Bétera pasea sus 'Alfàbegues' entre toneladas de confeti en honor a la Virgen de la Asunción, imagen de archivo. Ayuntamiento de Bétera
La peculiar tradición que se celebra cada 15 de agosto en un pueblo de Valencia: "Esto no se vive en ningún lugar de España"
Color, música y el olor a albahaca engalanan las calles de este municipio valenciano, en uno de los rituales más antiguos del Mediterráneo.
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Varias toneladas de confeti, traca valenciana y las albahacas más grandes del mundo. Cada 15 de agosto las calles de Bétera se engalanan para celebrar la ofrenda a la Virgen de la Asunción, conocida popularmente como la Mare de Déu d'Agost.
El pueblo valenciano se inunda de miles de papeles de colores y de un ambiente festivo que vecinos y visitantes ansían por vivir año tras año.
"Bétera estalla en un día de color, olor a alfàbega (albahaca) y fiesta. El pueblo en todo su esplendor. Pólvora y tradición. Esto no se vive en ningún lugar de España". Lo expresa Emilio Navarro, vecino del municipio, a EL ESPAÑOL.
La tradición viene de lejos. Por lo menos, durante al menos 400 años se ha realizado la ofrenda a esta Virgen. Consiste en "adornar su lecho con albahacas antes de su tránsito al cielo".
Antaño, civilizaciones como griegos, fenicios y romanos practicaban rituales de agradecimiento por las cosechas este mismo día de agosto.
¿Y por qué ofrendan con alfàbegas? El nombre genérico deriva de los términos Okimon y basilikos. En griego antiguo significan "oloroso y real, perteneciente al rey". Ya en el siglo III a.C., el filósofo y botánico Teofrasto justificó en su denominación las numerosas virtudes que poseía.
Es probable que la planta llegara a Europa por el interés que despertaban sus vínculos con ritos sagrados y por sus supuestos poderes sobrenaturales.
Desfile de les Alfàbegues, en una imagen de archivo. EE
Precisamente por esta razón Bétera lleva la alfábega como símbolo del pueblo y hasta día de hoy se le rinde culto a este vegetal. Cada año se cultivan con mimo durante meses para que crezcan y luzcan su verde tan característico el día grande de la fiesta.
Los cossieters, los portadores de las plantas, las llevan desde l'Hort de les Alfàbegues, cuando se inicia la Rodà (el recorrido de la ofrenda), hasta los pies de la Virgen.
Durante el trayecto por las calles presiden el ritual dos mujeres solteras (obreres fadrines, las máximas representantes de las Fiestas de Agosto) que visten con la indumentaria valenciana tradicional.
Las acompañan els Majorals (los fiesteros), quienes se encargan de lanzar miles de kilos de confeti por la población con el traje tradicional: camisa de flores coloridas y un pañuelo bordado atado al cuello. El pasado 2024 se llegaron a lanzar 13 toneladas de confeti que cubrieron las calles de Bétera.
Pero la verdadera 'batalla campal' se inicia al terminar el recorrido. Miles de papeles minúsculos de colores se esparcen por el suelo, momento en el que la gente aprovecha para lanzar contra sus 'contrincantes' puñados de confeti.
Es, sin duda, el momento en el que mayores y pequeños disfrutan rebozándose en el suelo. Incluso algunos se esfuerzan en quitarse el confeti que se ha colado en el lugar más recóndito que jamás hubieran imaginado; en los bolsillos del pantalón, entre el pelo o hasta en el calcetín. Pero es casi imposible.
De hecho, los trabajadores municipales se apresuran para limpiar las calles y dejarlas lo más impecables posible para el resto de los festejos, aunque a la semana siempre hay algún que otro papel en el suelo que se resiste a quitarse del asfalto. O que se lleva la abuela en el bolso "de recuerdo" sin saberlo.
El desfile
El desfile lo inicia la clásica pareja del tabal y la dolçaina (el dueto instrumental del folclore valenciano). A continuación, una a una van saliendo todas las albahacas por orden de altura, de menor a mayor.
Para el transporte de estas majestuosas plantas, de aroma inconfundible, se utilizan una especie de andas. Los jóvenes, invitados por la 'obrera', transportan las albahacas de la ofrenda hasta la iglesia.
Las dos mujeres solteras pasean por el pueblo junto a su "sombrillero", la persona encargada de protegerlas del sol con una sombrilla artística bordada a mano.
Una de les 'obreres', el día 15 de agosto en Bétera, en una imagen de archivo. EE
Pasadas las 10.00 horas, el conocido como Corral de les Alfàbegues abre sus puertas para dar paso a les alfàbegues y a la comitiva, engalanada por la rica indumentaria de los vestidos confeccionados a mano por expertas indumentaristas de Bétera.
Las 'obreras' son las verdaderas protagonistas. Les siguen sus familiares varones más próximos, el resto de la corporación municipal, la albahaca más grande que le corresponde por sorteo y la banda de música que cierra la primera parte de la ofrenda.
Tradicionalmente, hay dos clavariesas casadas, vestidas de riguroso negro, cuya misión es la de acompañar, custodiar y guiar a las dos obreras solteras.
Las mujeres casadas se encargan de recibir a las jóvenes y de colocarles la mantilla blanca para entrar al templo con ellas. Ya con la mantilla entran todas juntas al interior de la parroquia para realizar la ofrenda a la Virgen de la Asunción.