Es ampliamente aceptado que las familias empresarias persiguen tanto objetivos financieros como no financieros que determinan las decisiones estratégicas de sus empresas. Pero, ¿Cuáles son concretamente estos objetivos no financieros?

En el mundo académico existe una perspectiva teórica que integra muy bien a los objetivos no financieros de las empresas familiares, la célebre riqueza socioemocional (Socioemotional Wealth). Este término usualmente incluye diferentes dimensiones. El control familiar a través de las generaciones hace peculiar a la empresa familiar: una o varias familias tienen el control de la empresa, y además quieren mantenerlo a lo largo de las generaciones, lo que enfatiza su perspectiva a largo plazo en la toma de decisiones. Las empresas familiares promueven vínculos especiales con los individuos, caracterizadas por la buena voluntad, el apoyo mutuo o la lealtad, y esta generosidad no sólo alcanza a los miembros de la familia, sino que a menudo se extiende en sus relaciones con empleados, clientes o proveedores, a quiénes impregnan con dicha benevolencia. Además, la identidad y reputación de la empresa familiar está íntimamente ligada a la de las familias empresarias que la controlan. Las familias empresarias se pueden beneficiar de la reputación de las empresas familiares, sobretodo si éstas son muy activas en su contexto más cercano, pero también es cierto que si la empresa no tiene un comportamiento ético a cualquier nivel, la reputación de la familia empresaria puede verse mermada. Por último, las familias empresarias están llenas de emociones y afectos derivados de su relación-experiencia con la empresa y de los lazos propios de la familia.

Pero ¿Los objetivos no financieros condicionan realmente la toma de decisiones estratégicas? En caso de elección, ¿Qué priorizan más las empresas familiares, los objetivos financieros o los no financieros?

Efectivamente, las empresas familiares desean lograr ambos: objetivos financieros y no financieros. No obstante, y en caso de tener que priorizar algunos, normalmente optan por los no financieros. Como cualquier empresa, las familiares buscan maximizar la riqueza financiera de los accionistas, intentando conseguir que el nivel de rentabilidad obtenido por los propietarios sea adecuado para compensar los riesgos asumidos. Sin embargo, cuando toman una determinada decisión estratégica, las empresas familiares también se aseguran preservar su riqueza socioemocional. Alguna evidencia del efecto de la riqueza socioemocional en el comportamiento estratégico de la empresa familiar puede ilustrar lo anterior. Por ejemplo, a pesar de los beneficios a largo plazo de la I+D, la evidencia sugiere que para preservar la riqueza socioemocional, las empresas familiares invierten menos en I+D que las no familiares. Asimismo, y recientemente, investigadores de la UMA, UAL y Clearwater International Corporate Finance han demostrado que las empresas familiares se embarcan en menos adquisiciones que las no familiares, con independencia de su edad. La estrategia de crecimiento inorgánico -adquisiciones- permite a las empresas beneficiarse de sinergias económicas y financieras, creciendo más rápido, obteniendo mejores resultados y reduciendo costes a través de las economías de escala. Sin embargo, las adquisiciones pueden suponer una dilución de la propiedad familiar, poner en peligro el control familiar a través de las generaciones, así como un daño para su reputación, por ejemplo, como resultado de los despidos provocados por las adquisiciones, lo que finalmente explica su menor número de adquisiciones.

Si bien, y a pesar de la prevalencia demostrada de los objetivos no económicos, las empresas familiares pueden dar prioridad a los objetivos financieros y aceptar pérdidas de riqueza socioemocional bajo ciertas condiciones. Efectivamente, cuando las empresas familiares se vuelven vulnerables, tienden a tomar más riesgos para alterar y mejorar su situación, por ejemplo, a través de la diversificación o de una mayor inversión en I+D.

En definitiva, sería simplificar demasiado afirmar que las empresas familiares siempre priorizan sus objetivos socioemocionales o tienen mayor aversión al riesgo, porque cuando la empresa familiar está bajo amenaza, los miembros de la familia están dispuestos a tomar los riesgos necesarios para salvar la empresa, ya que, sin ésta, ni hay riqueza financiera ni emocional. Empresa + Familia = Bienestar social.