José y Pilar, junto a sus nietos, tras regresar a su casa de Paiporta 242 días después de la dana. Cedida

José y Pilar, junto a sus nietos, tras regresar a su casa de Paiporta 242 días después de la dana. Cedida

Valencia

Graba el momento en el que sus abuelos vuelven a su casa de Paiporta tras la dana: "Hemos vuelto al paraíso"

David Loras comparte el antes y el después del hogar de sus abuelos tras 242 días después de los daños sufridos por la riada.

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242 días han pasado hasta que José, de 87 años, y Pilar, de 81, han podido regresar a su casa de Paiporta, que quedó destrozada tras el paso de la dana el pasado 29 de octubre.

Su nieto, David Loras, grabó el emocionante momento y ahora lo cuenta a EL ESPAÑOL. Fue toda una sorpresa, y es que incluso les llenaron la casa de globos y colocaron una cinta roja, que la pareja cortó a su llegada, para celebrar la buena noticia.

David compartió en redes sociales el antes y el después del hogar de sus abuelos y no tardó en hacerse viral. "No es la misma casa de antes, ni volverán a verla de nuevo, pero para ellos es como volver al paraíso", cuenta el joven tras escuchárselo a José.

José y Pilar tienen cinco hijos y, hasta entonces, residían en el segundo piso de una finca sin ascensor que tiene la familia.

El hombre sufre Párkinson y, en todo este tiempo, solo ha podido salir al hospital. "Todo lo que vivió lo tiene en la cabeza. Sigue teniendo pesadillas", afirma Loras. Su iaia, aunque es más joven, tiene alzheimer avanzado y no es consciente de la tragedia ni de que su vivienda ya no es la que era antes.

Para la familia, esto ha supuesto "la plena felicidad y el descanso": "Es la tranquilidad de ver al abuelo un poco más feliz de lo que lo estaba, porque ella lamentablemente ni se entera".

"Los días que lleva en su casa ha dado un cambio impresionante. Le ha subido la moral", agrega.

La tarde de la dana

David asegura que a las 18.30 de la tarde, Paiporta empezó a inundarse. "Fue cuestión de minutos", expresa, después de que el agua subiese de nivel, de un momento a otro, hasta las rodillas. Sus abuelos, que viven en planta baja, se encontraban solos en ese preciso momento.

"Dos de mis tíos pudieron rescatarlos", afirma, sorprendido de la fuerza de voluntad de los dos ancianos, que hasta pudieron subir unas escaleras cuando "ya casi apenas ni andan".

"Esa noche se quedaron en casa de un vecino. Después, a los cuatro días los trasladamos a casa de mi tía, ayudados por la Protección Civil", prosigue. Precisamente, David y algunos de sus allegados, incomunicados en los primeros momentos, pensaron que sus mayores habían fallecido: "Todo era preguntar y nadie contestaba".

Su nieto recuerda que se los encontraron sentados en dos butacones donde descansaban habitualmente. "Mira qué mentalidad de guerra tiene mi abuelo que fue a por unas monedillas que tenía la mesita y se quedó sentado en el sofá esperando a que entrase alguien. Y así fue", señala.

El agua alcanzó los 2,10 metros en la casa de José y Pilar. Viven muy cerca del barranco del Poyo y quedó completamente inhabitable.

David hace mención especial a la veintena de voluntarios que ayudaron en casa de sus abuelos porque "sin ellos, no habría sido posible".

"Todo ha ido muy lento. Todos los bajos siguen en construcción, por lo tanto hay superávit de trabajo de albañilería. Ha sido muy complicado y mis tíos se han pegado una paliza impresionante para acelerar las obras todo lo posible. Se levantaban a las 6.00 para trabajar y después de sus jornadas continuaban en casa de los abuelos", manifiesta, agradecido.