El Español
Quincemil
Economía
|
Inmobiliario

A la venta una impresionante propiedad del siglo XVII con una finca de 100.000 m2 a orillas del Miño, en Pontevedra

El edificio era en origen una torre defensiva en la frontera con Portugal, aunque la parcela ha crecido y alberga ahora más construcciones, hasta una piscina y pistas de tenis
Fachada del Pazo dos Correa, en Tomiño (Pontevedra).
idealista
Fachada del Pazo dos Correa, en Tomiño (Pontevedra).
Ofrecido por:

Existen dos tipos de construcciones que permiten adivinar de un solo vistazo que un paisaje está en Galicia: los hórreos y los pazos. Los primeros son el emblema del rural gallego, destinados históricamente al almacenamiento de recursos agrícolas como el maíz, aunque en la actualidad muchos de ellos sean ya solo elementos ornamentales en las fincas e incluso algunos se han rehabilitado para acoger pequeños alojamientos turísticos. Por otro lado, los pazos son el símbolo de la hidalguía.

A lo largo y ancho de la comunidad gallega se encuentran en torno a 900 pazos, de los cuales 185 están ubicados en la provincia de Pontevedra, según se desprende del Inventario do Patrimonio Etnográfico de Galicia. Estas construcciones se asentaron durante los siglos XVII y XIX para uso residencial de la baja nobleza y casi todas cumplen con la misma estructura: cuentan una villa de grandes dimensiones, dependencias auxiliares (es común la presencia de una capilla dentro de la parcela) y un jardín extenso.

Con el paso del tiempo y el cambio en la sociedad, los pazos han vivido a su vez una metamorfosis. Actualmente, muchos de ellos se han rehabilitado y funcionan como espacios destinados a la organización de eventos, a la hostelería y al turismo. En Vigo y sus alrededores encontramos negocios de este estilo en el Pazo de los Escudos, el Pazo de Cea o el Pazo de Urzaiz y hay proyectos en marcha como el del Pazo da Raposeira, pero aún quedan construcciones palaciegas que buscan una segunda vida: uno de los últimos ejemplos disponibles es el del Pazo dos Correa, en Tomiño.

Una infraestructura defensiva

El Pazo dos Correa se encuentra en la parroquia de Goián, en el municipio pontevedrés de Tomiño, y por esta misma razón es conocido también como Torre de Goián. Su ubicación es privilegiada, en plena orilla del río Miño y a un paso de la frontera con Portugal, y actualmente está a la venta por más de un millón de euros.

Tal y como recopilan los expertos del proyecto Fortalezas (impulsado por la Xunta, el CSIC o la USC, entre otras instituciones), la construcción no se puede vincular a las realizadas "ni por los gallegos ni por los portugueses en Goián durante el periodo de guerra" (Guerra Hispano Portuguesa entre 1640 y 1668 por la independencia de Portugal), sino que se trata, seguramente, de una estructura defensiva de época bajomedieval "que fue incorporada al sistema defensivo que los portugueses construyen tras la toma de 1663".

Sin embargo, a pesar de que en los documentos históricos se hace referencia al lugar como Torre de Goián, el torreón ya no existe y solo se conserva el pazo, construido posteriormente. Muy cerca del Pazo dos Correa hay otros elementos defensivos de la época como el Forte de San Lorenzo o la Fortificación de Nosa Señora da Concepción, cuya forma original se ha perdido casi por completo. Todos ellos conformaban el Conjunto Goián-Vila Nova de Cerveira-Medos junto a otras edificaciones también al otro lado de la frontera, como la Praça Forte de Vilanova de Cerveira (freguesia de Lovelhe).

Según el historiador Francisco Ávila y la Cueva, exponen los investigadores de Fortalezas, el Pazo dos Correa fue quemado por los portugueses en torno al año 1644 y después se reconstruyó.

Así es el Pazo dos Correa

Tras este tumultuoso origen, el Pazo dos Correa terminó albergando un complejo turístico que ha quedado en desuso y busca nuevos propietarios. El edificio está ofertado en la plataforma Idealista a través de varias inmobiliarias a un precio de 1,2 millones de euros. Es una superficie de más de 2.000 metros cuadrados, dividida en dos plantas de unos 700 metros cuadrados cada una de ellas, emplazada en una finca de casi 100.000 metros cuadrados a orillas del río Miño.

El pazo dispone de 20 habitaciones y 20 baños, gran parte de ellas con terraza. Además, en la planta alta está ubicado un imponente porche con vistas al río y los anuncios indican que la propiedad cuenta también con una capilla y otras edificaciones mucho más recientes, situadas en la zona oeste de la finca, con cafetería, ocho apartamentos y una piscina climatizada "con una amplia zona para hacer un spa".

La finca también tiene una piscina exterior, dos canchas de tenis y otras pequeñas construcciones como los graneros y las caballerizas. La propiedad necesita una intensa reforma previa, pero en definitiva, está orientada a acoger un nuevo proyecto turístico, como los propios anuncios indican: "Un lugar idóneo para la instalación de un complejo hotelero de alto nivel".

TEMAS:
Economía