En el primer aniversario de la peor tragedia de la historia de la Comunitat Valenciana el Museo Príncipe Felipe acogió el Funeral de Estado por las víctimas de la dana.

En medio de una tensión política abierta en canal entre la administración autonómica y la estatal, y mientras ya ni se espera una comisión mixta de trabajo, reiteradamente reclamada desde el territorio afectado, fue el Rey Felipe VI el encargado de dirigirse a los asistentes, momento para evaluar la institución a la que representa que no solamente ha cumplido con sus responsabilidades ante los hechos acontecidos, sino que podríamos afirmar que su imagen ha salido reforzada por el gesto cercano y el abrazo esperado.

El año del duelo, siempre reconocido por los valencianos en sus costumbres y recopilado en norma legislativa desde los tiempos de los Fueros de la Ciudad y Reino de Valencia, donde se enmarcan los momentos de esas primeras veces, sin, primeras Navidades, primer día de la Madre, un cumpleaños, un bautizo, o un simple mensaje no recibido, que puede ser intranscendente para muchos, pero lleno de emociones para los propios, esas primeras veces sin la compañía del ser querido que ya ha partido.

Con una reconstrucción en marcha que requiere de bombona de oxígeno porque a pleno pulmón la falta de aire ahoga a un territorio ya castigado por un modelo de financiación caduco que sigue incrementando una deuda impropia incapaces de dar respuesta cuanto menos sin agravios comparativos y ajustada no al sostén de los intereses de los que sujetan al Gobierno, a pesar de que empiecen a quitar lianas, sino a la dignidad y al principio de igualdad que rige en nuestra Carta Magna.

Y, por supuesto, otra variante más a añadir a la ecuación, a punto de entrar en el último año de la legislatura, el del inicio de la campaña electoral todavía no dirigida pero sí con los ingredientes en cocina, con todas las miradas puestas en las candidaturas, máxime en la que bien podría denominarse era de los liderazgos políticos, las miradas están puestas ahora entre partidos y bloques.

Las fuerzas ahora divididas en un sistema político de bipartidismo imperfecto convergen en pulsaciones previas de los que podrían ser socios de gobierno.

Con el duelo el gesto de una sociedad que ha demostrado estar a la altura de las circunstancias con la mano tendida en modo de voluntariado que actúa sin ánimo de reconocimiento.

No nos queda más que acudir a la palabra, con la frase valenciana curtida desde el alma para la despedida de los seres queridos, que acoge el afecto en verso: “T’acompanye en el sentiment”.