Eva Baltasar. Foto: David Ruano.

Eva Baltasar. Foto: David Ruano.

Novela

'Ocaso y fascinación': Eva Baltasar se adentra en los márgenes de la sociedad "sin remilgos ni compasión"

La autora dispara contra todo: la infancia, la educación, la inestabilidad laboral, la sociedad deshumanizada y la ciudad agresiva e implacable.

11 mayo, 2024 02:20

Eva Baltasar (Barcelona, 1978) publica Ocaso y fascinación tras haber conquistado a los lectores con tres libros sobre la maternidad originalmente escritos en catalán: Permafrost (2018), Boulder (2020) y Mamut (2022). Su literatura contiene relatos intimistas que bucean en el estado anímico de los personajes desde una conciencia muy consciente. Para conseguirlo, transmuta el lenguaje desde una actitud poética, vaciando las palabras y dotándolas de sentidos nuevos. Es obvio que además de prosa compone poesía.

Ocaso y fascinación

Eva Baltasar

Traducción de Concha Cardeñoso. Random House, 2024. 129 páginas. 18,90€

El título de la obra, también vertida al español, está muy bien elegido. Lo forman dos sustantivos coordinados que responden al contenido de cada una de las partes que lo estructuran. En la primera, asistimos a la caída de la protagonista, una mujer de veintisiete años, titulada en Pedagogía, que, en su faceta de narradora, desgrana su día a día con minuciosidad.

Lo hace desde un presente inmediato que coincide con el tiempo verbal de la narración. Se trata de alguien que se sitúa en los márgenes de la sociedad y, por lo que deja entrever, en el pasado tomó decisiones erróneas que la han conducido a la actual situación de precariedad. Como veremos después, es en el juicio despiadado, formulado por el yo contra una realidad social que convierte a las personas en parias, donde el libro gana más enteros.

Una de las escenas iniciales impacta por la plasticidad con la que está contada y por el sentido que la autora le confiere. En ella, la joven es desalojada por la fuerza de un piso compartido y empujada escaleras abajo. Impacta en el suelo y detrás ruedan sus escasas pertenencias: una maleta medio abierta, ropa mezclada, su móvil y el portátil que, de forma inmediata, se convierten en desechos. Es la imagen de un ser desahuciado cuya vida, hecha añicos, toca fondo y se concreta en unos pocos objetos antes útiles y ahora inservibles.

[Eva Baltasar, finalista del premio Booker Internacional con su novela 'Boulder']

En esta primera parte, donde se disecciona la vida de la protagonista, su caída, su leve reflote —gracias al auxilio de la limpiadora de la escalera— y su regreso a la intemperie, Baltasar dispara contra todo. Sin remilgos y sin compasión, pone en la diana la infancia, la educación, la inestabilidad laboral, las desigualdades sociales, la falta de horizontes vitales, la sociedad deshumanizada y la ciudad agresiva e implacable.

Al mismo tiempo, hace jugosas reflexiones sobre la muerte y la vida. Completa el cuadro un análisis sobre el cuerpo —más tarde se extenderá a la casa— abandonado al abismo, sobre las sensaciones que el hecho genera y sobre un hundimiento interior que abandona al individuo a una pobreza emocional, en ocasiones transformada en refugio.

Sin remilgos y sin compasión, la autora pone en la diana la infancia, la educación, la ines-tabilidad laboral...

La segunda parte resulta más etérea, elusiva y, sobre todo, confusa. Sin solución de continuidad, el lector transita desde una situación realista, que se palpa y se lee con incomodidad, hasta otra que, construida sobre un eje simbólico, resulta desconcertante.

En ella todavía quedan rescoldos de crítica social (el trabajo se define como “una paliza que machaca el cuerpo y deja la cabeza irreparable”), aunque el personaje parece haber aceptado su nuevo rol ante el deslumbramiento que le causa una mujer que aparece de la nada para habitar el espacio —la casa— y transformarlo en un “santuario incorruptible”.

María es una especie de Virgen que mira ciega mientras unos gusanos amenazan con invadir el paisaje doméstico y convertirlo en un lugar devastado. El problema es que esta presencia no está convenientemente justificada y que las dos narrativas, de tono y contenido heterogéneo, carecen de un encaje plausible.