Corrían los ochenta cuando Madonna cantaba aquello de “Who’s That Girl”, deslumbrados por una enigmática mujer, como seguía la letra de la popular canción que dio título al film también protagonizado por ella misma.
Y así, al más puro estilo Reina del Pop, la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, se preguntaba quién es ese del que me hablan, frente a la voraz curiosidad del gremio periodístico que nunca queda saciada y sigue insistiendo en interpelar sobre Santos Cerdán, cuando ha quedado meridianamente claro que no tiene nada que ver con el partido Socialista.
Abducidos por el síndrome de Dory, los que ponían la mano en el fuego por su secretario de organización parecen haber quedado desmemoriados por su entrada a prisión, la cual, por cierto, menos sorpresiva que el manido argumentario de la negación con tintes de despiste.
Pero, de todo esto, igual sí que algo tendrán que decir los socialistas valencianos, especialmente la lideresa, Diana Morant; o, por qué no, aquellos que se envolvieron con la capa del valor que requiere dar un paso al frente cuando de primarias se trata, un poco ingenuos también, todo hay que decirlo, a la vista de encontrarse circunscritos a un partido donde el principio de jerarquía parece que se ha impuesto frente a históricas elecciones internas batalla campal incluida.
Uno de ellos, Carlos Fernández Bielsa, parece ser que lo ha entendido, y no ha tardado en mostrar públicamente su indignación, erigiéndose, así, como heredero universal de la familia abalista ahora huérfana de líder al que seguir.
La ministra Morant sigue negando la atribución del mayor alto cargo del PSPV a Santos Cerdán.
Pero sí hay una realidad que todos pudimos ver, y es que tres candidatos valencianos llegaron a las dependencias de Ferraz, pero solo una salió investida como secretaria general, dándose la casualidad, si es que todavía alguien cree en las casualidades políticas, la candidata favorita del núcleo incondicional de Sánchez.
No, no hubo primarias en el Partido Socialista, sí, fue el aparato interno del más alto rango hegemónico el que eligió.
Si Santos Cerdán pertenecía, siendo rigurosos, en ese preciso momento, porque ahora ya nos recuerdan que no tiene absolutamente nada que ver con el Partido Socialista, a la cumbre del organigrama, explicaciones todas en pro de la democracia que tanto se ensalza y tan poco se practica.
Entonando se encuentran los socialistas el Like a Prayer, mientras la ciudadanía desafecta abraza la arriesgada compra del discurso del “todos son iguales”.