
Abuela gallega cocinando.
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Así cocinaban las abuelas gallegas cuando no había luz: su clásica receta a fuego lento y trucos para aprovechar el calor
Las abuelas gallegas cocinaban de forma muy distinta a como lo hacemos hoy, sobre todo en tiempos en los que no había luz eléctrica o era muy escasa.
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El 28 de abril de 2025, España vivió uno de los apagones eléctricos más masivos de su historia reciente, afectando a toda la Península Ibérica, incluida Galicia. El corte de suministro comenzó alrededor de las 12:30 horas, dejando sin electricidad a millones de personas en toda España. En Galicia, el apagón fue generalizado, afectando tanto a zonas urbanas como rurales en las cuatro provincias.
El suministro eléctrico en Galicia se restableció progresivamente durante la madrugada, y para las 4:00 horas, el 100% de las subestaciones de la red ya estaban energizadas. Aunque las causas del apagón aún no se han confirmado, se barajan diversas hipótesis, incluyendo fenómenos meteorológicos y posibles ciberataques.
Sin embargo, esto nos lleva a pensar en tiempos pasados... ¿Cómo se cocinaba antiguamente en zonas rurales en las que no había luz? Las abuelas gallegas cocinaban de forma muy distinta a como lo hacemos hoy, sobre todo en tiempos en los que no había luz eléctrica o era muy escasa.
Su cocina se basaba en el fuego lento, en aprovechar cada rincón de calor de la lareira (el hogar tradicional gallego) o de los fogones de carbón o leña, donde no solo se cocinaba, sino que también se calentaba la casa y se reunía la familia.
El secreto de muchos platos tradicionales, como el caldo gallego, los guisos de legumbres o las papas con bacalao, estaba en la paciencia. Se dejaban cocer durante horas a fuego bajo, lo que intensificaba los sabores y ablandaba ingredientes como el grelo o el lacón.
Además, eran expertas en aprovechar el calor residual: Una vez encendida la lareira, se colocaban los potes al lado o sobre las brasas, y a veces se envolvían las cazuelas con paños gruesos para conservar el calor.
Como el encendido del fuego requería tiempo y esfuerzo, muchas veces se cocinaban varios platos a la vez. Por ejemplo, se hacía el cocido y, con sus restos, se preparaban croquetas, ropa vieja o caldo para el día siguiente.
Igualmente, las abuelas gallegas usaban ollas de barro o hierro: estas conservaban mejor el calor y eran ideales para mantener los alimentos calientes durante mucho tiempo sin necesidad de energía extra.
Una receta representativa de este estilo de cocina: el caldo gallego tradicional, con grelos, patatas, unto y chorizo, que se cocía durante horas hasta que todo quedaba bien ligado y con ese sabor inconfundible a hogar.
Estas formas de cocinar no solo eran eficientes en tiempos difíciles, sino que también imprimían a cada plato un carácter único. En plena era de la cocina rápida, muchos recuperan hoy esas recetas y métodos por su valor emocional, nutricional y sostenible.
La cocina de las abuelas gallegas era también muy ingeniosa en cuanto al aprovechamiento de los recursos. No se desperdiciaba nada. Las sobras del día anterior, como el caldo de cocido, se aprovechaban al máximo. En muchos casos, se utilizaban para preparar nuevas comidas, como sopas, croquetas o ropa vieja, un plato típico de aprovechamiento.
Los platos tradicionales gallegos, como el caldo gallego, la empanada o el pulpo a la gallega, ya no necesitan presentación, pero en tiempos sin electricidad, las abuelas gallegas cocinaban utilizando su ingenio. Por ejemplo, el caldo gallego, un plato que se preparaba con grelos, patatas, lacón, chorizo y, en algunos casos, almejas. Lo dejaban cocer lentamente durante horas para obtener un caldo delicioso.
También las empanadas gallegas: se utilizaban los ingredientes que había en el hogar. La masa se preparaba a mano y el relleno podía ser de atún, carne o incluso mariscos. Incluso la tarta de Santiago: sin el acceso a hornos modernos, las abuelas gallegas se valían de hornos de leña para preparar sus dulces más tradicionales, como la famosa Tarta de Santiago, que se cocinaba a fuego lento.
Un truco que usaban las abuelas gallegas para aprovechar al máximo el calor era colocar las cazuelas cerca del fuego una vez que éste comenzaba a decaer. Además, se solían envolver las cazuelas con paños gruesos para mantener el calor y seguir cocinando sin necesidad de añadir más leña o carbón.
Uno de los platos más tradicionales de Galicia es el cocido, que se hacía durante todo el año. Las abuelas gallegas, tras encender el fuego en la lareira, comenzaban con el cocido, que consistía en carne, embutidos, patatas, grelos y legumbres. Este guiso se dejaba cocinar a fuego lento durante todo el día, lo que garantizaba que todos los ingredientes se integraran perfectamente. Las sobras se utilizaban para hacer ropa vieja o se transformaban en otros platos.
Además, era común que varias casas compartieran el fuego de una lareira (el fogón), ya que encenderla era costoso y laborioso. Esto también ayudaba a que las abuelas se reunieran para cocinar en grupo y compartir ingredientes, intercambiar recetas y enseñar a las más jóvenes los secretos de la cocina tradicional gallega.