C. S.
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Si hay una capital europea donde puede vivirse el verdadero espíritu de la Navidad, ésa es, sin duda, Estocolmo. Y no solo por estar muy cerca de la casa de Papá Noel.

En estos días, la ciudad sueca se convierte en un escenario de cuento con miles de luces cálidas adornando sus plazas medievales y sus mercadillos con puestos de madera que se mantienen calientes pese a la nieve que, si tenemos suerte, hace su aparición para completar la postal.

Además, la esencia más navideña de esta capital no se ve ni se recorre, simplemente se huele y es el increíble olor de los dulces tradicionales y el chocolate caliente que sale de cualquier cafetería, restaurante o pastelería en cuanto abren la puerta.

Un fin de semana no basta para recorrer todo Estocolmo, pero sí para ver sus lugares más emblemáticos. Lo primero que hay que hacer nada más llegar es dar un paseo por Gamla Stan y disfrutar de su ambiente.

Se trata del casco antiguo de la ciudad donde se ubica el Palacio Real. En Navidad, esta zona se convierte en el alma de las fiestas en la plaza empedrada de Stortorget, donde se instala el mercadillo navideño más antiguo de toda Suecia, con origen en el siglo XIX.

Centro de Estocolmo.

Sus más de 40 casetas rojas, rodeadas de edificios de colores, crean una atmósfera íntima y acogedora, ideal para pasear al atardecer bajo las guirnaldas de luz.​ Los puestos suelen estar abiertos todos los días hasta el 23 de diciembre.​

Estas casetas ofrecen una cuidada selección de artesanía sueca como adornos de paja en forma de caballitos de Dalarna, textiles, velas hechas a mano y piezas de madera tallada.

Árboles de Navidad en Estocolmo.

Árboles de Navidad en Estocolmo. Turismo de Suecia

También es el lugar perfecto para comprar regalos auténticos y llevarse a casa un pedacito de la Navidad nórdica en forma de decoración o algunos de sus productos gastronómicos más famosos como el glögg o vino caliente y dulces típicos.

Cuando cae la noche, podemos encaminarnos hacia Drottninggatan y el área de Sergels Torg y Kungsträdgården, y seguir disfrutando de las luces o de las actividades navideñas que se suelen organizar en estos días en el parque.

Chocolatería de Estocolmo.

Chocolatería de Estocolmo. Turismo de Suecia

En Kungsträdgården, los fines de semana de diciembre se monta un mercado que reúne a cientos de jóvenes emprendedores que venden diseños creativos, comida y regalos originales en pleno centro.​

Museos y más mercadillos

Uno de los mercadillos navideños de Estocolmo.

Uno de los mercadillos navideños de Estocolmo. Turismo de Suecia

Por la mañana es la mejor hora para recorrer la isla de Djurgården y visitar el Museo Vasa, el más emblemático de Estocolmo, que incluye hasta la exhibición de un barco de guerra del siglo XVII casi intacto.

Cerca de allí está Skansen y otro de los mercadillos de Navidad más famosos de la capital sueca. En este museo al aire libre, con casas históricas y animales, el ambiente parece sacado de una película de amor de Navidad de las que proliferan en las plataformas de pago estos días y que incluyen un lugar perfecto para la comida tradicional, los villancicos y los bailes alrededor del árbol.​​

Pista de esquí en el Ayuntamiento de Estocolmo.

Pista de esquí en el Ayuntamiento de Estocolmo. Turismo de Suecia

Junto al vaso de glögg, que se sirve con pasas y almendras, tenemos que probar los bollos de azafrán (lussekatter) y las galletas de jengibre, y, si tenemos más hambre, sus tradicionales salchichas ahumadas y una tabla de quesos locales.​

El paseo al atardecer por el agua desde Skeppsholmen o Monteliusvägen, por el lado de Södermalm, es uno de los más bonitos que encontrarás en Estocolmo ya que las vistas al casco antiguo y al puerto con las luces encendidas son únicas.

Eso sí, si nos animamos a visitar la capital sueca en este mes, hay que llevar ropa de abrigo porque el cielo se convierte en otro protagonista más de la ciudad bien por la nieve, bien por las famosas auroras boreales que pueden intuirse en las zonas menos iluminadas.