Referido a Comisiones Mixtas, de las que nacen con el afán colaborativo entre distintas administraciones públicas, no de las de la búsqueda de titulares mediáticos que dimanan de las denominadas "de investigación".

Pero la incógnita a despejar no es otra que a quién señalar cuando de crear se trata, y bajo qué parámetros y valoraciones debe o no ser convocada.

Ante la duda que provoca la laguna legislativa que deriva hacia la peligrosa línea del criterio propio del competente en la materia, todo queda en manos de la voluntad de la administración jerárquicamente superior.

Sin dar explicaciones, a las que, en más ocasiones de las deseadas, ni siquiera se han requerido, ante situaciones análogas o incluso más necesarias por alcance y magnitud, la decisión es distinta al arbitrio de los objetivos marcados que, a veces, más que obedecer a dar respuesta a las necesidades sociales se subordinan a las estrategias diseñadas en torno a cuestiones ajenas al entender del ciudadano.

Cuando hemos llegado al mes de abril, en el que se cumplirá el medio año desde la catástrofe provocada por la dana sorprendente, o no tanto, que todavía no esté creada la que ya debería haberse convocado comisión mixta para la recuperación y reconstrucción del pueblo valenciano.

Y sí, también aquí, estamos sufriendo el agravio comparativo con homólogos autonómicos, porque mientras a los valencianos se nos pone en espera, el día 24 de septiembre del año 2021, cinco días después de que La Palma se encontraba en situación de emergencia volcánica, el Sr. Sánchez anunció el Plan Especial para
la Reconstrucción de La Palma y la creación de la Comisión Mixta para su ejecución, en la que se integran los tres rangos administrativos, estatal, autonómico y local.

Sin lugar a dudas, la operación adecuada debe pasar por la agilidad de respuesta, seis meses después podemos calificarlo como consideremos, pero diligente en cuanto a plazos desde luego que no, y si no hay pronta respuesta tampoco ésta puede ser efectiva.

La descoordinación entre administraciones públicas conlleva un mayor incremento de desafección ante la inoperancia frente a una urgente necesidad para recuperar una situación que dista todavía mucho de la que venía siendo hasta el día anterior el fatídico 29 de octubre de 2025.

Mientras se calculan las dimensiones de la repercusión mediática por la fotografía conjunta del Presidente del Gobierno y el President del Consell, seguiremos escuchando la misma música en bucle de las llamadas telefónicas que quedan en espera, y con la sensación intrínseca, más que palpable, del desamparo producido por el olvido que sufre el interesado que sigue pendiente de ser atendido, aunque solo sea por cortesía.