Mazón ha dimitido. Se abre el proceso reglamentario para cubrir la vacante de President del Consell. Con los plazos fijados al efecto y la baraja de nombres como posibles presidenciables flotando en el entorno de la rumorología política pero pendientes de depositarse las cartas sobre el tablero de Corts, solo hay dos escenarios posibles, a saber: investidura o elecciones.
El primero en hablar será el Partido Popular, y, a poder ser, el de la Comunitat Valenciana, aunque requiera del visto bueno del superior jerárquico; pero, con permiso, esto lo aparcamos en la reserva, que se precisan más de un artículo para abordar la democracia interna de las formaciones políticas.
Por supuesto, este plural utilizado, con intención, que bien lo recoge el pasaje bíblico: “el que esté libre de pecado, tire la primera piedra”.
La última palabra, la de VOX, que puede entrar al “truque”, y aprovechar su posición de sostén indispensable para introducir sus ejes políticos, sin complejos ninguno. O bien, guiado por su momento prime, sorprende, “retruca”, y fuerza la convocatoria electoral, con un calendario que le permite sondear los resultados que se extraigan de la adelantada Extremadura.
Unas elecciones que la izquierda política clama bajo el lema poco original del “volem votar”, ya utilizado por los partidos separatistas, a pesar de unos sondeos que no les son favorables, pero aplican el ahora o nunca ante el “impasse” del sillón desocupado en el bando de los populares.
Pero, claro, de esto ya se ha hablado mucho, corrillo en el que me incluyo, con el afán de despejar las incógnitas más inmediatas en esta política cortoplacista en la que estamos inmersos.
Mucho coraje se requiere para abrir la caja de Pandora, donde hemos encerrado el debate sobre la democracia interna en este sistema de partidos jerarquizados que nos define, y, muy en el fondo del baluarte, la ética política, para empezar a hablar de aquello que todos exigen, cuando no les toca el turno de jugada, que se llama dimisión; y, ¿por qué, no? del todo vale en las campañas de “acoso y derribo”, utilización de tragedias mediante, para el fin no del ejercicio del arte de la política sino del partidismo político.
El foco mediático fijado en la Comunitat Valenciana, mientras, por primera vez, para vergüenza de nuestra historia democrática, un fiscal general del Estado, togado porque sigue en el ejercicio de su cargo, se sienta en el banquillo de los acusados, pero Mazón ha dimitido.
Igual ya es momento de subir el tono recordándole al Gobierno que el Consorcio no es un sumatorio de ayudas, que solo la coordinación entre administraciones dará como resultado una plena reconstrucción que no puede ser acometida a pleno pulmón por un territorio autonómico que, además, ya viene tocado de gravedad por la infrafinanciación crónica que padece; y, que, un año después, y una única dimisión, las obras hídricas brillan por su ausencia. “Envide i guanye”.