Una mujer hace de Santa Helena en Lorca, Murcia.

Una mujer hace de Santa Helena en Lorca, Murcia. Pablo Blazquez Dominguez Getty

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Una murciana que creía ver a la Virgen tenía un tumor cerebral que le provocaba alucinaciones

Los tumores cerebrales pueden pasar desapercibidos en ocasiones por dar lugar a comportamientos raros. El caso de esta mujer se llegó a confundir con una depresión.

16 febrero, 2017 19:29

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Las creencias religiosas, o la falta de ellas, son un tema que daría para escribir muchos libros. Normalmente suelen desarrollarse según el ambiente familiar de cada persona, y es muy raro que a cierta edad de repente la personalidad de alguien cambie y se vuelva extremadamente creyente, llegando a afirmar que es posible hablar con Dios, Jesucristo o la mismísima Virgen María.

Ese precisamente fue el caso de una mujer de 60 años originaria de Murcia, la cual tenía una personalidad afable pero no era conocida por ser particularmente creyente según sus conocidos. A pesar de ello, en apenas dos meses, sus conocidos y familiares notaron que su carácter daba un giro brusco: Se volvió triste e introvertida, y desarrolló una enorme curiosidad por la Biblia y otras historias religiosas.

Según el estudio publicado a cabo de los investigadores del Hospital General Universitario de Morales Meseguer (Murcia) en la revista Neurocase, la mujer empezó a pasar horas y horas al día recitando versículos religiosos, afirmaba tener "experiencias místicas" e incluso refería que podía hablar con la Virgen María.

Glioblastoma, no depresión

En un principio sus conocidos pensaban que esta mujer estaba empezando a experimentar una depresión (en aquel momento se encontraba acompañando a un familiar con cáncer), pero los hallazgos de las pruebas médicas lo desmintieron: Una resonancia magnética cerebral reveló que la mujer padecía un tipo de tumor cerebral llamado glioblastoma multiforme, un cáncer particularmente agresivo.

No es el primer caso conocido donde un tumor cerebral altera de esta forma la personalidad. El pasado año 2014 se habló del caso de una "conejita PlayBoy" que alteró completamente su personalidad a raíz de un tumor cerebral de 4 cm, aunque en su caso sí pudo ser extirpado quirúrgicamente.

En el caso de la mujer murciana, las cosas no fueron tan fáciles. Su tumor era demasiado grande para ser operado, por lo que se llevó a cabo quimioterapia y radioterapia. Además, también recibió medicación antipsicótica (la cual ha demostrado mejorar los síntomas del glioblastoma).

Tras cinco semanas de tratamiento, la mujer mejoró respecto a sus visiones religiosas. Como bien comentan los investigadores el caso destaca porque su personalidad no cambió de forma gradual, con los años, como suele suceder. En este caso se produjo una alteración brusca del comportamiento en apenas dos meses, y era bastante llamativo, sin causa aparente.

Alucinaciones religiosas

Por otro lado, la presencia de la "hiper-religiosidad" llama la atención por ser poco común como primer síntoma de un tumor cerebral, aunque se sabe que el 22% de este tipo de tumores suelen dar la cara, en primer lugar, a raíz de síntomas psicóticos.

Los investigadores no han podido identificar qué parte del cerebro sería la responsable de las experiencias místicas y religiosas de esta mujer, aunque tienen la hipótesis de que el lóbulo temporal derecho de su cerebro podría ser el culpable. Es más, en anteriores investigaciones se ha identificado esta zona cerebral con las experiencias religiosas, como el caso publicado el pasado año 2016 en la revista Epilepsy Behaviour, donde se consiguió analizar a un paciente que afirmaba "ver a Dios" cuando sufría ataques de epilepsia. Gracias a una prueba denominada electroencefalograma, donde se miden la actividad cerebral, se detectó que durante las experiencias religiosas de dicho paciente el lóbulo temporal derecho era la zona más activa.

Por desgracia, a pesar de que dos meses después de empezar el tratamiento los síntomas de la mujer mejoraron, a los ocho meses de su diagnóstico falleció a causa del avance del tumor. Actualmente el glioblastoma multiforme es uno de los tumores más letales conocidos, y su pronostico a largo plazo es malo.