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Del esplendor a la ruina: historia del faraónico monumento a la Marina Universal en Nigrán

Creado hace un siglo por el arquitecto vigués Manuel Gómez Román en memoria de los fallecidos en el mar, el monolito de piedra se sitúa en la península de Monteferro y representa a la patrona de los marineros
Monumento a la Marina Universal en Nigrán.
Monumento a la Marina Universal en Nigrán.

Enmarcado en el corazón de las Rías Baixas y perteneciente a la comarca de Vigo, la localidad de Nigrán conforma uno de los destinos turísticos favoritos entre los viajeros que visitan la costa sur de Galicia. Este enclave marinero abrazado por el océano Atlántico destaca en su litoral por sus kilómetros de grandes y pequeños arenales paradisíacos, así como también por el enorme patrimonio natural e histórico que se extiende en toda su cara interior hacia el Val Miñor. Lo cierto es que algunos de los mayores tesoros del municipio se encuentran ocultos en la península de Monteferro, una lengua de tierra que se adentra en el mar a lo largo de 1,5 kilómetros, ocupando una extensión de más 100 hectáreas rodeadas de acantilados y paisajes de extraordinaria belleza. 

Es precisamente en lo más alto de Monteferro, a unos 147 metros sobre el nivel del mar, donde se alza la curiosa silueta granítica de un enorme monolito que representa a la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen, con el niño Jesús en brazos. Más conocido como el monumento a la Marina Universal o los Mártires del Mar, esta colosal construcción fue creada hace justo un siglo por el escultor vigués Manuel Gómez Román, e inaugurada en el año 1924 durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. Cabe señalar que el monumento en cuestión se levantó en honor a los fallecidos en mar y con la intención de servir de guía para los navegantes que alcanzaban este punto de la costa gallega y eran recibidos en la distancia por esta enorme figura santificada. 

La historia detrás del monolito nigranés

Vista aérea del monumento a la Marina Universal en Monteferro, Nigrán. Foto: Shutterstock

El monumento a la Marina Universal lleva cerca de un siglo levantando su figura a más de 25 metros sobre tierra firme, formado en su conjunto por cuatro coronas de bronce, una pequeña galería precedida por una inscripción latina que reza "Salve Regina Marium" y una estatua dedicada a la Virgen del Carmen con una cruz sobre su cabeza. De hecho, para su construcción fueron necesarios más de 7.000 bloques de piedra dispuestos en forma piramidal. En definitiva, un auténtico santuario pétreo en memoria de los mártires del mar en cuyos laterales todavía pueden leerse varias placas de mármol blanco como la de su cara norte: "Una oración por los navegantes que en la lucha por la existencia hallaron en el mar su sepultura. Por los que han perecido luchando por el honor de su patria o por el ideal. Por tantas tragedias, en fin, sepultadas en el fondo del Atlántico"

Lo más curioso del monumento a la Marina Universal de Nigrán es que la idea de crear este auténtico homenaje en piedra fue propuesta por un cónsul británico llamado Arthur Nightingale tras la Primera Guerra Mundial. En aquellas primeras décadas del siglo XX, este embajador inglés había sugerido levantar en las islas Cíes un monumento en memoria de los marinos mercantes españoles parecidos durante la contienda. Sin embargo, el archipiélago gallego no parecía el mejor escenario para erigir una estructura de dichas características y es por ello que finalmente el lugar elegido fue la península de Monteferro. De este modo, en julio de 1924 tuvo lugar la inauguración de la obra ―la definitiva sería en 1928― y el acto de colocación de la primera piedra del monumento, en la cual participó el capitán general Miguel Primo de Rivera, acompañado de otros generales, ministros y militares como Severiano Martínez Anido, Luis Bermúdez de Castro y Ángel Rodríguez del Barrio. El acto en cuestión también contó con la bendición del Obispo de Tui, Manuel María Vidal Boullón. 

En la actualidad, y tras casi un siglo de vida, el conjunto dedicado a la marina Universal se encuentra en unas condiciones pésimas que lo encaminan hacia la ruina. Las pintadas sobre las paredes y la basura en sus alrededores evidencian el estado de decadencia en el que se encuentra el espacio. Sin embargo, y a pesar de todo, el entorno en el que se enmarca el monumento es uno de lo más visitados de Nigrán debido a las extraordinarias vistas que se abren paso ante la ría de Vigo. Cabe destacar que el enclave en el que se emplaza ha cambiado mucho desde su construcción, rodeado en el presente por varias hectáreas de bosques que impiden divisar la imagen de la Virgen desde el mar.  

Qué más ver y hacer en Monteferro

Vistas desde el columpio de Monteferro. Foto: Shutterstock

Más allá del monumento a la Marina Universal, la península de Monteferro esconde otros tesoros de enorme riqueza natural y paisajística. Sin ir más lejos, en lo más alto del entorno se ubica un mirador natural que ofrece unas fantásticas vistas de la bocana de la ría de Vigo, la ensenada de Baiona, así como las islas Estelas y el archipiélago de Cíes. La panorámica también se extiende hasta el Castillo de Monterreal (uno de los bastiones con más historia de Galicia) y Cabo Silleiro en la cara sur. De hecho, uno de los columpios con las mejores vistas de Galicia se emplaza en el interior boscoso de Monteferro. 

Cabe decir que por su orografía, apenas podremos encontrar arenales en esta península nigranesa, pues la mayoría del terreno se encuentra rodeado de escarpados acantilados a excepción de las playas de Portocelo, Área Fofa y Arribas Blancas. También en la ladera noroeste podremos encontrar los restos de una base militar abandonada con sus antiguos cañones, garitas y barracones erigidos para la defensa costera ya en el año 1940. Además, en las cercanías del destacamento militar se conservan los restos milenarios de un poblado romano entre los que destacan algunas murallas y vestigios de antiguos canales de agua construidos en piedras de pizarra. En resumen, Monteferro constituye una auténtico joya patrimonial que sin duda merece la pena descubrir y conservar. 

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