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Los forenses apuntan que la víctima del crimen de Chapela ya había muerto cuando fue atada

También descartan que el acusado presente "signos psicóticos ni ideas delirantes" y declaran que su inteligencia está "íntegra"
Manuel M.B., acusado del asesinato de su proveedor de cocaína, en enero de 2021 en Chapela.
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Manuel M.B., acusado del asesinato de su proveedor de cocaína, en enero de 2021 en Chapela.
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El juicio por el asesinato de Roberto C.P en enero de 2021 ha continuado este miércoles con las declaraciones de los médicos forenses que realizaron la autopsia del cuerpo y las pruebas pertinentes al acusado, Manuel M.B. Su versión ha desmontado los motivos de salud mental que presentaba la defensa del presunto asesino para pedir su libre absolución (según los expertos, no tiene ninguna patología psiquiátrica de base) y también su coartada, en la que defendía haber dejado viva a la víctima antes de irse de la vivienda.

Según recoge Europa Press, el informe de la autopsia desvela que la muerte de Roberto C.P se produjo por asfixia provocada por "la comprensión del cuello desde atrás y el taponamiento de la boca (y "seguramente" también la nariz"). Las heridas del cuerpo son compatibles con estas dos acciones. Adicionalmente, la víctima presentaba lesiones en la nariz que pudieron ser causadas por un puñetazo, así como otras en el interior de los labios, en el cuello, en los brazos y en las piernas.

Otra circunstancia que han señalado los forenses es que la víctima tenía un problema en la laringe, de forma que el conducto para la entrada del aire era "poco más que el diámetro de un bolígrafo". Esto fue crucial, ya que la "restringida capacidad de respirar" derivada de ese problema, sumada a que tenía la boca llena de comida (estaba cenando cuando llegó el acusado a su domicilio) y la prótesis dental desplazada, fueron "facilitadores" de una rápida muerte por asfixia.

Asimismo, el cadáver de Roberto fue hallado maniatado y amordazado con cinta. Los peritos del Imelga confirmaron hoy que esa cinta adhesiva no presentaba deformidades, lo que, en su opinión, se debe a que Roberto "ya estaba muerto o agonizante, sin capacidad de reacción" cuando se la pusieron. La forma en la que estaba atado hace pensar a los forenses que la intención de Manuel era trasladar el cadáver.

Sin rasgos psicóticos

Por otro lado, los expertos también han echado abajo la condición de trastorno psicótico del acusado. Tal y como expone Europa Press, los peritos del Imelga se entrevistaron en dos ocasiones con Manuel M.B y no detectaron "signos psicóticos ni ideas delirantes", aunque admiten que su personalidad es impulsiva y que tiende a creer que "todo lo que le pasa en la vida es culpa de otros". Con todo, apuntan que su inteligencia está "íntegra".

Además, han explicado que los medicamentos que toma el acusado se consideran antipsicóticos, pero que no se recetan "necesariamente solo para trastornos propiamente psicóticos". Por otro lado, el historial del acusado registra un episodio de este estilo en el año 2010 asociado al consumo de drogas (hecho que sí ha quedado probado en los informes), pero no se volvió a repetir.

Pocos días antes del crimen (que los investigadores sitúan en el 27 de enero de 2021), Manuel fue a una consulta de psiquiatría del Sergas, "donde se reflejó que no había descompensaciones y que estaba siguiendo las pautas de la medicación sin incidencias". Tampoco experimentó problemas en su estancia en A Lama.

"Tranquila mamá, fue una imprudencia"

Durante la sesión de hoy en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, en Vigo, también han declarado testigos de la Policía Judicial que participaron en el registro y detención de Manuel M.B., así como en su vigilancia y seguimiento para conseguir una prueba de su ADN (se extrajo de unas colillas que tiró y que fueron recogidas por policías de incógnito).

De acuerdo con estos testimonios, cuando el acusado presenciaba, ya detenido, el registro de su casa, se presentó su madre y preguntó qué había hecho. "Tranquila mamá, fue una imprudencia", afirmó en ese momento según los agentes. Más tarde, Manuel repetiría durante durante el traslado en vehículo policial a Comisaría que había cometido una imprudencia, pero que había dejado vivo a Roberto cuando se fue de su casa.

Finalmente, los policías han apuntado que en un primer momento Manuel indicó una ubicación falsa de las llaves y el móvil de la víctima y uno de los agentes declaró que el presunto asesino se sentía un "un comprador (de cocaína) de segunda" porque Roberto no le fiaba. Además, ha añadido, tenía el convencimiento de que le suministraba cocaína de peor calidad que a otros clientes.

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