El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, un 25 de diciembre, nos reúne para conmemorar que Dios se hizo hombre en Belén, y, en torno a esta creencia, familiares, amigos, y, también, como ya es tradición, compañeros de trabajo, disponen de un momento para disfrutar de los seres queridos a los que no siempre el espacio y el codiciado tiempo lo permiten.
Por supuesto, partiendo de la premisa de la voluntad de compartir, y, siendo plenamente conscientes que no siempre al séquito congregado se le tiene demasiada estima, muchas veces pesan más los lazos que requieren laborar por el bien común. Ilustrados por nuestro refranero español, a esto bien se le llama hacer de tripas corazón.
Vísperas de estas citas el Partido Popular ha aprobado la creación de una gestora para dirigir la transición en la formación política en la Comunitat Valenciana, liderada por el debutado president del Consell, que, de este modo, pasa a ser el máximo representante del partido en el ámbito regional, como les gusta nombrar a los partidos con jerarquización centralizada a los territorios autonómicos.
Un simple vistazo a los nombres que componen la congregación basta para entender la tarea de aglutinamiento que ha regido su elaboración, la inclusión ha sido la clave, para vertebrar la representación, y, sobre todo, unir a todas las familias en una misma mesa.
Al más puro estilo de cualquier comida de Navidad, hermanos, primos, y cuñados, cada uno en sus distintas posiciones, por el bien del partido, a menos de año y medio de la próxima convocatoria electoral, más les vale hacer uso del diálogo y el consenso para ponerse de acuerdo y superar la fase de metamorfosis para poner a andar a las bases internas, porque a las luces sociales la velocidad que ha cogido el president es más que considerable.
Cuando todavía no se ha cumplido el primer mes de mandato la visita a los municipios afectados por la Dana, la reunión con el presidente del Gobierno, de anormalidad democrática absoluta que no se hubiera producido hasta ahora más de un año después de la catástrofe, y haciendo de la simplificación administrativa no ya solo la anunciada segunda ley para eliminar la burocracia no resolutiva sino una forma de gobernar.
La recuperación de la confianza, perdida y con razón, anunciado objetivo de puertas para afuera, se inició en pleno debate de investidura, al trasluz quedaba pendiente, pero sin demora, y de forma paralela y coordinada, acometer la recomposición interna para fundir a una sola voz sin disonancias. Feliz Navidad, Paz y Bien.