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Nueva noche de magia y fútbol en el municipal vigués, que hizo sonar su 'Oliveira' entre focos y gradas llenas y a la altura de la recepción de uno de los grandes de La Liga. Los de Giráldez querían aprovechar las buenas sensaciones tras la victoria europea cosechada esta misma semana ante el PAOK y esto se notó en el campo. Sin embargo, hubo errores y se pagaron caros pese a quedarse los madrileños con uno menos en el campo durante más de medio encuentro.

El ambiente festivo sufría un primer e importante revés apenas en el transcurso del minuto siete del partido. Tratando de despejar el balón Carl Starfelt -si bien no era fácil- lo empujaba hacia las redes de Radu. Esta acción marcaría el devenir de la noche.

Los madrileños, por su parte, no exhibieron en Vigo el músculo que sí logró acoquinar a otros equipos de la competición. Giráldez advertía hace apenas unos días que se trataba del equipo "más en forma de La Liga"; sin embargo, las llegadas a la portería rival por parte de los colchoneros fueron escasas y las jugadas poco fructíferas.

Nuevamente, el genio de Moaña aparecía para igualar el pulso. Iago Aspas celebraba sus 533 partidos vistiendo la camiseta celeste con la mejor de las hazañas: Anotando un gol en el 68 que devolvía la fiesta a las gradas. En un centro de Mingueza -siempre dispuesto a regalar tantos-, el moañés perfilaba el primer tiro del Panda para demostrar que había equipo.

El final de fiesta ya empieza a ser conocido en Balaídos. Los de Vigo fueron capaces de arrinconar al Atlético, pero no de dar la vuelta a un 1-1 que empieza a sonar maldito.