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Tribuna Abierta

Ni son pescado, ni son mejores

El secretario general de Anfaco-Cecopesca aborda la importancia de que los productos 'plant based' de imitación de pescado se presenten al consumidor con una denominación clara y real. Además, desde la asociación del sector mar-industria piden a las entidades responsables que pongan freno a la competencia desleal en este tipo de alimentos
Roberto Alonso
Por Roberto Alonso

Asistimos a una fuerte irrupción en el mercado europeo, y español, de productos "aptos para veganos" que imitan y pretenden suponer alternativas al consumo de proteína animal y muy particularmente, y nos preocupa en Anfaco-Cecopesca, presentados como sustitutos al pescado.

Su estrategia de marketing combina diversos elementos de etiquetado presentación y publicidad, destinados al desplazamiento de preparaciones de referencia utilizadas en recetas habituales, como ensaladas o sándwiches. Si bien hay precedentes, resulta inédita la utilización, tan intensa en estos productos, de menciones explicitas y sugeridas en contra de los productos de la pesca, con la pretensión de asociarlos al cambio climático, al estado de conservación de las especies marinas, e incluso a la "salud" del planeta. Con todo ello, se interpela directamente al consumidor, para sugerir claramente que la elección del producto vegano supone un comportamiento más responsable y, por tanto, más ético.

Muchas son las objeciones a esta estrategia de marketing. En primer lugar, el menoscabo de la credibilidad de la Política Pesquera Común o de los informes globales que avalan en términos globales la salud de los stocks. En un claro aprovechamiento de la reputación de los productos de la pesca sugieren que presentan beneficios nutricionales similares, y por tanto, que la sustitución del pescado y marisco no presenta un efecto sobre el equilibrio global de la dieta. En este ámbito, conviene recordar que hay un amplio consenso científico que considera a los pescados y mariscos, un elemento esencial y no sustituible, en dietas saludables según patrones diversos (dieta mediterránea, dieta atlántica….).

El claro afán de aprovechamiento, asociado al perjuicio de la reputación de los productos de la pesca y acuicultura y el discutible fundamento de sus alegatos, nos dirige directamente a la tipificación de estos comportamientos dentro de los supuestos recogidos en la Directiva europea 2006/114/EC de publicidad comparativa y desleal.

Por si todavía no se habían fijado, son productos de tendencia, el Good Food Institute cifró el mercado alemán en 800 millones de dólares, y multinacionales alimentarias entran con fuerza a su comercialización. Su objetivo está claro, desplazar el consumo de pescados y mariscos de la dieta, pese a suponer un perjuicio del consumidor por la eliminación de estos.

Ante esta situación, llevamos más de un año actuando, no sólo solicitando una intermediación a la Administración española y las entidades de Consumo de las Comunidades Autónomas, sino también ante la propia Comisión Europea o, recientemente, en una audiencia pública del Parlamento Europeo, dentro del Comité de Pesca celebrado en Bruselas, el pasado 29 de noviembre.

Bajando a lo concreto, en interpelaciones a la Comisión sobre este asunto, se alude frecuentemente a los recursos que otorga la regulación en materia de información alimentaria para el consumidor. Sin embargo y en la práctica, el marco legal no parece suficiente para frenar la desinformación, lo cual lleva a solicitar una regulación urgente a escala europea.

El reglamento UE nº 1169/2011 de información al consumidor recoge, en su artículo 7, la necesidad de no inducir a error, especialmente al aludir a la presencia o ausencia de determinados ingredientes como una característica especial o sugerir al consumidor la presencia de un ingrediente por su apariencia, cuando esto en realidad no es así y ha sido substituido. Por tanto, imágenes y menciones alusivas a especies pesqueras tipo "sabe cómo atún", no están en línea los principios de información leal pues pretenden orientar la decisión de compra, hacia un producto supuestamente "mejorado", abundando en elementos emocionales, que apunta a un valor nutricional equivalente. Como se ha indicado, el valor nutricional es inferior y empeora la dieta ante su consumo sustitutivo que pretende. Para ello, basta recordar que no sólo la tabla nutricional de los alimentos es importante, sino el concepto de matriz alimentaria y biodisponibilidad de determinados nutrientes. En pescados tenemos el conocido Omega 3 (EPA y DHA), vitaminas, como B3 o B12, minerales, como selenio, fósforo o zinc, etc. así como una calidad superior de las proteínas por su contenido de aminoácidos esenciales. Los productos veganos de imitación, insistimos; no son sustitutivos, por más que su complejo proceso de elaboración, con la incorporación de distintos aditivos tecnológicos que en algún caso los tipificaría como un ultraprocesado, le otorgue una apariencia "similar".

Un elemento esencial, reconocido en la normativa como imprescindible para la correcta información al consumidor es la denominación del alimento. Un patrón común de estos productos es utilizar, alusiones apenas disimulada a la especie pesquera por el cambio de una letra, como MERLVZA, completada suponemos que para sortear el reproche legal con la mención "plant based", mientras que otros juegan con el imaginario popular, mezclando letras de vegetariano con el pescado, véase, VUNA (Vegetarian tUNA).

Según el reglamento EU 1169/2011, ante una falta de normativa en vigor, deberíamos dar una denominación descriptiva. ¿Y esto qué implica? Que el consumidor debe conocer la auténtica naturaleza de lo que compra, con todas las clarificaciones que necesiten, dentro del conjunto de productos alimentarios. En todo caso, y nos parece una reflexión a propósito de la eclosión de estos productos, somos partidarios de que menciones obligatorias reguladas por la normativa citada, esenciales para guiar la decisión de compra del consumidor, a saber, denominaciones de venta, ingredientes pesos, vida útil condiciones de conservación cuando aplican, sean lo más claras posibles, sin elementos añadidos que distorsionen su percepción.  

Por todo lo expuesto, desde Anfaco-Cecopesca consideramos que se dispone de desarrollo normativo suficiente para la protección a las denominaciones comerciales o de venta de los productos de la pesca y acuicultura, frente a cualquier evocación a las especies pesqueras, puesto que su nomenclatura se recoge de la Organización común de mercados europea de productos pesqueros, 1379/2013, relacionando la especie científica con un determinado nombre comercial. Por poner un ejemplo, no se puede denominar Sardina si no se trata de una especie marina concreta (p.e. Sardina pilchardus). Esto también se recoge en un Real Decreto aplicable a los productos conservados, o incluso a escala europea en los reglamentos de formas comunes de comercialización aplicables a las conservas de sardina y atún/bonito.

En suma, y considerando un posible perfeccionamiento a futuro del marco legal sobre información para el consumidor, no podemos comprender la inacción de las autoridades, toda vez que contamos con una sólida base normativa en materia de principios generales y disposiciones específicas aplicables a la denominación de venta.

Como es lógico, no se puede objetar la comercialización de estos productos tanto en cuanto reúnan condiciones de seguridad alimentaria, pero y al mismo tiempo, consideramos que existen suficientes elementos para una información leal al consumidor, como informar que se trataría de, por ejemplo, un "preparado vegano a base de proteína de guisante" pero nunca de un, por ejemplo, "calamar vegano".

Nuestra interpretación no es nueva, en el reglamento de información al consumidor de 2011 se recoge, en su artículo 36, que debía actualizar para la información sobre productos veganos o vegetarianos. La pregunta, en tal caso, sería, ¿por qué no actúa?

Recordemos un caso precedente, cuando el término "leche", y sus sucedáneos, fue protegido por el tribunal de justicia de Luxemburgo en 2017 ante la evidente confusión del consumidor. Además, actualmente muchos países de la Unión Europea, como Alemania, Francia o Italia, tienen procesos legislativos para "ordenar" la categoría plant based, lo cual deriva a medio plazo en una ruptura del mercado único. En España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ya publicó una nota para prohibir el "pollo vegano".

Esperemos que el trabajo y llamamiento a la acción, por parte de la industria española y europea de pescados y mariscos llegue a "buen puerto", valga la expresión. Pues mientras se discute de "green washing" y "sostenibilidad" de las cadenas alimentarias globales en iniciativas marco de Bruselas, la competencia desleal entre categorías de imitación continúa impactando sobre un consumidor que, motivado por la campaña mediática a gran escala que acaba creyendo lo que no es, que una imitación vegana es mejor para su salud y el planeta.

Si bien en Anfaco-Cecopesca creemos en la innovación y libre competencia, estos productos deben coexistir respetando un ordenamiento jurídico claro, suficiente, y nunca con el objetivo de perjudicar a los competidores con falsos mensajes, o verdades a medias, sin amplio amparo científico. Porque los productos veganos de imitación, ni son pescado, ni son mejores. No aportan el beneficio requerido de la ingesta de pescados y mariscos, más de 4 veces por semana en nuestra opinión, y en una dieta tan reconocida como la mediterránea. Ni son mejores, porque no protegen de la sobrepesca y, además, quien realmente protege los stocks es la cadena pesquera en su conjunto, según las directrices de la Política Pesquera Común y el valor socioeconómico e influencia del complejo mar-industria a escala global.

En definitiva, estas Navidades consumamos pescados y mariscos en fresco o elaborados bajo la forma de conservas, congelados, ahumados, refrigerados, desalados, etc. Son el resultado el esfuerzo de una cadena de valor responsable y comprometida con la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de los recursos, y la correcta información al consumidor, con un retorno económico y social, especialmente remarcable en regiones altamente dependientes de la pesca y su cadena mar-industria. Es una tradición sana y que nos aportará gran felicidad.

Roberto Alonso
Roberto Alonso
Roberto Alonso es Secretario General de ANFACO-CECOPESCA, organización privada con 119 años de historia que agrupa a más de 255 empresas del complejo mar-industria español, incluyendo un Centro Tecnológico de referencia con más de 100 investigadores. En su labor profesional representa y defiende los intereses de sus asociados en la búsqueda de su competitividad empresarial, interactuando con diversos organismos (COM, FAO, OMC) y entidades públicas, participando en los consejos consultivos de la Unión Europea (LDAC, MAC, CCSUD), así como en las asociaciones europeas ESSA, AIPCE, de la cual es Vicepresidente y EUROTHON ostentando su Presidencia. Además, a nivel nacional, es Secretario General de la Federación Española de Asociaciones de Industrias de Transformación y Comercializadores de Productos de la Pesca y de la Acuicultura (FEICOPESCA), de la Asociación Nacional de Fabricantes de Bacalao y Salazones (ANFABASA), de la Asociación Española de Fabricantes de Productos de la Pesca Ahumados (ANAPA), la Asociación Nacional de Fabricantes de Harinas y Aceites de Pescado (ANFAPHES), así como Vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP). Igualmente participa en diversas iniciativas de innovación como la Plataforma Tecnológica Española de la Pesca y la Acuicultura (PTEPA), de la cual es Vicepresidente, o el HUB Datalife, de reciente creación en Galicia, así como colaborando puntualmente en la ejecución y difusión de proyectos de I+D. Ingeniero Industrial de formación, posee un Máster en Innovación Industrial y Optimización de Procesos por la Universidad de Vigo y ha cursado el programa LEAD de la Universidad de Stanford en Innovación Corporativa.