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Celta de Vigo

Un zapatazo de Mingueza deja atrás el drama y salva la primera final de Benítez

El técnico madrileño salvó los muebles gracias al gol del catalán ante el colista y puso en el campo un once sin canteranos 15 años y 676 partidos después
Mingueza celebra el gol de la victoria.
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Mingueza celebra el gol de la victoria.
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A la segunda, Mingueza lo logró. Un zapatazo desde fuera del área del catalán, reconvertido por Benítez en una suerte de centrocampista, se hizo imposible para Maximiano, que había parado todo lo parable, y se coló en la portería tras pegar en el palo. Poco antes, el héroe de ayer había dirigido un contragolpe marrado por la decisión de disparar desde lejos cuando tenía opciones de pase.

Es el reflejo del Celta de Benítez, un equipo que todavía parece en construcción y al que en casa le cuesta la vida sacar adelante los partidos. Ante el Almería era una final, un juicio con jurado para el técnico madrileño, que sacó al césped un once sin canteranos después de 15 años y 676 partidos.

El Celta salió a por el partido desde el principio, aunque los bajones que sufre ponen siempre en riesgo el resultado positivo. Tras salvar el portero del Almería un remate de Douvikas, los andaluces tuvieron la gran y única oportunidad de sembrar el pánico en Balaídos. Bruno Langa probó desde lejos, el balón salió rebotado del palo y regresó al lateral que mandó el balón a las nubes cuando Guaita parecía batido. No tuvo suerte el mozambiqueño que fue expulsado en la segunda parte por una fuerte entrada a Bamba.

Antes de todo esto, Bamba había culminado una buena jugada que arrancó en el córner marcando el que era el primer gol, hasta que el VAR lo anuló por un fuera de juego inicial de Fran Beltrán.

Antes del gol, el ambiente comenzaba a hacerse irrespirable para Benítez. La grada cantó contra él, especialmente en el cambio de Allende que entró por Douvikas, y el partido, aunque controlado por el Celta, se comenzaba a complicar con el paso de los minutos. Lo desatascó Mingueza con el rival ya con diez jugadores en el minuto 73 y poco más le quedó al encuentro.

No sufrió esta vez en los minutos finales ningún ataque de pánico el equipo vigués e incluso Larsen estuvo a un pie de Maximiano de hacer uno de esos goles que la grada recuerda por mucho tiempo, tirando a defensas rojiblancos dentro del área.

Con el pitido final respiraron los más de 18.000 aficionados que sortearon la lluvia y el día laborable para ver al Celta en una final para Benítez que terminó con final feliz.

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