José Menéndez, Pepe El Metralleta, luce bigote a la moda. Y 70 tacos muy bien llevados. Es el artista que más discos ha vendido de España, cientos de miles, y nadie le reconoce. En esta mañana rara preelectoral Pepe, como ha hecho los últimos cuarenta y cinco años, deambula por los pasillos de su tienda, en el sótano del aparcamiento de la Plaza de las Descalzas. El mundo gira a 33 revoluciones allá abajo.

Éstas son mis 10 razones para considerar a Pepe y a La Metralleta como la mejor tienda de discos del mundo:

1.- En la tienda siempre hay buen rollo. Muy buen rollo. Vayas el día que vayas. Los clientes de La Metralleta no son unos cualquiera. No tienen edad, no tienen clase social, los clientes, obviamente como el que esto escribe, son connoisseurs, arqueólogos de la industria musical. Gente rara, como el cura ese que compraba los discos de Marifé de Triana para quemarlos. O al menos eso le contó a Pepe.

2.- La bolsa de La Metralleta es un icono de la ciudad de Madrid. Esa bolsa amarilla con la metralleta impresa en negro debería estar en el Museo de la Ciudad. Más madrileña que su bandera de estrellas. La bolsa es tan famosa que Pepe ya vende camisetas con el logo. Si te cruzas con un cliente que la pasea por la Gran Vía, salúdale porque te garantizo que es alguien con las orejas bien abiertas. Abiertas al mundo.

3.- La Metralleta ya no es solo de Pepe. El negocio lo montó con su hermano, y cuando eéste se retiró, para no tener un cisma familiar, decidieron que ambas familias podrían abrir una tienda con el nombre de La Metralleta. En los sótanos de la Plaza de las Descalzas las dos tiendas, una de cada familia, están una frente a otra; los primos las recorren jugando como si fuera una. Lo hijos de Pepe, Felipe y Paloma manejan el negocio a diario.

4.- La discoteca personal de Pepe Metralleta cuenta con unos 12.000 discos. ¿Que diablos tendrá allí? Me gustaría mucho verlo. Pero lo cierto es que Pepe no es un coleccionista. No vive en un mundo paralelo en el que compra para sí mismo y vende lo que no quiere. Pepe El Metralleta es un vendedor. Vende discos pero te podría vender cualquier cosa. Y si alguno de los discos que compra cada semana le llama la atención, pues se lo lleva a casa.

5.- Ninguna de las otras tiendas de discos de Madrid ha conseguido hacerle sombra. ¿Por qué? Es fácil, por Pepe. Los negocios son las personas. El ojo del amo engorda el caballo.

6.- El vinilo es, de nuevo, el rey. No comprarás vinilos baratos en La Metralleta. Porque Pepe sabe lo que vende. Cuando empezó en El Rastro, aún con pelo, empezó vendiendo discos, luego llevo casetes, y también cartuchos. Vivió la explosión del CD, el cierre de Discoplay, y de Madrid Rock, la llegada de la Fnac... Compró tantos vinilos a los desertores del formato que ahora tiene miles para vender. Los CDs ya casi nadie los quiere.

7.- La heroína no pudo con él. La Metralleta abre cada día en el mismo lugar en el que abrió por primera vez. Cuando los vecinos de Chueca lograron echar a los yonkis de sus calles, un pequeño reducto se marchó a la Plaza de las Descalzas, pero Pepe ni se inmutó. Hoy los pedigüeños profesionales, los primeros que conoció la ciudad, siguen en su puerta pidiendo limosna, y allí sigue La Metralleta.

8.- ¿Tengo que ser un especialista para comprar allí? Ni mucho menos. En La Metralleta encontrarás de todo. Regalos, novedades y coleccionismo. Estos son, escogidos al azar, algunos de los discos que hoy mismo puedes encontrarte allí. Coleman Hawkins (Accent on a tenor sax) grabado por una discográfica ucraniana, la Preservation Hall Jazz Band, los singles de Rocío Dúrcal o el álbum de Tip y Coll con el olvidado Dame la manita Pepe Lui.

9.- No se te ocurra pensar que venderle tus viejos discos a Pepe es un negocio. Prueba y verás qué risa. Casi te los compra al peso. Si se dedicara a comprar y vender petróleo podría quedarse con un país entero. Pero eso le da igual: Pepe solo irá a tu casa si tú mismo no puedes llevarle los discos, y casi tendrás que pagarle porque se los lleve.

10.- Hay otras tiendas pero no son La Metralleta. Todos los periodistas de España han vendido allí discos en la última mudanza. Hay otras tiendas, como Amoeba en Berkley, Los Ángeles y San Francisco -estupenda-, o Bleecker Records (188 West 4th Street), en Nueva York. Pero allí no está Pepe. Pepe vive en Madrid. Ve a visitar su tienda y pregunta por él.