Antonio Villarreal Pablo Romero

La NASA ha confirmado la presencia de agua salada en la superficie de Marte, algo que se sospechaba desde hacía tiempo, gracias a unos surcos lineales detectados por el satélite de reconocimiento orbital (MRO por sus siglas en inglés). La única posibilidad que explicaba esa escorrentía era el agua, pero hasta ahora no ha podido demostrarse con suficiente seguridad. El trabajo publicado hoy en Nature Geosciences muestra que en realidad ese agua se trata de una densa salmuera, que se arrastra por la superficie en pendiente y genera esta erosión.

La anunciada presencia hoy del investigador Lujendra Ojha en la rueda de prensa de la NASA daba muchas pistas sobre el contenido de la exclusiva. Hace cuatro años, como estudiante de grado en la Universidad de Arizona, fue el primero en apuntar a la posibilidad de que en Marte hubiera agua salada corriendo por la superficie durante los meses cálidos, en los que la temperatura en el ecuador del planeta rojo puede alcanzar los 20ºC. En latitudes medias, la temperatura suele promediar los -50ºC y en los polos puede alcanzar los -150ºC.

Junto a Ojha estaba hoy además su mentor en Arizona, Alfred McEwen, investigador principal de la MRO. Estos investigadores detectaron con imágenes de espectrometría en alta resolución una serie de surcos oscuros que aparecen cada verano y desaparecen cada invierno. Los investigadores analizaron imágenes de cuatro sitios diferentes en los que había aparecido este tipo de erosión, zonas muy especiales por su exposición al sol. Estos últimos análisis de bandas de absorción confirmaron que las sales son en realidad perclorato de sodio, perclorato de magnesio y clorato de magnesio.

La NASA ha confirmado la presencia de agua salada en la superficie de Marte, algo que se sospechaba desde hacía tiempo, gracias a unos surcos lineales detectados por el satélite de reconocimiento orbital (MRO por sus siglas en inglés). La única posibilidad que explicaba esa escorrentía era el agua, pero hasta ahora no ha podido demostrarse con suficiente seguridad. El trabajo publicado hoy en Nature Geosciences muestra que en realidad ese agua se trata de una densa salmuera, que se arrastra por la superficie en pendiente y genera esta erosión.

La anunciada presencia hoy del investigador Lujendra Ojha en la rueda de prensa de la NASA daba muchas pistas sobre el contenido de la exclusiva. Hace cuatro años, como estudiante de grado en la Universidad de Arizona, fue el primero en apuntar a la posibilidad de que en Marte hubiera agua salada corriendo por la superficie durante los meses cálidos, en los que la temperatura en el ecuador del planeta rojo puede alcanzar los 20ºC. En latitudes medias, la temperatura suele promediar los -50ºC y en los polos puede alcanzar los -150ºC.

Junto a Ojha estaba hoy además su mentor en Arizona, Alfred McEwen, investigador principal de la MRO. Estos investigadores detectaron con imágenes de espectrometría en alta resolución una serie de surcos oscuros que aparecen cada verano y desaparecen cada invierno. Los investigadores analizaron imágenes de cuatro sitios diferentes en los que había aparecido este tipo de erosión, zonas muy especiales por su exposición al sol. Estos últimos análisis de bandas de absorción confirmaron que las sales son en realidad perclorato de sodio, perclorato de magnesio y clorato de magnesio.

Dado que los surcos, de hasta 100 metros de longitud, aparecen en el verano marciano, cuando la superficie es más cálida, una posibilidad era que pudieran ser producidos por hielo que se derrite y drena bajo la superficie de las laderas. Además, al tratarse de una salmuera muy concentrada sería capaz de permanecer en un estado líquido a temperaturas de incluso -23ºC.

Julia de León, investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias, está especializada en la búsqueda de minerales en asteroides y otros cuerpos menores del Sistema Solar. “Para que existan sales hidratadas es necesaria la existencia de agua líquida”, apunta de León, y añade: “Parece que al fin existe una evidencia, una detección” de estas sales y su comportamiento. El estudio apunta a la posibilidad de la existencia de agua líquida actual, no antigua, y que ésta se manifiesta en ciclos. “Lo más probable es que se trate de una especie de condensación de la humedad de la atmósfera, las sales atraparían y precipitarían el agua”, aventura.

Implicaciones para la vida en Marte

En mayo de este año, un grupo de investigadores españoles liderados por Jesús Martínez-Frías, investigador del Instituto de Geociencias del CSIC y la Universidad Complutense de Madrid, ya fue portada en Nature Geosciences al sugerir esta misma hipótesis. En conversación con EL ESPAÑOL, Martínez-Frías valora este nuevo estudio como una confirmación de “la presencia de sales hidratadas en los taludes donde se había observado esta actividad”. Además, esta identificación “verifica los resultados obtenidos en nuestro estudio reciente y refuerza nuestra hipótesis científica sobre las salmueras”, dice el geólogo, primer español en aparecer en portada de esta publicación.

Los surcos en las paredes del cráter Garni

Los surcos en las paredes del cráter Garni NASA / JPL

Este descubrimiento apoya los planteamientos sobre un Marte activo, es decir, geológicamente vivo y con posible actividad acuosa actual, que generaría una “escorrentía efímera” de estas salmueras. Aún queda por ver si esto puede relacionarse con un posible ciclo hidrológico en el planeta marciano.

Finalmente, estos resultados también son importantes desde el punto de vista de la habitabilidad de Marte. Según el investigador español, “como ya se ha indicado, en la superficie de Marte las condiciones son muy hostiles para la vida, especialmente debido a la radiación UV, pero estos nuevos datos sobre la posible existencia de agua líquida actual sub-superficial respaldan que la habitabilidad es mucho más favorable bajo el regolito marciano”, es decir, bajo la capa de polvo mineral y rocas que cubre la superficie. Allí, dice Martínez-Frías, “es donde habrá que concentrar los esfuerzos futuros en la búsqueda de vida”.