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Se cumplen 100 días de huelga de Vitrasa: conflicto enquistado y un futuro poco alentador

Sin nuevas reuniones previstas, los trabajadores siguen manifestándose cada mañana mientras desde diversos ámbitos piden la intervención del Concello para que se pueda recuperar la normalidad en el servicio de transporte urbano
Trabajadores de Vitrasa manifestándose en Vigo.
Pedro Davila-EP
Trabajadores de Vitrasa manifestándose en Vigo.
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El día 25 de noviembre de 2023 comenzó una huelga indefinida de los trabajadores de Vitrasa que hoy cumple 100 días y, por el momento, el futuro no es muy alentador. Han sido 13 encuentros, 6 con mediación, entre Comité y dirección que no han terminado de poner punto y final a la huelga, con el agravante de que desde la empresa rompían las negociaciones el martes pasado hasta que los representantes sindicales esté dispuestos a negociar.

Pero el conflicto tiene origen anterior, concretamente en la negociación del convenio colectivo que lleva congelado desde 2020. En marzo de ese año, la pandemia del Coronavirus trae consigo restricciones que dejan a la población en casa durante varios meses y las limitaciones en espacios cerrados se prologan.

Según los datos que ofreció Vitrasa a principios de 2021, en 2020 el servicio de transporte urbano cayó un 42,7%, con descensos del 90,4% y del 79% en abril y mayo, y perdieron un total 9,5 millones de pasajeros. Estas pérdidas llevan a la empresa a reclamar al Concello a finales de año una compensación, después de que el Gobierno local prorrogase el mes de junio de 2020 la concesión del servicio otros cinco años. El juzgado rechazó la solicitud de la compañía, que pedía 19.253.893 euros adicionales, después de que se le hubiesen asignado 5.697.000 euros.

Huelga en O Marisquiño de 2021

En 2021 se producen varias protestas de los trabajadores, que derivan en una huelga durante O Marisquiño de cuatro jornadas. Las razones, según los sindicatos, que no se cumple el convenio e incumplimientos de la jornada laboral, con más de 50.000 horas extras.

En el arranque de la huelga, la empresa, según denunciaron los sindicatos, aseguró que tenían que salir tres autobuses, a pesar de no estar contemplado en los servicios mínimos; el piquete, formado por 12 trabajadores, permitió, finalmente, que saliese uno de los servicios, aunque la empresa no aceptó y no salió ningún vehículo de las cocheras.

El piquete, formado por 12 trabajadores, fue sancionado con una falta muy grave y sin sueldo a finales de octubre de 2023, castigo que finalmente se retiró dentro de la negociación durante la huelga.

Los constantes recortes de horarios y frecuencias fueron lastrando a los usuarios, y en marzo de 2022 Vitrasa se declaró en quiebra por pérdidas de más de 14 millones de euros y les proponen a los trabajadores una reducción temporal de sueldo del 30%. Ese año se siguen produciendo manifestaciones y protestas por parte de los trabajadores.

Se agrava en 2023

Estas protestas continúan en 2023, al tiempo que el conflicto comienza a complicarse. Vitrasa comienza a denunciar ataques a sus vehículos y el 1 de mayo arde un autobús en la Farola de Urzaiz. Por esto serán detenidos una conductora y su pareja.

En septiembre aumentan las manifestaciones y se convocan paros por horas, que siguen lastrando el servicio de transporte, una situación que se ve agravada tras conocerse la sanción al piquete por lo ocurrido en O Marisquiño. Finalmente, se convoca la huelga indefinida para el 25 de noviembre, que tras no lograr desenquistar las negociaciones, se decide continuar unas semanas después.

A pesar de que en enero de este año se llega a un preacuerdo entre Comité y dirección que incluye una subida de sueldo del 2,5%, la asamblea de trabajadores termina rechazando la propuesta, mientras las manifestaciones se hacen ya habituales todas las semanas a primera hora de la mañana en diferentes lugares de la ciudad.

A pesar de que se ha solicitado desde diferentes ámbitos la intervención del Concello, Abel Caballero ha asegurado que se trata de un conflicto privado, aunque acuerda realizar un reequilibrio económico a Vitrasa, cuyo cálculo todavía se desconoce, con el objetivo de que esa cantidad de dinero que llegue a las arcas de la empresa sirva para afrontar las negociaciones con más aire.

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