Nunca he estado en Nantucket. Pero mi iPhone sí. Bueno, mi primer iPhone, comprado cuando aún vivía Steve Jobs y, perdona Steve, desbloqueado en un chino de la Plaza de Lavapiés. Meses después, distraído en una galería de fotografía del bajo Broadway, se me olvidó allí y lo di por desaparecido. Afortunadamente, dejé una tarjeta de visita y ya en Madrid recibí una llamada del dueño de la galería que daba señales del teléfono desde Nantucket, adonde se había ido a tomar el viento fresco. El teléfono tardó dos meses en volver, sin batería alguna claro está, a la redacción en Lavapiés, pero se dio un garbeo por una de las islas más legendarias en la historia la navegación.

Nunca estuve en Nantucket

Nunca estuve en Nantucket Christopher Michel

Nunca he estado en Nantucket pero desde que me hinché a palomitas viendo 'En el corazón del mar' (rodada en La Gomera y Lanzarote) cada noche antes de dormir viajo a la isla en la que unas pocas familias de cuáqueros (Sociedad Religiosa de los Amigos) forjaron la industria ballenera ante la demanda de aceite de cachalote para iluminar las ciudades. La lectura de la novela del bostoniano Nathaniel Philbrick (Seix Barral) es un apasionante viaje por la isla y las costumbres que la pusieron en el mapa, por la industria ballenera. Es también un libro de supervivencia y una investigación de cómo Melville escribió la legendaria 'Moby Dick'. No puedo más que recomendarla, como ya hizo el New York Times en 2000, el año que se editó.

De este año no pasa que visite la isla. Quiero comprar recuerdos en el Nantucket Whalling Museum. Visitar el santuario marino de Coskata-Coaute y el observatorio estelar de la matriarca Maria Mitchell. Y espero que haya algún chárter que me adentre en el océano para hacerle fotos a los faros de Sankaty, Great Point y Brant Point. Tomaré mis notas en una moleskine y prepararé un reportaje para 'L´Officiel Voyage', al grito romántico de "Por allí, resopla"…

Si aún no sabes que regalar te recomiendo que visites Robinson, la librería náutica más importante de Madrid, donde Juan, el librero, no te dejará escapar sin una buena lista de literatura náutica. Por mi parte, además de la maravillosa historia de Nathaniel Philbrick (trabajó cuatro años en la revista 'Sailing World'), te recomiendo otros dos libros para abordar el mito de Moby Dick desde babor y estribor, el 'Pop Up Book' de Sam Ita, editado por Sterling, en el que volverás a ser un niño viendo cómo desde sus dobles páginas surgen en dos dimensiones balleneras, rociones, arpones y cetáceos, y también te recomiendo la descacharrante historia de 'Moby Duck', los 28.800 patitos de goma perdidos al caer el 10 de enero de 1992 en el contenedor en el que viajaban en pleno océano Pacífico y como su autor, Donovan Honn, se lanza en su busca. ¿Os imagináis si los escuálidos marineros del Essex, del que habla 'En el corazón del mar', avocados al canibalismo para sobrevivir, se hubieran encontrado algunos miles de patitos de bañera amarillos? ¿Se los habrían comido también? ¿Qué habrías hecho tú?