Con un sistema de pensiones quebrado y una nula capacidad política para abordar tan crucial asunto, somos muchos los que nos lamentamos porque podemos tener el dudoso honor de ser la generación que no cobre su jubilación. Por lo que ir preparándose unos ingresos alternativos es una opción cada vez más habitual y, si me lo permiten, más que recomendable.

Una de las opciones que nos proporciona una mayor sensación de seguridad es invertir en vivienda. Tener propiedades da tranquilidad, seguramente por cultura o por costumbre, porque parece que toquemos o al menos veamos aquello que compramos. Sea como sea, nos genera esa paz mental que buscamos queriendo disfrutar sin preocupaciones de un retiro laboral bien ganado.

Es buen momento para buscar esas inversiones, pero tengamos claro que ni los chollos están esperando nuestro dinero, ni comprar un piso para después alquilarlo es tan sencillo como era el ir a comprar el periódico los domingos.

Encontrar la oportunidad adecuada, hacer la oferta, que la acepten, negociar con el banco la hipoteca, firmar en notaría, buscar inquilinos, filtrar su idoneidad, hacer el contrato, aguantar las primeras quejas, pagar los imprevistos…

Es todo un proceso largo, complicado en algunas fases y que puede llegar a ser muy estresante e incluso frustrante. El mercado inmobiliario es un mercado que tiene su intríngulis, por lo que es mejor estar bien acompañado de un profesional que nos oriente para hacer la mejor inversión dependiendo de nuestras necesidades.

Comprar y vender un piso es como el mercado futbolero, todos llevamos dentro un director deportivo que sabe hacer mejor las cosas que el de su equipo. Todos sabemos vender más caro y comprar más barato que Corona o que Miñambres, pero ahora jugamos con nuestro dinero y la cosa se complica, seamos del Valencia o del Levante.

Pero si están decididos y tienen el capital necesario para realizar la inversión, no tengan miedo, aunque tampoco tengan prisa. El dinero no se lo ha regalado nadie y para asegurarse una buena jubilación, es probable que no baste con una sola operación, pero con los números estudiados y un buen asesoramiento estarán preparados para cazar sus oportunidades.

Que llegue nuestra jubilación y el Sr. Estado nos diga que no nos toca ni un euro, es algo que parece imposible que ocurra, pero ¿Cuántas cosas que ni nos imaginábamos posibles han ocurrido en los últimos cinco años?

Los números no cuadran, o mejor dicho, los números no engañan y es imposible que se puedan seguir pagando pensiones muchos años más si no se cambia el sistema, y aunque se cambie, ya veremos que nos trae el nuevo, porque el dinero no crece en los árboles.

Ante la pasividad política, toca la acción individual. Las inversiones no están reservadas a las grandes fortunas, sino también a los pequeños ahorradores. Es una opción, -entre otras, desde luego- pero ténganla en cuenta. Lo que no podemos es estar de brazos cruzados esperando que quienes están generando el problema, lo resuelvan.