Palomas en Valencia. Ayuntamiento de Valencia

Palomas en Valencia. Ayuntamiento de Valencia

Valencia

El Ayuntamiento de Valencia plantea una estrategia para reducir el número de palomas en la ciudad, cifradas en 36.000

Juan Carlos Caballero ha incidido en la necesidad de actuar para evitar que la "sobrepoblación" de estos animales vaya en aumento.

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El Ayuntamiento de Valencia lanza una estrategia para reducir el número de palomas que viven en la ciudad, cerca de 36.000 ejemplares en la actualidad frente a las 22.000 que aproximadamente había en 2021.

Entre las medidas previstas, el consistorio plantea poner en marcha campañas de concienciación ciudadana para evitar que se dé alimento a estos animales, revisar los comederos con pienso esterilizante, capturas sin sacrificio y traslado de las aves a "palomares ecológicos", y vigilar edificios abandonados en los que se refugian y reproducen.

Así lo ha indicado este martes el edil de Bienestar Animal, Juan Carlos Caballero, quien ha incidido la necesidad de actuar para evitar que la "sobrepoblación" de palomas vaya en aumento.

"Tenemos el objetivo de contenerla y reducirla" teniendo en cuenta las "molestias" que pueden producir y los problemas de "salud pública" que pueden llegar a generar estos animales, ha apuntado el edil.

Caballero, que ha asegurado que el objetivo es alcanzar un "equilibrio ecológico", ha señalado que entre las causas de este crecimiento está "la existencia de edificios abandonados en los que anidan y donde no hay un control ni elementos de disuasión para que entren; la alimentación descontrolada por parte de la ciudadanía, y medidas utilizadas en años anteriores que se han demostrado ineficientes".

La capital valenciana cuenta con un presupuesto de 220.000 euros para la prestación del servicio de control de palomas por un período de dos años y a través de la empresa Lokímica, "con más de 40 años de experiencia en la lucha contra plagas urbanas".

Caballero ha explicado que lo primero que se ha hecho ante el "aumento desorbitado" ha sido encargar a la citada firma "la realización de un mapeo y de censo de población de palomas para saber dónde estamos" y "determinar el censo real" de estos animales.

De todos los puntos de la ciudad de Valencia, se ha constatado que el Marítimo, Patraix y Ciutat Vella son los entornos con mayor número de palomas.

Medidas

El concejal ha asegurado que "a partir de esa radiografía" se desarrollarán las acciones previstas para controlar "esa sobrepoblación".

Estas medidas contemplan relocalizar los comederos repartidos por la ciudad con pienso esterilizante y suprimir aquellos que han resultado ineficaces. Desde el consistorio se ha detallado que se van a mantener en el mismo lugar nueve de los 16 comederos habilitados.

Otra de las actuaciones programadas es el uso de herramientas disuasorias como la captura controlada o los sistemas sonoros, además del trabajo coordinado que se llevará a cabo con los técnicos municipales de Patrimonio para proteger adecuadamente edificios, estatuas y otros elementos valiosos.

El titular de Bienestar Animal ha aludido así a los "palomares improvisados" que estos animales hacen en huecos, balcones y fachadas de inmuebles abandonados y ha señalado que se ha urgido a sus propietarios a mantener limpias y revisadas esas viviendas sin uso.

A lo largo de 2024, el Ayuntamiento instruyó un centenar de expedientes relacionados con la presencia de palomas en viviendas y recibió 93 quejas relacionadas con ello.

Capturas controladas

Por lo que respecta a las capturas controladas, Caballero ha precisado que las palomas que se recojan "serán trasladadas a palomares ecológicos" y ha detallado que no se sacrificará "a ningún animal, salvo que sus condiciones veterinarias así lo determinen".

"No se trata de sacrificar a las palomas capturadas, que son necesarias para nuestro hábitat, sino de acabar con ese exceso de población que genera otros problemas", ha expuesto.

Sobre la alimentación a las palomas por parte de la ciudadanía, el responsable municipal ha afirmado que "es un error pensar que alimentar a las palomas es un acto de amor, algo positivo" porque supone "todo lo contrario".

"Los restos de comida atraen a roedores y otras plagas como hormigas y cucarachas que pueden generar un problema de salud pública", ha añadido el concejal, que ha explicado que igualmente se genera "un daño importante al patrimonio urbano, porque sus excrementos son corrosivos y provocan un desequilibrio ecológico, ya que un exceso de palomas desplaza a otras especies de aves autóctonas".