Desiertos, ríos, barrancos y paisajes marcianos sin salir de Huelva, en el Río Tinto. Colores ocres y desiertos arenosos en los parajes lunares de las Bardenas Reales navarras. Y pozas de agua cristalina excavadas en la roca gris de la Garganta de los Infiernos, en Cáceres. Espacios casi extraterrestres. Lugares que parecen creados por una varita mágica. Paisajes excepcionalmente bellos y extraños.

El río marciano de Huelva

Un paisaje protegido y único en el mundo. Un caudal enigmático. Aguas de color impensable. Cien kilómetros de río rojo. Una estrambótica belleza cromática de origen natural. Seña de identidad de toda la provincia de Huelva, el río Tinto forma un paisaje marciano en la tierra. Colores y parajes tan extraterrestres que incluso la NASA decidió explorarlo por sus similitudes con el planeta Marte. Aguas de química compleja con el mismo mineral marciano, bacterias que son capaces de crecer sin oxígeno y comiendo minerales. El alto contenido en hierro añade color rojo en el agua y naranja en las orillas.

La localidad de Minas de Riotinto concentra, en su término municipal, una gran cantidad de yacimientos de oro, cobre y plata, explotados desde hace cuatro milenios. Hasta mediados del siglo XX los últimos en extraer riqueza fueron los ingleses, y su huella permanece en la comarca. El edificio del antiguo Hospital de la Río Tinto Company se ha convertido en un museo que alberga la historia de las civilizaciones mineras que se asentaron en la comarca, y experiencias como un recorrido por el interior de una mina romana. Es el centro de mando del Parque Minero.

El Ferrocarril Minero recorría las vías, construidas a finales del siglo XIX, transportando el mineral desde Riotinto hasta el Puerto de Huelva. El trayecto actual es más breve pero permite apearse a la orilla del río y disfrutar, de cerca, del paisaje “marciano”. Un recorrido agreste salpicado de puentes, túneles, estaciones, locomotoras y vagones. Un horizonte rojo y ocre, con mucho óxido, ideal para instagramers. Cien años de presencia británica han dejado en Riotinto el barrio inglés de Bella Vista y su Casa 21 que conserva los muebles, enseres y detalles del siglo XIX, y la forma de vida de aquellos directivos ingleses que trajeron el deporte del futbol.

Las Bardenas Reales navarras

Cuarenta y dos mil hectáreas semidesérticas situadas muy cerca de Tudela y sus huertas. Un Parque Natural de barrancos, cerros y mesetas, de naturaleza extravagante y paisajes lunares, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Formaciones rocosas, de arcillas y areniscas, moldeadas por el viento y el agua durante millones de años. Las Bardenas Reales se encuentran muy cerca de la localidad de Tutela, capital de la ribera y de la exquisita huerta navarra.

El icono de las Bardenas Reales es Castildetierra, un pináculo rocoso y el “cabezo” más espectacular del Parque. Una obra de arte esculpida por la propia naturaleza que comparte entorno con el cabezo de tres cumbres bautizado como Tres Hermanos. En El Rallón y La Ralla, dos mesetas separadas por un desfiladero, la erosión arañó las paredes de las montañas con líneas bien definidas.

La Piskerra, de doble cumbre, y el Barranco Grande se merecen una foto. Las extrañas montañas terrosas, de formas impactantes, se concentran en La Bardena Blanca. Contemplar una panorámica completa es posible desde al mirador de los Aguilares, muy cerca del Centro de Interpretación de la Naturaleza.

Águilas, buitres leonados, gatos monteses, búhos y reptiles son habitantes de tierras áridas y vegetación oscura, de pino carrasco, en La Bardena Negra. El Parque dispone de guías especializados y las rutas están señalizadas. Los recorridos se realizan a caballo, en bicicleta, en vehículos de motor e incluso, los más valientes y preparados, andando.

La Garganta de los Infiernos de Cáceres

El corazón del Valle del río Jerte esconde una Reserva Natural repleta de arroyos, cascadas, saltos de agua y piscinas naturales. En la zona de Los Pilones aparecen las marmitas del gigante, enormes pozas excavadas en la roca por la erosión fluvial. Son fantásticas piscinas naturales en las que se puede disfrutar de un refrescante baño en aguas cristalinas, y muy frías. Son imprescindibles el bañador y un buen calzado para no resbalar en las rocas. Reponer fuerzas es fácil en los merenderos cercanos.

Los bosques de alisos, fresnos y sauces rodean los márgenes del río y las gargantas, aunque existen algunas joyas botánicas protegidas como el tejo o el acebo. Entre la fauna de la zona, además de aves rapaces, habitan gatos monteses, jinetas, nutrias y cabras montesas. Los únicos vehículos de motor permitidos son los 4x4 de las empresas que realizan trayectos por la Reserva. Los amantes del senderismo disponen de rutas sencillas y bien señalizadas para disfrutar de una magnífica naturaleza en estado puro.

El Centro de Interpretación de la Reserva Natural se encuentra cerca de Cabezuela del Valle. En el municipio se localizan el Centro de Interpretación sobre el Agua o el Museo de la Cereza, el fruto característico del valle. La calle principal del municipio transcurre paralela al río y presume de edificios con fachadas de sillares en los que aparecen símbolos y escudos nobiliarios de una villa con gran encanto medieval.

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