Los fotogramas circulan acelerados por la pantalla. Como el sol en el time-lapse de un atardecer, su cuerpo va menguando y oscureciéndose. Hasta que la última imagen no es un fundido a negro sino la de una persona con apariencia de estatua hercúlea. Bishoi Khella ha condensado en unos segundos un brutal cambio físico, pero la realidad -sin edición ni filtros- esconde dos años de trabajo duro y dieta estricta.

Ese es el secreto para que este empresario canadiense haya bajado de 158 a 74 kilos y que haya dejado atrás aquellas jornadas con comidas de hasta 4.000 calorías. En este proceso ha habido elementos indispensables para alcanzar el cuerpo actual, pero sobre todo hay un ejercicio de constancia. "Lo que dos años de pequeñas ganancias diarias pueden hacer por ti", escribe el protagonista en este rápido vídeo sobre su mutación.

Además de este recordatorio o consejo, Khella se define como "una persona corriente" que quiere inspirar a gente y ofrece trucos para perder peso. En su caso, todo comenzó el 18 de marzo de 2021. El 16 de marzo de 2023 se ve el final del trayecto, aunque siga con una rutina fiel de pesas y a la alimentación cuidada: no hay más que ver cómo los bíceps, pectorales y abdominales han seguido creciendo.

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¿Cuál fue el germen? Según ha contado a diferentes medios especializados, el fusible saltó en un viaje a México. En una entrevista para el diario The Sun, Khella explicaba que se sintió excluido al ver cómo sus compañeros hacían todo tipo de actividades que a él le costaban mucho o directamente no podía. Cuando volvió a casa decidió alterar sus rutinas.

Ya en 2018, apuntaba Khella, tuvo un problema grave de salud. Sin embargo, no fue hasta tres años después cuando decidió coger las riendas y comenzar a entrenar y a comer mejor para mejorar su salud y su composición corporal. Su método, según ha relatado, consistía en encadenar dobles dosis de ejercicio: Khella corría por las mañanas y entrenaba fuerza en el gimnasio por las noches.

Aunque parezca desmesurado, en realidad entrenaba 90 minutos al día, 45 minutos en cada sesión. Además, este sistema favorecía que tuviera energía a lo largo de estos ciclos. Según detallaba, por las mañanas salía a correr lo que podía, ya que al principio apenas lograba aguantar un par de minutos: el resto lo hacía caminando. poco a poco fue llegando a los cinco kilómetros. Ahora ascienden a 10 los que recorre en este trecho y su capacidad para levantar peso en el gimnasio ha aumentado.

Alterar radicalmente la dieta

Khella, que inició este cambio a los 27 años, tenía otro escollo: la dieta. Comía comida para llevar todos los días, incluso había días que sus desayunos consistían en hamburguesas, pizzas o alitas de pollo, sumando hasta 4.000 calorías la mayoría de los días, según describió a The Sun. Su plan en origen era realizar dieta y ejercicio durante 75 días de manera estricta y después dejarlo, pero vio que los resultados eran espectaculares y continuó.

Lo que hacía, comentó, era estipular fases estrictas seguidas de un fin de semana libre de descanso. "Durante esos dos años probablemente me tomé un total de 30 días libres", confesaba Khella. Entre sus objetivos estaba consumir más agua al día y leer 10 páginas de un libro que le servía como desarrollo personal para cambiar su mentalidad. Ahora, los resultados son patentes: no sólo se plantea correr una ultramaratón de 100 kilómetros, sino que luce frente al espejo una 'tableta' de campeonato.