
La ciudad de Tokio.
Por qué Japón es el país que fascina a los españoles: "Estuve diez días y estoy deseando volver"
Iberia Viajes propone una ruta guiada por los rincones imprescindibles del país, que se ha convertido en uno de los favoritos para los españoles.
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A Japón lo envuelve la historia, una característica que se fusiona con esas innovaciones que forman parte de su ADN. El país del sol naciente es un destino que convence a cualquier turista ávido de ganas de mimetizarse con su lugar de destino.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo, en 2023, tras la pandemia, la nación asiática logró colocarse en la décima posición a nivel global en cuanto a ingresos derivados de esta actividad.
En febrero de este mismo año, según la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO), 9.827 visitantes llegaron desde España.
Además, la institución refleja un estudio que informa de que entre 2023 y 2024 hubo un incremento de viajeros españoles en el país del 57,3%. El número pasó de 115.873 turistas a 182.300.
Tras este interés que ha ido aumentando a lo largo de los últimos años por Japón, Iberia, que ofrece vuelos directos desde Madrid hasta Tokio, ha elaborado la guía perfecta de planes para disfrutar al máximo de todo lo que tiene que ofrecer este destino.
Cruce en Shibuya
Si hay un paso de cebra más reconocido que el de Camden que atravesaron Los Beatles, ese es el de Shibuya, en Tokio. Según la JNTO, por este cruce llegan a transitar entre 1.000 y 2.500 personas cada dos minutos en hora punta.
Este lugar tan concreto se ha ganado por este detalle el apodo de scramble en inglés, es decir, barullo. Y esto no se debe solo a la cantidad de gente que pasa por él, sino a que los peatones lo hacen además en todas direcciones de forma un tanto caótica.

El cruce Shibuya en Tokio.
Por supuesto, este enclave está rodeado de todo lo que un turista necesita: restaurantes, zonas de ocio y tiendas.
Se encuentra justo enfrente de la salida de la estación de Shibuya, en la salida de Hachiko, una estatua que conmemora al perro que esperó a su dueño durante nueve años tras la muerte de este.
Esta historia se hizo especialmente popular después de que Richard Gere protagonizara la película homónima.
Parada en Shinjuku
Las luces de neón, uno de los distintivos de este distrito de Tokio, atraen a los viajeros a esta zona como el canto de las sirenas hace con Ulises en la Odisea de Homero.

Las llamativas luces de neon de Shinjuku marcan la esencia del distrito japonés.
Shinjuku es, sin duda, una de las áreas más modernas de la capital de Japón. Está repleta de rascacielos, restaurantes llamativos y tiendas. El sueño de los turistas más urbanitas.
Por supuesto, también es uno de los barrios de la ciudad con más vida nocturna, así que puede ser el rincón perfecto para pasar una noche de karaoke.
Sin embargo, quizás lo más llamativo entre tanta distracción sea el lugar idóneo para desconectar en mitad de la muchedumbre: el jardín de Shinjuku Gyoen, una especie de oasis al más puro estilo de Central Park pero algo menos mainstream.
"Estuve 10 días y estoy deseando volver", comenta Rocío Naranjo, una joven de Huelva que visitó Japón hace casi dos años y que, según dice, todavía sueña con aquella estancia.

Una imagen del viaje de Rocío Naranjo en octubre de 2023.
Los templos tradicionales
El templo Sensoji es una parada obligada de un viaje como este. Los japoneses lo levantaron en el año 628 d. C. y a lo largo de los años lo han reconstruido hasta en 20 ocasiones.
Estéticamente, es la imagen de todo aquello que imaginamos como un lugar de culto con estas características culturales, pagoda de cinco pisos incluida.

La pagoda del templo Sensoji.
Como datos curiosos, hay una gran linterna roja en el centro de la puerta Kaminarimon que pesa en torno a los 700 kilos y la calle conocida como Nakamise-dori mide 250 metros de largo.
En cuanto a la parte espiritual como tal, la leyenda cuenta que unos pescadores encontraron la estatua de la diosa Kannon (se ubica en la sala principal a día de hoy) en el río Sumida, lo que los llevó a construir el templo Sensoji para venerarla.
Además, desde Iberia recomiendan hacer una visita al santuario Meiji Jingu, que está en el distrito de Shibuya, en el corazón de Tokio. En este caso la construcción es mucho más moderna, ya que rinde homenaje al emperador Meiji (1852-1912).

La entrada del templo Meiji Jingu.
Pasear por aquí supone desconectar del bullicio de la ciudad y perderse entre los cien mil árboles que hay plantados en sus alrededores.
"La visita a los templos fue de las cosas más especiales que viví en el viaje. Te hace conectar con la espiritualidad y con la cultura del país casi en su totalidad", añade Rocío.

Rocío Naranjo posando delante de una pagoda en Tokio.
Vistas incomparables
La posibilidad de disfrutar de la capital japonesa a vista de pájaro se hace realidad desde la Torre de Tokio, una estructura que se encuentra en el imaginario colectivo debido a su popularidad y multitud de referencias en series, películas y demás.

La Torre de Tokio iluminada durante la noche.
Con 333 metros de altitud, fue la estructura más alta del país durante años, pero en 2012 la Tokyo Skytree, otra recomendación de Iberia en esta ruta para empaparse de la cultura nipona, le arrebató este título.

Tokio Skytree.
Un lugar emblemático
Aunque está en su ubicación actual desde 2018, el mercado de Toyosu sigue siendo todo un espectáculo. En especial, si se tiene la fortuna de vivir una de sus conocidas subastas de atún.
No obstante, como advertencia hay que tener claro que este no es un plan para aquellos a los que les gusta estirar las horas de sueño. Como en cualquier mercado, la actividad comienza de madrugada.
En cualquiera de los casos, las entradas hay que adquirirlas con antelación. De hecho, se solicitan y cuando se cierra el plazo se procede a un sorteo de tickets, ya que la demanda llega a unas cifras increíbles.
Los afortunados que consiguen el objetivo observan la tradicional compra y venta desde unas ventanas panorámicas. Más tarde existe la posibilidad de desayunar pescado fresco en uno de los 40 restaurantes que hay en Toyosu.
'Gamers', para vosotros
Pensar en viajar a Japón es sinónimo de mimetizarse con todo lo que lo define y la electrónica y la cultura otaku son dos elementos que vertebran su sociedad.
Akihabara es el punto idóneo para descubrir esta parte más innovadora y actual de la nación. Sin embargo, su historia se remonta a otros orígenes, algo que también puede resultar muy interesante.

La Ciudad Eléctrica de Akihabara.
Después de la II Guerra Mundial, Akihabara cayó en las redes del mercado negro de la electricidad, lo que le hizo ganarse el sobrenombre de Ciudad Eléctrica. La venta de alambres, cables, bombillas y otros productos de este tipo era de lo más habitual.
El Palacio Imperial
Y de algo relativamente reciente a un rincón imprescindible que rebosa la esencia más evidente de Japón: el Palacio Imperial.
¿Lo más curioso? Que este símbolo de la cultura nipona se trasladó a la actual capital hace algo menos de dos siglos, en 1868. Hasta entonces, Kioto había sido la ciudad del imperio.
A diferencia de los templos, para visitar en profundidad el lugar hay que reservar una visita. Normalmente, las únicas zonas abiertas a ello sin planificación previa son los jardines.
Moda de altura
Las semanas de la moda de Tokio se han colado en el calendario fashion internacional y hay dos barrios en la ciudad que resumen bastante bien lo que supone este rincón del mundo en tal materia.
Se trata de las zonas de Harajuku y Omotesando, que se encuentran uno al lado del otro, pero la estética de ambos es diametralmente opuesta.

El barrio de Harajuku en Tokio.
En Harajuku las ventas de segunda mano son un imprescindible, al igual que la presencia de accesorios vanguardistas. Por otro lado, en Omotesando, se encuentra toda la moda internacional y atemporal.
Japón es uno de los mejores países para comprar lujo de segunda mano, ya que las falsificaciones están penadas legalmente y la gran mayoría de artículos que proceden de sus fronteras son magníficos.
"Soy muy fan de los bolsos vintage y pasear por según qué calles y tiendas fue toda una experiencia. Recuerdo estar hablando con una amiga y decirle cientos de veces que me habría encantado que ella estuviera conmigo viviendo algo así. En cualquier caso, este país es mucho más", afirma Rocío.
El Parque Ueno
Un lugar que acoge mil y una posibilidades y planes de todo tipo: desde visitas al zoo, hasta numerosos museos y, como no podía ser de otra forma, los bellos cerezos en flor. Una delicia de la primavera japonesa que da la vuelta al mundo cada año.

Cerezos en flor en el Parque Ueno.
Cada año son más de dos millones de personas las que disfrutan de este espectáculo de la naturaleza. Un evento que merece la pena guardar en el carrete del teléfono, pero, sobre todo, en la memoria.
Un momento de relax
La gastronomía japonesa y tokiota es conocida a nivel global. Mencionar sus bondades sería redundar en lo obvio. Algo más inesperado, quizás sean sus baños termales, los onsen.
Parar en uno de ellos supone huir del ruido y el bullicio de las calles de la capital y dejarse llevar, al menos por un tiempo, en estas instalaciones, parada obligatoria en la tradición del país.

Baños termales tradicionales japoneses.
Japón no solo se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los españoles en los últimos tiempos, sino que también es un must para todas aquellas parejas que se dan el "sí, quiero".
"Es un destino al que ir en pareja, con amigos o incluso en solitario, porque es sorprendente. Ante la experiencia de los onsen mi actitud era un poco reticente, pero después quería más", cierra Rocío Naranjo sobre su escapada.
Sea como fuere, Japón tiene todo lo que imaginas y aquello en lo que ni siquiera has pensado. El equilibrio perfecto entre tradición y vanguardia para vivir una experiencia única.