Su vuelta al escaparate madrileño

Es por eso que, cuando Díaz rechazó respaldar un nuevo intento de Sánchez si no gana, a más de uno se le atragantó el desayuno que se servía en el distinguido hotel Ritz de Madrid, ahí donde hacer ahora dos años y medio hizo su presentación madrileña y en el ámbito nacional.

Entre los presentes no faltaron buena parte de su Gobierno autonómico y alcaldes de capitales de provincia, entre ellos Francisco Cuenca, recién llegado al bastón de mando de Granada. También estaban críticos con Sánchez, como Eduardo Madina, al que le dedicó unas cariñosas palabras, o Antonio Miguel Carmona, concejal en el Ayuntamiento de Madrid despojado de la portavocía. El equipo de Díaz presumía de que buena parte de los asistentes, más de 600, tuvieron que ver la intervención por televisión al no caber en el salón principal. No se la perdieron Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra, Pedro Montoya, responsable de Airbus en España o José Luis Manzanares, presidente de la empresa de ingeniería Ayesa.

Díaz aprovechó para mostrar su perfil más presidencialista. Ejerció a veces de madre de los demás políticos, al reñirles a todos por igual (hasta incluirse a sí misma) por la falta de voluntad. "Con esta actitud que hoy tenemos los políticos hubiera sido imposible la Transición" a la democracia, lamentó. Se esforzó por hablar el idioma de muchos de los empresarios presentes, que quieren estabilidad y huyen de populismos y nacionalismos, las dos grandes amenazas identificadas por Díaz.

Perfil presidencialista

Pero la presidenta de Andalucía trató también de demostrar que puede tener un perfil internacional: exigió más presencia de España en la UE y un viraje en las políticas comunitarias, criticó a Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, y a Rajoy por no haber logrado una reunión con Barack Obama en su última gira europea. "El presidente del Gobierno, mi Gobierno, ni está ni se le espera", lamentó. 

Díaz aseguró no estar en temas internos del PSOE en los que no va a perder "ni un minuto" y pidió a su partido que no se "enrede" en la campaña electoral y que plantee un "gran debate nacional que se centre en los problemas y en las inquietudes" de los españoles y no en la polarización entre PP y Podemos, en siglas, en "membretes o colorines", dijo en probable alusión a la alianza de Podemos e Izquierda Unida.

Por si fuera poco, la presidenta de la Comunidad de Madrid, se dejó caer por el evento, provocando no pocos comentarios. ¿El próximo duelo electoral tendrá a Díaz y Cristina Cifuentes como respectivas candidatas de sus partidos?

Por si acaso y ante la impávida mirada de miembros del equipo de Pedro Sánchez (como César Luena, su número dos, Antonio Hernando, el portavoz, o Óscar López, jefe de filas en el Senado), presumió de hablar con los dos únicos expresidentes socialistas vivos: Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, con quien conversa con una "asiduidad impropia".

Ni el desembarco de Díaz era casual ni ella parece haber desistido en su empeño de liderar el PSOE. Si Sánchez no gana las elecciones, claro.